Los derechos de los simios

Esta noticia, ampliamente recogida por los medios de comunicación nacionales e internacionales (en la mayoría de éstos con admiración y respeto), ha dado lugar aquí a la aparición inmediata de voces privadas, públicas e institucionales, que básicamente han atacado la iniciativa de forma furibunda, utilizándola además como arma arrojadiza contra el Gobierno, tema político en el que ni vamos a entrar ni tenemos ningún interés en hacerlo. Estas voces han sido rápidas, como era de esperar, y generalmente se han centrado en comparaciones triviales, ridículas y fruto de una total falta de información, como también era de esperar.

Desde la Fundación Altarriba, en primer lugar, felicitamos a "Proyecto Gran Simio", impulsor de esta extraordinaria iniciativa de resonancia mundial, fruto de un trabajo de mucho tiempo, y que cuenta con nuestro total apoyo, y felicitamos a Francisco Garrido por su valentía en llevarla al Congreso.

En segundo lugar, recordamos lo siguiente a todas esas voces que preguntan si "ahora los monos tendrán derecho a un piso de protección oficial" o si "se les van a dar papeles para que sean monos legales":

• Utilizar la situación denigrante y/o desesperada de algunos seres humanos como motivo de guasa, no sólo es de un extraordinario mal gusto, sino también una prueba de la absoluta indiferencia de esas voces ante evidentes tragedias humanas.
• Argumentar que antes hay que preocuparse de los humanos y luego de los animales, es un lamentable desconocimiento de dos realidades: a) quien se ocupa de los animales ya está previamente concienciado de que hay que ayudar a los humanos, y b) defender a los animales pasa por educar a la sociedad, de forma que ésta cada vez será menos cruel con los propios humanos.
• Durante miles de años, los únicos titulares de derechos han sido los Homo Sapiens Sapiens machos, de piel blanca y con nivel adquisitivo o alto rango social dentro de su grupo. Las críticas que estas voces lanzan hoy, y con las que tanto se ríen, son exactamente las mismas que recibieron quienes plantearon por primera vez que el sexo, el color de piel o el dinero no impedían a ningún ser humano ser titular de derechos inalienables. Aquellos argumentos hoy en día nos parecen a todos insostenibles e irracionales.
• Buena parte de estas voces provienen de quienes, durante años o siglos, han mantenido, promovido, consentido o ejecutado actos de crueldad y/o de muerte contra el propio ser humano, por acción o por omisión, lo que entendemos que los inhabilita éticamente para entrar en este tema.

Por último, queremos añadir que este tipo de reacciones se producen siempre que se alza una voz en favor de los animales, olvidando que cualquier iniciativa en contra de la crueldad o el maltrato, y en favor de la solidaridad y el respeto, no puede sino contribuir a que nuestra sociedad esté, en su conjunto, menos embrutecida y más acorde con la necesaria evolución moral del ser humano..

Fundación Altarriba, Amigos de los Animales