Además del gran sufrimiento que esto supone para los animales, su cría intensiva genera más gases de efecto invernadero que todos los transportes en el mundo.
Por tal motivo, la organización internacional de defensa de los derechos de los animales AnimaNaturalis aprovecha la conmemoración de esta fecha para recomendar una dieta exenta de productos de origen animal.
El Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada 16 de octubre, fue proclamado en 1979 por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La finalidad de esta conmemoración es la de concienciar a las poblaciones sobre el problema alimentario mundial, así como fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
Pero, más allá de estas importantes consideraciones, la del Día Mundial de la Alimentación también es una fecha para recordar a los más de 50 mil millones de animales que anualmente son criados, transportados y matados para servir como alimento, así como los millones que son explotados para la industria láctea y los huevos. “En AnimaNaturalis estamos seguros de que si la ciudadanía fuera consciente de lo que sucede en las granjas o en los mataderos consideraría seriamente la posibilidad de dejar de usar a los animales como fuente de alimentación.", explica Daniela Romero, directora de AnimaNaturalis Internacional.
Y es que en la actualidad, la ganadería industrial, que consiste en criar animales intensivamente para satisfacer la demanda por parte de la sociedad de alimentos de origen animal, también ha traído consigo consecuencias muy graves. De acuerdo con el informe titulado ‘La larga sombra del ganado’, presentado por la FAO en 2006, la cría intensiva de estos animales genera más gases de efecto invernadero -procedentes de las heces, gases y eructos de los rumiantes- que todos los transportes en el mundo. Además, para extender pastizales y cultivos forrajeros, la ganadería industrial deforesta más que cualquier otra industria, generando altas cantidades de CO2, erosión del suelo y pérdida de biodiversidad.
Finalmente, cabe destacar que la agricultura animal utiliza más del 70% del agua potable y es la principal fuente contaminante de ríos, lagos, lagunas y océanos, debido a los desechos que produce.
Este mismo informe indica que la mitad de la producción mundial de granos se utiliza para alimentar al ganado. Para producir un kilo de carne se requieren hasta siete kilos de cereales o granos. Por tanto, a la luz de todos estos datos, desde AnimaNaturalis se considera que alimentar a los animales para obtener carne, leche y huevos, en lugar de alimentar directamente a los seres humanos, es derrochar y distribuir injustamente los recursos naturales.
Además, cabe señalar que las principales enfermedades que aquejan a la humanidad (cardiovasculares, obesidad, diabetes, cáncer…) mantienen una importante relación con el consumo de grasas saturadas y toxinas procedentes de alimentos de origen animal. De ahí que la Asociación Dietética Americana sostenga que los riesgos de padecer estas enfermedades son entre un 40 y un 90 por ciento menores en personas vegetarianas.
Y es que está sobradamente contrastado que la alimentación basada en vegetales se erige como una alternativa saludable, respetuosa con los animales y sostenible con el ambiente. Además, representa un gran paso en favor de la erradicación de la hambruna y la desnutrición en países subdesarrollados.
Por todo ello, AnimaNaturalis Internacional hace un llamamiento a los medios de comunicación, a los dirigentes políticos y a la sociedad en general recomendando que tengan en consideración a la alimentación libre de productos de origen animal como una alternativa de nutrición saludable y ética, y que la incluyan en sus hábitos alimenticios, agendas de debate y temas de discusión.
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