&feature=youtu.be" target="_blank">(ver vídeo), porque su pata quedó estrangulada con la cuerda que se utiliza para inmobilizarlo. Los aficionados trataron inmediatamente de bloquear la visibilidad de lo que ello sabían era un acto de crueldad y que causaba sufrimiento al toro. Colocados estratégicamente, trataron de impedir tanto desde la arena como desde las gradas, que pudiéramos registrar las imágenes.
 
La agonía del toro, amenizada al son de canciones de moda, se prolongó más de 7 minutos, aunque el tiempo reglamentario del concurso era de 30 segundos. Además, uno de los enganches al cuerno no fue bien sujetado y la bola de fuego cayó enfrente de los ojos y morro del toro.
 
Un grupo de espectadores subieron a las gradas donde se ubicaban el equipo de cámaras de AnimaNaturalis, e intentaron de todas formas de evitar que siguieramos grabando. Al mismo tiempo el público empezó a abuchear y exigir que se fueran de la plaza. Pero los miembros de la comisión de fiestas del Ayuntamiento lograron calmar los ánimos y evitar que se repitieran situaciones de violencia como las de Mas de Barberans. 

“Lo que presenciamos no escapa de la normalidad de estos espectáculos, por eso insistimos que la ley debe ser modificada urgentemente y las prácticas con fuego y cuerdas quedar abolidas para siempre, como está sucediendo en otros lugares”, dice Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España. “No importa lo experto que se sea o el apego a la normativa que se quiera ser, la realidad es que el animal sufre y no podemos ser ciegos a eso. Los mismos aficionados lo saben, y por eso intentan impedir que consigamos estas imágenes”, agrega.

El presidente de las peñas taurinas de las terras del Ebro, Ximó Martí, hizo declaraciones de que intentaría prohibir la entrada a estos eventos a todos quienes desearan fiscalizar que el reglamento se cumpliera. Sin embargo, Martín sabe perfectamente que se trata de un espectáculo público financiado con dinero de los ayuntamientos. 

“Hemos presenciado sólo una fracción de los espectáculos celebrados en la región, así que no hemos podido ser testigos de todas las infracciones”, dice Gascón. “Sólo una de las denuncias interpuestas durante el año pasado fue rechazada, lo que nos indica que los abusos son comunes y que estamos haciendo un trabajo que le correspondería a las autoridades que siguen permitiendo este tipo de celebraciones”, insiste.

El tercer toro tampoco pudo ser embolado porque también se enredó con la cuerda. El forcejeo para someterlo duró más de 6 minutos, aunque finalmente optaron por cortar la cortar la cuerda y dejarlo ir. A pesar del trato brutal recibido, se siguió usando al toro para el espectáculo, incluso incitándolo a saltar los obstáculos, sufriendo aparatosas caídas en varias ocasiones.