Perturbadoras combinaciones de células humanas y animales

En la soleada isla caribeña de San Cristóbal, investigadores de la Universidad de Yale inyectan millones de células cerebrales humanas en las cabezas de monos afectados por el mal de Parkinson.

28 julio 2006
Internacional.

En la soleada isla caribeña de San Cristóbal, investigadores de la Universidad de Yale inyectan millones de células cerebrales humanas en las cabezas de monos afectados por el mal de Parkinson.

En una hacienda de China, 29 cabras corretean mientras células humanas discurren por sus órganos debido a que científicos introdujeron células sanguíneas humanas en embriones caprinos.

La combinación de humanos y animales en nombre de la medicina se ha llevado a cabo durante décadas. Hay personas que viven con válvulas de cerdo en sus corazones y los científicos inyectan rutinariamente células humanas en ratones de laboratorio para reproducir enfermedades.

Pero las investigaciones tienden a volverse cada vez más extravagantes pues los científicos trabajan con cerebros de ratones, monos y otros mamíferos y comienzan a experimentar con el polémico tema de la clonación. Investigadores de la Universidad de Harvard intentan clonar células de embriones humanos en óvulos fecundados de conejos.

Este tipo de trabajos ha desatado protestas de grupos de conservadores y de otras tendencias que temen la desaparición de los límites que diferencian las especies e invocan la imagen de una quimera de la mitología griega, la monstruosa combinación de león, cabra y serpiente.

En su mensaje sobre el Estado de la Nación en enero, el presidente estadounidense George W. Bush hizo un llamado a prohibir la "clonación humana en todas sus formas" y los "híbridos humano-animales", prácticas que calificó como uno de los "más flagrantes abusos de la investigación médica".

Bush no especificó, pero científicos que trabajan en ese campo consideran que por "híbridos" el presidente se refirió a la creación de animales vivos con rasgos humanos y afirmaron que no están produciendo ese tipo de combinaciones.

Otros críticos de ese tipo de estudios proponen la imposición de una regulación más estricta en las investigaciones.

"La tecnología avanza más rápido que la regulación", explicó Osagie Obasogie, del Centro para la Genética y la Sociedad que funciona en Oakland y se opone a la combinación de células humanas y animales.

Sin embargo, los científicos dicen que ese trabajo, con una fuerte intención ética, los ayudará a comprender mejor las enfermedades y posiblemente a curar algunos males físicos. Argumentan que sus estudios jamás resultarán en el nacimiento de un ser vivo, pero les permiten experimentar con enfermedades humanas sin recurrir a seres humanos.

"El presidente tocó un punto neurálgico que todos sentimos", señaló Doug Melton, científico de Harvard que intenta eliminar la necesidad de que las mujeres donen sus óvulos para la investigación de la clonación mediante la creación de células troncales de embriones humanos en óvulos fecundados de conejos.

"La perspectiva de tener animales que sean quimeras es espantosa. No se trata de ese tipo de investigación. Esos experimentos no crean animales, forman células", afirmó.

El estudio de Melton, en caso de lograr sus propósitos, reduciría la necesidad de mujeres donantes, que en el proceso deben tomar fármacos de fertilidad para aumentar la producción de óvulos y someterse a procedimientos invasivos para extraer los óvulos. Pero por ahora no ha conseguido extraer células troncales humanas de los óvulos clonados de conejo.

En tanto, científicos del Reino Unido encabezados por el creador de la oveja clonada Dolly, Ian Wilmut, planean experimentos similares con la finalidad de repetir el éxito de los investigadores chinos con las cabras, el cual fue publicado por la revista Cell Research en el 2003.

"La inquietud por las quimeras y por la combinación de especies podría justificarse en ciertas circunstancias", dijo el investigador Gene Redmond en un mensaje por correo electrónico desde su laboratorio en San Cristóbal, donde estudia el mal de Parkinson a través de la inyección de células cerebrales de seres humanos en monos. "Pero existen fuertes razones científicas para hacerlo en muchos casos y aportar grandes beneficios a la humanidad", adujo.

El trabajo de Redmond es financiado por el gobierno de Estados Unidos, pero el científico trabaja en San Cristóbal porque esa isla y la vecina Nevis tienen una gran población de monos africanos silvestres. El estudio fue concebido para revertir los síntomas del mal de Parkinson con el suministro de dopamina, una hormona del cerebro cuya ausencia es considerada causa de la enfermedad.

"Parece que hay poca o nula oportunidad de que los monos resulten 'humanizados'" debido a la escasa cantidad de células humanas muy especiales que son implantadas, explicó Redmond.

No obstante, las investigaciones similares a las de Redmond son las que más perturban a los críticos.

El especialista en bioética Christopher Scott de la Universidad de Stanford apuntó que "lo que suscita la mayor preocupación ética" son los experimentos que implantan células humanas en cerebros de animales. Hasta ahora, Scott y otros expertos no tienen conocimiento de que ningún investigador haya pensado colocar suficientes células humanas en cerebros animales para conferirles rasgos de humanidad, como las emociones.

En diciembre, por ejemplo, estudiosos del mal de Parkinson en el Instituto Salk de San Diego, California, informaron que habían creado ratones que tenían 0,01% de células humanas después de inyectar a cada uno de ellos unas 100.000 células troncales de embriones humanos, una cantidad que ni remotamente se acerca a "humanizar" a los roedores.

La mayor parte de los científicos argumenta también que la "arquitectura" de las cabezas de los animales no podría soportar un cerebro con una mayoría de células humanas.

Sin embargo, la preocupación por la combinación humano-animal llevó a la influyente Academia Nacional de Ciencias a establecer el año pasado pautas para la investigación de las células troncales.

El informe avaló las investigaciones que mezclan tejido humano y animal por considerarlas vitales en la búsqueda de medicinas y terapias seguras para las personas.

Pero también recomendó que cada institución involucrada en la investigación con células troncales establezca un comité formal y permanente con la misión de supervisar el trabajo, incluyendo los experimentos con la combinación de células humanas y animales.

La academia también recomendó prohibir la combinación de células troncales humanas con embriones de monos y otros primates, pero sin llegar a convencer del todo a los defensores de una regulación formal.

"Nadie quiere un mono con un cerebro que tenga el 95% de células humanas", dijo Obasogie. "Y para garantizar eso se requiere algo más que una recomendación", señaló.

Más información:

Fuente: Univisión

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