Artistas cancelan actuaciones en SeaWorld después de ver Blackfish

Blackfish, SeaWorld y la reacción en contra de los espectáculos con orcas en parques temáticos.

12 diciembre 2013
United States.

Willie Nelson es solamente uno de los artistas que se están apresurando para cancelar las actuaciones de SeaWorld después de haber visto Blackfish, el documental sobre las orcas que han atacado a sus entrenadores.

Heart son un grupo inusual de revolucionarios. Pero la decisión de los rockeros de cancelar un concierto en el SeaWorld de Florida puede marcar un punto crucial en la relación entre humanos y uno de los más increíbles mamíferos del océano. Esta semana, la banda se unió a Willie Nelson y a los Barenaked Ladies en cancelar sus espectáculos en el parque temático de Orlando después de haber visto Blackfish, una película sobre Tilikum, una orca de cinco toneladas que ha estado involucrada en la muerte de tres personas. Este modesto pero remachado documental ha hecho ondas cada vez más grandes en el estanque desde su estreno en Sundance a principios de este año, con una audiencia de 20 millones de personas que lo han visto recientemente en la CNN. Ahora está en la lista de los nominados a los Oscar.

La situación de Tilikum – soportando violencia por parte de otras orcas cautivas y forzado a entretener a multitudes a cambio de pescado desde que fue capturado en 1983 – está vivamente representada por sus ex entrenadores. La conclusión de la película es ineludible: no tenemos ningún derecho de mantener a estos enormes e inteligentes mamíferos en una prisión paralizante. Nosotros también nos volveríamos un poco psicóticos, sugiere el filme, si estuviéramos prisioneros en una bañera durante 30 años.

Blackfish, un término nativo-americano para referirse a la orca o ballena asesina (miembro de la familia de los delfines), empezó con una premisa inocua: Gabriela Cowperthwaite, la directora, quería examinar cómo las personas se relacionaban con grandes depredadores. Tal y como Cowperthwaite, que vive en California, afirma, ella no es una activista por los derechos de los animales y no tenía intención de hacer una película polémica. “No podría haber sido más ingenua sobre la situación en SeaWorld”, dice. Ella normalmente llevaba a sus hijos mellizos allí como recompensa, como regalo. “Veía a cientos de niños riendo y pensaba '¿Cómo puede algo que hace a la gente tan feliz, ser algo tan malo?' Todos nosotros somos cómplices, empezando por yo misma”.

SeaWorld es lo más hábil de lo que Cowperthwaite ve ahora como circos acuáticos. La compañía posee 12 parques temáticos en Estados Unidos y sus numeritos – orcas saltando al lado de sus entrenadores con luces y música – pueden hacer estremecerse a muchos adultos, particularmente en Gran Bretaña, donde no hay delfines en cautividad. Pero en Estados Unidos más de 11 millones de personas visitan un SeaWorld cada año.

Cuando Cowperthwaite leyó las noticias sobre la muerte de Dawn Brancheau, una entrenadora con experiencia asesinada mientras estaba actuando con Tilikum en el año 2010, se quedó sorprendida por un hecho del que se había informado escasamente: Tilikum había estado involucrado en dos muertes anteriores. “Esta historia se estaba escondiendo a plena vista. Una vez sabes la verdad, tu misión se convierte en contarla. Los hechos son indiscutibles. Ésta es una industria que ha operado sin ser tocada durante 40 años y se domina a sí misma. No hay verdadera supervisión de lugares como SeaWorld”.

Blackfish ha proporcionado una ventana tardía dentro del acuario. La historia de la vida de Tilikum – y de la muerte de Brancheau – empieza con imágenes traumáticas de orcas siendo capturadas para establecer parques como SeaWorld Orlando, fundado en el año 1965. A pesar de que la captura fuera ilegalizada en Estados Unidos en 1972, las orcas seguían siendo capturadas en aguas extranjeras: Tilikum fue capturado cuando tenía dos años cerca de Islandia en 1983. Pasó sus primeros años de vida en un pequeño parque de Canadá. Cuando la entrenadora a media jornada Keltie Byrne resbaló y se cayó a la piscina donde estaban Tilikum y dos orcas hembras en 1991, fue asesinada. El parque cerró y SeaWorld, donde estaban ansiosos por comprar un nuevo macho para la cría, se apoderó de “Tilly”.

La vida de Tilly actuando (y proporcionando esperma para la creación de otras 21 orcas cautivas) es conmovedoramente recordada por parte de los entrenadores, la mayor parte de los cuales empezaron a trabajar en SeaWorld como adolescentes idealistas y amantes de los animales en los años 90. John Jett, quien ahora enseña ciencias ambientales en la universidad, pasó cuatro años de su vida allí en los 90. “Él no tiene vida”, dice de Tilly. “Le golpean y se pasa el día flotando como un gandul – atacado por mosquitos por la noche y quemado por el sol durante el día”.

Las orcas en libertad nadan 100 millas a diario; aquí, ellas viven en piscinas relativamente pequeñas. Juntan a diferentes grupos de individuos pertenecientes a grupos sociales diferentes y se pelean gravemente, rasgándose unos a otros con sus dientes. En piscinas pequeñas, no hay escapatoria de la pelea y, siendo un macho grande, Tilly era continuamente atacado por las naturalmente dominantes hembras.

Blackfish no es una película equilibrada, y su final, que insinúa y da a entender que tendríamos que ver a las orcas en libertad, es problemático, ya que muchos de los barcos para ver a las ballenas tienen un impacto negativo sobre el bienestar de los cetáceos. Pero Blackfish está principalmente desequilibrado por la decisión de SeaWorld de rechazar las repetidas solicitudes de entrevista por parte de Cowperthwaite. Mientras que la estrategia estándar de las empresas grandes es generalmente agazaparse (McDonald's no se enfrentó agresivamente a Morgan Spurlock referente a Super Size Me, por ejemplo), SeaWorld se refirió a Blackfish como “vergonzosamente deshonesto, deliberadamente engañoso y científicamente inexacto” después de su estreno y acusó a los productores de explotar la “tragedia” de la muerte de Brancheau.

En una detallada refutación a los críticos de cine, SeaWorld argumentó que Blackfish afirmaba de forma equivocada que las orcas cautivas eran “maltratadas, intimidadas”, cuando en realidad pelearse es algo natural que también se lleva a cabo cuando están en libertad; que mostraba incorrectamente a SeaWorld “cruelmente” rompiendo las familias de orcas, cuando realmente intentaba mantener a los grupos unidos; y que Blackfish dio a entender con inexactitud que SeaWorld usaba entrenamientos basados en castigos, cuando solamente estaba “reforzando” la “variedad natural de comportamientos” de las orcas. Lo más importante, SeaWorld cuestionó la afirmación de que Tilikum mató después de haber “enloquecido a causa de sus años de cautividad” y argumentó que “todas las pruebas” sugerían que la orca estaba interesada en la cola de caballo de Brancheau y que por eso la cogió y la arrastró al agua, donde se ahogó.

Hay, sin embargo, pruebas creíbles que contradicen las afirmaciones de que Brancheau fue arrastrada al agua por su cola de caballo. Ex entrenadores ven la teoría de SeaWorld como un intento de atribuir su muerte a un “error de la entrenadora”. Después de una larga batalla en los juzgados, la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (Occupational Safety and Health Administration) multó a SeaWorld por una “seria” violación de la seguridad del empleado y le prohibió poner a entrenadores en el agua con las orcas, decisión que SeaWorld está apelando.

Puede que el parque marino diga la verdad cuando afirma que Blackfish exagera la esperanza de vida de las orcas salvajes versus aquellas en cautividad, pero la mayoría de sus refutaciones han sido fácilmente contraatacadas por parte de los productores. Es indiscutible que las orcas en cautividad no tienen ningún sitio a donde huir para escapar de las agresiones y que las orcas jóvenes con dificultades son separadas de sus grupos familiares. ¿Y cuán natural es que una orca salte fuera del agua para tocar objetos en el aire, o dejar que un humano “surfee” sobre su espalda?

Yo tengo más suerte que Cowperthwaite en obtener una respuesta de SeaWorld. Fed Jacobs, vicepresidente de comunicaciones, me cuenta que la empresa se siente impertérrita con el creciente boicot musical. “Parece que esto es una orquestada campaña por parte de los activistas por los derechos de los animales extremistas y no refleja la realidad de SeaWorld como institución zoológica, o la verdadera naturaleza de la opinión pública sobre la exhibición de mamíferos marinos”, dice. ¿Por qué mantiene SeaWorld a las orcas en cautividad? “Por la misma razón por la que cualquier zoo o acuario exhibe a cualquier animal”, dice. “Porque sirve un propósito educativo incalculable, y proporciona experiencias que construyen no solamente la consciencia y apreciación de los animales, sino también una pasión por conservarlos”.

Sin embargo, aún es difícil evitar la conclusión de la mayoría de los expertos y muchos entrenadores: las orcas están profundamente poco adaptadas a vivir en un tanque de agua. “De todos los sitios donde mantener a las orcas en cautividad”, dice Jett, “SeaWorld es el mejor – esta es una afirmación bastante triste. Algunos animales se pueden adaptar a la vida en cautividad, pero las orcas claramente no son uno de ellos. No podemos ni acercarnos a igualar su vida en libertad”.

Toda la indignación por Blackfish es, como de costumbre, un negocio para SeaWorld. Después de algunos descuentos agresivos en los tickets, sus beneficios en el tercer trimestre del 2013 se elevaron a 120 millones de dólares. Jett y Cowperthwaite están convencidos, sin embargo, de que la opinión pública está cambiando. “Yo nunca le digo a la gente que no vaya a SeaWorld”, dice la directora. “Solamente espero que si obtienes algo de la película, entiendas lo que estás viendo cuando un animal actúa para ti. Sólo porque sea increíble y precioso no quiere decir que sea nuestro”.

Will Travers, de la organización caritativa Born Free, cree fundamentalmente que Blackfish “cambiará las actitudes públicas” hacia las orcas de la misma forma que la película Born Free de 1966 hizo hacia los leones. Puede que los publicistas – y la bolsa – sigan la misma trayectoria que los músicos en lo que SeaWorld se refiere. Pero Travers cree que puede que transcurran dos décadas antes de que se prohíba tener orcas en cautividad: él hizo una campaña en contra de los animales en circos hace 19 años y no ha sido hasta ahora cuando el Parlamento Británico ha decidido hacer una legislación en contra de esta práctica.

Los ex empleados de SeaWorld no creen que la empresa entregue nunca sus orcas voluntariamente. ¿Tiene SeaWorld algún plan de dejar de tener a estas criaturas en cautividad? “No”, dice Jacobs. “De hecho, una ballena bebé acaba de nacer en nuestro parque de San Antonio”.

 

Fuente: The Guardian UK

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