Las licencias de caza se desploman un 30% desde 2005

La caza está de capa caída en toda España. Continúa incesante la pérdida de aficionados en todo el país, según ponen de manifiesto las estadísticas sobre licencias que elabora periódicamente el Ministerio para la Transición Ecológica. El número de permisos ha bajado en España un 30% desde 2005.

09 septiembre 2021
Madrid, España.

La caza está de capa caída en toda España. Continúa incesante la pérdida de aficionados en todo el país, según ponen de manifiesto las estadísticas sobre licencias que elabora periódicamente el Ministerio para la Transición Ecológica. El número de permisos ha bajado en España un 30% desde 2005.

Según las últimas cifras disponibles, de 2019, en la actualidad hay en España un total de 743.600 licencias de caza, cifra que está por debajo de la que se registraba en 2015, cuando eran 825.373, la cual, a su vez, ya estaba por debajo de la que se registraba en 2005, cuando había 1.069.800 licencias de caza. La bajada, por tanto, es incesante.

Esta situación es perceptible, por ejemplo, en la comunidad autónoma que, con diferencia, tiene un mayor número de licencias, Andalucía. Allí, la cifra ha disminuido en un 25% desde 2004 y la edad media del cazador ha pasado de 42 a 52 años en el mismo periodo de tiempo, según recoge el Plan Andaluz de Caza, dependiente de la Junta.

En Andalucía, el número de licencias ha pasado de las 300.000 que había en 2004 a poco más de 225.000 en 2019.

El Plan Andaluz de Caza atribuye esta “disminución a pasos agigantados” al “paso de una sociedad agraria a otra marcadamente urbana, donde la percepción de la caza está mediatizada por las malas noticias que se publican en la prensa”. Los medios, afirma el documento, publica informaciones “solo cuando ocurren eventos extraños, negativos y no deseados; los millares de eventos normales no son noticia”, añade.

Uno de los objetivos a corto plazo que figuran en el borrador del Plan Andaluz de Caza, según informa Efe, es crear una “cantera” entre los jóvenes en las aulas. En concreto, apunta a la necesidad de “integrarla [a la caza] en los libros de texto de las ciencias sociales y naturales, junto con otros aprovechamientos humanos realizados en el medio natural, como la agricultura, la ganadería, la pesca y la minería”.

Sube el número de animales abatidos

Sea como sea, lo cierto es que la sociedad parece dar la espalda progresivamente a esta actividad. En cambio, y aunque pueda parecer paradójico, el número de animales abatidos por las escopetas sigue en aumento en España.

En concreto, si en 2005 se cazaron un total de 16.800.000 animales en total, en 2015 la cifra ya fue de 20.922.000. La última estadística hecha pública por el Ministerio para 2019 refleja una cierta tendencia a la estabilización, con algo más de 20 millones de ejemplares, de los cuales 13 millones son aves.

¿Por qué, habiendo menos cazadores, hay más animales cazados? Según han apuntado algunos expertos, cada vez se está imponiendo más el ‘turismo cinegético’ que, a diferencia del cazador tradicional (que volvía a casa con unos pocos animales), puede abatir decenas de ejemplares en un solo día y algunos centenares en un fin de semana.

Ello es debido a sueltas masivas de animales, previamente criados para este fin, en fincas en la que los cazadores pueden encontrar con facilidad una gran cantidad de aves y mamíferos.

Las licencias de caza caen un 30% desde 2005

En la actualidad, más del 80% de la superficie de España está declarada de aprovechamiento cinegético, lo que supone un total de 43,8 millones de hectáreas.

Grupos animalistas, como Animanaturalis, afirman que el número de cazadores reales en España es, pese a la bajada, mayor del que registran las cifras oficiales, porque deben tenerse en cuenta los furtivos que, según este colectivo, siguen actuando sin disponer de los permisos necesarios. A juicio de esta entidad, los furtivos harían “doblar la cifra” oficial.

Tanto ecologistas como animalistas apuntan a algunos efectos negativos de la caza sobre el medio ambiente, como es el uso de plomo en la munición. Animanaturalis señala que “los 300 millones de cartuchos que se disparan cada temporada dejan en el campo 5.000 toneladas de plomo, junto a las cuales quedan esparcidos en campos, montes y riberas gran cantidad de latas, bolsas de plástico y papel de aluminio, dejando en entredicho el manido argumento ecologista de los cazadores”.

El plomo, metal pesado altamente contaminante, provoca un grave impacto medioambiental y provoca la muerte a decenas de miles de aves acuáticas”, añade.

De hecho, la Unión Europea ya ha decidido imponer restricciones al uso de plomo, tanto en la caza como en la pesca, para reducir la presencia de este metal altamente contaminante en los ecosistemas protegidos de la Unión.

Los cazadores se oponen a esta visión que, a su juicio, “criminaliza” la caza. Para ellos, tal y como afirma Juan Pascual en el portal trofeodecaza.com, la caza “es un negocio y un medio de vida para mucha gente, por eso mismo se merece el respeto de todos, como la actividad lícita que es”. Además, “es totalmente imprescindible para mantener el equilibrio en los ecosistemas, en los que el hombre es pieza indispensable”.

En cuanto a las sueltas de grandes cantidades de animales para su caza, “no producen efecto alguno en la spoblaciones silvestres” e incluso “benefician a la biodiversidad de la zona, especialmente a los predadores oportunistas, aliviando la presión sobre las especies salvajes”.

Más de 50 muertos en España al año por disparos de caza

Sin embargo, no ayuda a mejorar la imagen de esta actividad las cifras de personas muertas y heridas que provoca la caza en España todos los años.

El Ministerio de Interior registró en 2020 cincuenta muertes solamente en los nueve primeros meses del año a causa de los disparos de cazadores en los montes, según la respuesta dada a una pregunta parlamentaria.

Más de 600 de personas resultaron heridas o tiroteadas, con mayor o menor gravedad, por los disparos ocasionados por los cazadores entre el 1 de enero y el 6 de septiembre de 2020, y ello teniendo en cuenta los tres meses de confinamiento y la desescalada, donde la movilidad para desplazarse estaba prohibida.

Los datos que obran en poder del Gobierno, sin incluir a Catalunya y Euskadi, porque tienen cedidas las competencias en seguridad ciudadana, incluyen a 554 personas heridas y 51 fallecidos.

Las comunidades que encabezan esta lista son Castilla-La Mancha y Andalucía, con 166 heridos y 12 muertes en el primer caso y 122 y nueve en el segundo. Asimismo, Castilla y León registra 73 heridos y seis muertes.

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