Clembuterol: el "secreto" de la carne contaminada en México

Te presentamos datos sobre la carne contaminada con clembuterol en México, la gravedad del asunto y la omisión de las autoridades para poner fin a este problema.

16 abril 2018
México.

El reporte especial de la revista Proceso (8 de abril de 2018), expone la delicada situación que se vive en México respecto a la producción, venta y consumo de carne contaminada con clembuterol. En este artículo destacaremos algunos de los puntos más relevantes en torno a este problema que trae consigo graves riesgos para la salud.

El pasado 5 de marzo, fue noticia que Saúl “El Canelo” Álvarez, dio positivo por clembuterol cuando se sometió al programa de pruebas voluntarias antes de su próxima pelea, la cual se canceló debido a estos resultados. En realidad, no se trata de un caso aislado, de hecho, varios deportistas mexicanos han reprobado el antidopaje. Tan es así que en marzo de 2014, el Comité Nacional Antidopaje reconoció que “México tiene un serio problema de salud pública por contaminación de alimentos, específicamente en la carne de res por clembuterol”.

El clembuterol                 

Se trata de un fármaco anabolizante para aumentar la masa muscular en un organismo y reducir el contenido graso. El clembuterol posee efectos fisiológicos a los de esteroides anabólicos, empleados para el físico-constructivismo. Por ello, uno de los principales usos es el engorde artificial del ganado para de obtener fácilmente la carne magra, “sin gorditos y más rojita”, a fin de maximizar las ganancias económicas del productor.

Algunos de los efectos de este fármaco, a veces no perceptibles, son: taquicardia e incremento de la presión sanguínea, nerviosismo, inquietud, temblores, sudoración, opresión en el pecho, vómito, dolor de cabeza y náuseas. 

Carne contaminada con clembuterol

El uso de este fármaco para la engorda de ganado comenzó a popularizarse entre productores a mediados de los años noventa, sustentando que el clembuterol mezclado en el alimento de los animales, permitiría lograr más kilos de carne magra en menos tiempo y a un menor costo de producción.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) prohíbe a los países utilizarla para este fin, ya que puede ser particularmente dañina para quienes padecen problemas cardíacos. En México, esta sustancia está prohibida desde el 2002, precisamente por los daños que causa a la salud humana y animal. A pesar de esto, en muchas regiones del país sigue siendo utilizada, de modo que una buena parte de la carne de res que se consume en México está contaminada con clembuterol, algo que no desconoce la Secretaría de Salud.

La Agencia Mundial Antidopaje encargó a las autoridades correspondientes realizar una investigación acerca del clembuterol, en la cual trabajaron en conjunto la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) durante 2014 y 2016. Sin embargo, han mantenido en reserva los resultados. Cabe destacar la labor de indagación que realizaron Proceso, Quinto Elemento Lab y Periodismo Lab, para exhibir la práctica impune de engordar el ganado con el anabólico y revelar con qué facilidad en México se consume involuntariamente esta carne contaminada.

Lo que revelan los estudios realizados  es que basta comer entre un trozo de 250 grs. (una hamburguesa) y 750 grs. (tres hamburguesas) de carne contaminada para que una persona tenga altos niveles de clembuterol, cuyas consecuencias para la salud son imprevisibles.

Según el análisis estadístico de la investigación, el centro del país y los estados del Bajío son las regiones identificadas donde es más severo el problema de producción y consumo de carne contaminada.

“En México continúan identificándose productos cárnicos contaminados con clembuterol en algunas regiones del país, situación que resulta en la posibilidad de que pruebas antidopaje positivas con límites de detección sensibles puedan deberse […] al consumo de carne contaminada con clembuterol.”

Ante este secreto a voces, la Cofepris debe informar abiertamente a la ciudadanía lo que está comprando, sin embargo declara “clasificada y reservada” toda información relacionada con los establecimientos que venden esta carne contaminada, protegiendo así los intereses de productores.

La omisión de las autoridades

El uso del clembuterol para engorda de ganado es un delito federal. La ley impone con multas y penas de cárcel a quien venda, transporte, emplee par engorda y comercie con ganado y productos que contengan esta sustancia. Aunque su uso es muy común, las denuncias por parte de la Cofepris son escasas, sólo hay algunos señalados como culpables que pueden salir en libertad bajo fianza, mas no hay casos de sentencias por traficar o vender clembuterol.

Como lo demuestra la investigación, se han realizado revisiones insuficientes en algunos rastros del país, sólo cuando existe un brote e intoxicados o cuando hay una denuncia ante la autoridad. Pero lo cierto es que tampoco han progresado estos casos “porque siguen investigándose”. En realidad,  faltan acciones puntuales y concisas de las autoridades, quienes conocen lo que está sucediendo,  mas no intervienen en favor de la salud de la población, sino que protegen los intereses de la industria cárnica.

El sello de certificación TIF (Tipo Inspección Federal) representa un estándar de seguridad y sanidad en los productos cárnicos y sus derivados, proporcionado por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica). Entre las funciones primordiales del Senasica está la de cuidar la salud de los animales en beneficio de los consumidores, así como fungir de responsable de reducir los riesgos de contaminación en los alimentos.

De acuerdo con el director en jefe de Senasica, Enrique Sánchez Cruz, 40% de la carne consumida en México proviene de propiedades particulares, o en otros casos de los rastros municipales. El otro 60% de centros TIF. Un dato interesante es que en el país existen 2016 rastros en funcionamiento, de los cuales sólo 122 tienen esta certificación.

En México se venden estos dos tipos de carne de bovino: la que certifica TIF, cuyo mercado son principalmente las tiendas de autoservicio o que se exportan. Si bien estos centros verificados ejercen un control sanitario, tampoco han estado del todo libres de esta sustancia. El segundo tipo de carne es el de animales de rastros municipales o casas de matanza donde no hay control sanitario, y comúnmente se expende en carnicerías, mercados municipales y tianguis. Es decir, la mayoría de la carne de fácil acceso en México es de este tipo, además de que para los produtores representa un 10% más de ganancia por cada res.

“No hay una alerta que diga que es un problema serio. ¿Que sí hay posibilidad de que estés consumiendo (clembuterol)? Sí, la hay. Esa y otras sustancias.”

“Las autoridades, la Coferpis, el Senasica y la PGR han sido omisas a un problema muy grave que todo el mundo sabe: la presencia de clembuterol en la carne. No hay controles suficientes para detener esta sustancia.” Miguel Ángel Toscano, extitular de la Cofepris.

La carne “bien finalizada” es de un color rojo brillante e intenso, con músculos exageradamente voluminosos, que prácticamente no tiene grasa. Ésta es el tipo de carne que prefieren los consumidores, “sin gorditos y más rojita”, seguramente sin conocer su procedencia y su característica principal para lograr esa apariencia “saludable”: clembuterol.

En 2015, surgió una iniciativa para cambiar la Ley Federal de Sanidad Animal de modo que el uso de clembuterol se tipificara como delito grave. Como parte de la propuesta, se incrementarían las penas carcelarias. Sin embargo, concluyó el período de sesiones sepultando así los cambios a la ley.

El papel de los consumidores

Lo anterior deja ver la manera en que se maneja el negocio de la industria cárnica, implementando sustancias químicas indebidas que causan daño tanto a los animales antes de ser sacrificados, contaminan su carne, lo cual, finalmente, repercute en el consumidor.

Muchos estudios, además del que se mencionó en este artículo, han comprobado lo dañino que es el consumo de carne para la salud por los riesgos para ésta; y por el contrario, lo saludables que son las dietas a base de verduras, frutas, cereales y legumbres. Una alimentación así puede prevenir en sumo grado enfermedades como hipertensión, cáncer, obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas.

Ésta es una de las numerosas de las razones por las que conviene replantearse la “necesidad” de comer carne, considerando cómo ésta repercute negativamente en la salud.

Fuente: Semanario de información y análisis Proceso 8 de abril 2018, un reportaje de Beatriz Pereyra

https://www.proceso.com.mx/528738/en-carne-propia-la-pesadilla-del-clembuterol

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