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En Roma multan a todo aquel que irrespeta a los animales 

           
            Autoridades italianas se han dado a la tarea de inspeccionar el cumplimiento de nuevas normas que protegen a cuadrúpedos, aves y otras especies domésticas. Obligan a los paseos diarios, no darlos como premios en ferias y tampoco se les puede cortar uñas, orejas o cola con fines estéticos

                
                 ARIEL DAVID / AP  
               

      ROMA / ITALIA.- Inspectores de animales de la ciudad de Roma, Italia, se han dado a la tarea de velar por el cumplimiento de nuevas normas que podrían ser una bonanza para el reino animal.

      Esta ordenanza municipal que entró en vigencia a finales de noviembre de 2005 les da a los perros el derecho de paseos diarios y protege a los gatos callejeros. Ordena multas para los romanos que dejen a sus mascotas en un vehículo durante los meses calurosos de abril a octubre, o que confinen a sus peces en las clásicas peceras redondas en lugar de otras del tamaño de un acuario.

      El que transgreda las nuevas normativas podría tener que afrontar multas de hasta 600 dólares.

      Otras infracciones más graves, como usar los animales para mendigar, podrían llevar a la confiscación de las mascotas.

      Francesca Cantalini, una inspectora de la oficina en Roma de los derechos de los animales, manifestó a la agencia AP que "muchos mendigos tienen cachorros. Los compran en el mercado ilegal por unos pocos euros" (...) Los perritos son frecuentemente sedados para que no den vueltas por todos lados, y quién sabe lo que les pasa cuando crecen". De esta forma, Cantalini justificó su labor en pro del bienestar de esas indefensas criaturas.

      Participación policial
      "Los inspectores necesitan la intervención de los policías para que apliquen las multas o confisquen a los animales", dijo Giampaolo Vassallo, del equipo de Cantalini.

      Sin embargo, Vassallo advirtió que ésta es la parte más difícil del proceso, ya que muchas veces han fracasado en los intentos de rescatar mascotas por la falta de presencia policial.

      Ilaria Ferri, titular en Italia de la organización Personas por el Tratamiento Étnico de los Animales (Peta, por su nombre original en inglés), dijo que como resultado de esa falla, la ordenanza municipal representa una "buena intención que permanecerá en el papel", al igual que las numerosas leyes nacionales de Italia sobre los derechos de los animales.

      Destacó que cada año los italianos abandonan a unas 350.000 mascotas, principalmente gatos y perros, a pesar de que existen leyes que lo tipifican como delito.

      Las autoridades romanas insisten en que las nuevas normativas pueden ser una herramienta útil para enseñarles a los dueños cómo respetar a los animales.

      "Es como un manual de instrucciones para todos los dueños de mascotas", expresó Roberta Pinto, directora de la Oficina Municipal de los Derechos de los Animales. "Transmite el mensaje de que los animales son seres vivos y tienen sus derechos".

      Pinto declaró que su oficina está trabajando para coordinar los esfuerzos de los inspectores con la policía municipal y para entrenar a los agentes en las nuevas normativas.

      Reglas
      Entre las prohibiciones incluidas en la ordenanza romana de los derechos animales está la de exhibirlos en las ventanas de negocios de mascotas u ofrecerlos como premios en ferias.

      Los collares eléctricos y de sofocación no están permitidos, como así tampoco cortar las colas, orejas y uñas de los perros y gatos con fines estéticos. También se reconoce legalmente a las "gatúbelas" (mujeres que alimentan a miles de gatos abandonados) y les otorga la autoridad para cuidarlos.

      Con esta normativa la inspectora Francesca Cantalini explicó que "más vamos a educar que castigar a la gente (...) Hablamos con los dueños sobre sus mascotas y con frecuencia tratamos de volver para ver cómo está la situación".

      Prohiben que mendigos los tengan de mascotas
      La inspectora Francesca Cantalini, de la oficina de derechos animales de Roma contó que, en una oportunidad, recorría las calles en los alrededores de la estación central de trenes de esa ciudad en busca de mendigos que tuvieran animales.

      Pronto divisó a una mujer con pañuelo oscuro en su cabeza, arrodillada sobre el pavimento con un pequeño perrito blanco sobre su falda que atraía la simpatía y algunas monedas de los transeúntes.

      Para ella ésta es una falta a la ley que debe tratar de evitarse, debido a la explotación y falta de cuidados que algunos mendigos dan a los cachorros.

      Sin embargo, los inspectores italianos coincidieron en que esta norma tiene sus excepciones. Citaron el caso de un hombre que mendigaba en la Vía Frattina (una de las calles de negocios más caros de Roma) rodeado de cuatro perros.

      El hombre dijo que se llamaba Laszlo y con orgullo mostró una tarjeta del grupo de protección de animales al que pertenecía en su nativa Hungría. Actualmente es un desamparado que vive con Panna, un gran pastor blanco, un boxer llamado Ginzburg y con otros dos perros marrones, Zaza y Bahur.

      Justificando este caso, Cantalini sostuvo que ese hombre "obviamente vive con sus perros y los cuida bien. Están mucho mejor con él que en una perrera repleta (...) Las mascotas están en buen estado e incluso tienen un veterinario", razón por la cual las mascotas no serían apartadas de su cuidador.

      Para las autoridades romanas lo importante es que los derechos de los animales prevalezcan incluso en hogares de pocos recursos como el de Laszlo.