Circo Atayde, el primer circo sin animales en México

“Por primera vez en sus 122 años de existencia, el Circo Atayde Hermanos presentará su espectáculo sin animales”: así se leían los titulares de los principales periódicos de la Ciudad de México en el 2010, cuando la familia Atayde, dueña del circo más antiguo del país, presentó en el Teatro de la Ciudad un espectáculo circense tradicional, pero sin animales.

03 octubre 2014
México.

No se necesitó a los majestuosos elefantes, ni la belleza de los leones y tigres, tampoco la gracia de los chimpancés: la función de circo de aquella ocasión transcurrió entre acróbatas aéreos, ilusionistas, payasos, malabaristas, efectos especiales y música. El resultado: cupo al máximo, público divertido y medios de comunicación y crítica especializada hablando de aquella función que los asombró.

En el 2010, el movimiento para la prohibición del uso de animales en espectáculos circenses aún no tenía fuerza; sin embargo, la tendencia mundial del concepto de un circo contemporáneo sin animales estaba dando lugar a una revolución.

El Circo Atayde, el más antiguo y grande de México –surgido en 1888– no podía quedarse atrás; la necesidad de reinventarse parecía inminente, a lo que Alfredo Atayde, director de esta empresa, parecía no oponerse:

“Actualmente en México todavía es legal presentar animales en los circos, pero hay un gran movimiento para prohibirlos y estamos conscientes de que en el futuro va a ser cada vez más difícil trabajar con ellos. Nos preparamos para la llegada de ese momento y es una de las razones para presentar este espectáculo en el Teatro de la Ciudad, probarnos a nosotros mismos que somos capaces de divertir al público sin animales.”  (La Jornada, 1 de abril del 2010).

En aquel año, la necesidad urgente de actualizarse y adaptarse a los nuevos tiempos era para la Familia Atayde una oportunidad para ampliar su público. Así pareció asumirlo Celeste Atayde, coreógrafa y directora de mercadotecnia de este circo, quien en entrevista a un periódico de circulación nacional en aquel año, mostró su interés por captar más seguidores con esta versión de un circo sin animales:

“Una de las cuestiones que más nos interesan, y por las que entramos a un teatro, es que buscamos llegar a nuevos públicos, expandirnos; como circo tradicional ya contamos con un público, pero deseamos generar nuevos espectáculos para nuevos segmentos de la población, un producto diferente para públicos diferentes”. (La Jornada, 1 de abril del 2010).

Teniendo esta filosofía, y sin más que un par de telones que representaban  carpas de circo y el talento de los artistas, el Circo Atayde dio 10 funciones durante el mes de abril del 2010, dejando en claro que quería ser parte de esta evolución. Federico Serrano, director de difusión de este circo, así lo expresó:

“Es un hecho significativo y relevante para la historia de la vida cultural de nuestro país, y en particular para revalorar al circo como una de las artes escénicas. La presentación en el Teatro de la Ciudad abre una nueva etapa en la historia de las artes circenses mexicanas”. (La Jornada, 1 de Abril del 2010).

Y sin duda, Serrano no estaba equivocado, prescindir de uno de los rasgos distintivos de este espectáculo, el empleo de animales, marcaba un parteaguas en la historia del circo en México. Hoy, a 4 años de aquellas funciones circenses, la revolución que iniciaba por aquellos tiempos ya es una realidad en más del 30 por ciento del territorio nacional, donde se ha prohibido el uso de animales en estos espectáculos.

Circos Sin Animales en estos 4 años pasó de ser una simple variante en un espectáculo de circo tradicional a ser una exigencia por parte de los mismos espectadores; pasó de ser una petición de unos cuantos, a ser un tema de agenda política. La sociedad ya lo esperaba, las organizaciones civiles no han parado de trabajar por ello y los circos se enfrentan a un gran reto: reinventarse o morir.

El Circo Atayde lo sabe bien, es por eso que durante su última función con animales ofrecida en la Ciudad de México, el pasado 29 de septiembre del 2014, reconoció nuevamente ante la prensa nacional que la prohibición del uso de animales en sus shows representa una oportunidad de renovarse. Como declaró Celeste Atayde:

“El circo Atayde ha tenido épocas muy difíciles, pero ha cumplido 126 años. Nosotros tomamos esto como los japoneses asumen la palabra crisis, como una oportunidad de presentar nuevos productos a diferentes sectores de la sociedad. Las notas que han salido de que estamos cerrando la empresa y despidiendo gente no son así; de hecho, estamos preparando nuestra temporada de invierno, es gala navideña”. (Milenio, 29 de Septiembre del 2014).

Estas declaraciones esclarecen los rumores del cierre de este circo y los supuestos despidos masivos del personal artístico del mismo, pues la familia Atayde ha prometido reinventarse y volver con toda la fuerza.

AnimaNaturalis ha trabajado de la mano con un equipo de profesionales en materia jurídica y legislativa para apoyar iniciativas legislativas en cada estado del país que prohíban el uso de animales en espectáculos circenses, asegurando que éstas no se contrapongan con ningún artículo contenido en la Carta Magna ni en leyes federales, logrando así que actualmente “Circos Sin Animales” ya sea toda una realidad en 10 entidades del país y en 15 estados más se encuentre en proceso de hacerlo.

Celebramos la apertura del Circo Atayde para esta renovación en su espectáculo, que no solo liberará a los animales del cautiverio y sufrimiento al que son sometidos, sino que además abrirá las puertas a más empleo para cientos de artistas mexicanos en éste y seguramente en muchos otros circos a nivel nacional.

Adicionalmente, hemos ofrecido sumar esfuerzos a todos los circos que decidan renovar su espectáculo, ofreciendo la fuerza y poder de comunicación que ha logrado tener nuestra campaña “Circos Sin Animales” a nivel mediático y social para dar promoción gratuita a estos nuevos espectáculos circenses sin animales, a través de nuestras redes sociales y las celebridades que nos apoyan.

Como organización civil, al igual que ellos coincidimos en no perder la tradición y patrimonio circense de México.

¡QUEREMOS CIRCOS, PERO SIN ANIMALES!

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