Empresario Taurino de Inca condenado por la Audiencia de Palma

La Audiencia de Palma ha condenado a un empresario taurino de Inca que sustituyó un becerro por un cabestro durante un festejo celebrado en la plaza de toros de esta localidad.

12 abril 2012
Inca, España.

 

Inca, España.- La Audiencia de Palma ha condenado a un empresario taurino de Inca que sustituyó un becerro por un cabestro durante un festejo celebrado en la plaza de toros de esta localidad. A pesar de que inicialmente el juez exculpó al empresario, al entender que la víctima había asumido un riesgo al participar en el espectáculo taurino, la Audiencia aplica otro criterio. El tribunal considera que debe asumir la responsabilidad por haber cambiado el animal del festejo y haber sustituido un becerro, que no puede tener más de dos años, por un cabestro, un animal cuyo peso ronda los 450 kilos.

Esta demanda la presentó un hombre que resultó gravemente lesionado al ser alcanzado por el cabestro. La víctima participó en el festejo y fue arrollado por el animal. La sentencia no especifica de qué forma se produjo la cogida. Se limita a indicar que las lesiones que padeció le obligaron a permanecer nueve días en un hospital y tardó un mes en recuperarse, aunque no del todo. La cogida le ha ocasionado secuelas fisiológicas y un perjuicio estético. Por estas lesiones percibirá ahora la cantidad de casi seis mil euros, que tendrá que abonar el empresario taurino a través de las dos pólizas de seguros que tenía contratadas.

Este incidente se produjo el 30 de julio de 2005 en Inca. La sentencia señala que hay muchos textos legales que señalan que las personas que participan en estos festejos son conscientes del peligro que corren, y que el organizador no tiene ninguna responsabilidad si se produce un accidente, salvo que se demuestre alguna acción negligente. Sin embargo, los magistrados consideran que el hecho de que el participante en la fiesta asuma el riesgo no excluye la responsabilidad del organizador cuando se produce alguna negligencia. En este caso, a juicio del tribunal, el demandante asumió el riesgo porque participó en una becerrada, en la que se torea un animal de no más de dos años. Sin embargo, se encontró con la aparición en la plaza de un cabestro, que pesaba unos 450 kilos, que le alcanzó y le provocó estas lesiones tan graves. Explica el tribunal que los cabestros siempre deben estar preparados en los corrales para salir a la plaza, pero no precisamente los días que se celebra un festejo con un becerro. Este animal se utiliza en las corridas, siempre con la orden expresa del presidente, para que salga al coso y se lleve al toro o al novillo a los corrales, una función que está más que especificada en el reglamento taurino.

Sin embargo, en el incidente ocurrido en Inca este animal de casi media tonelada de peso salió al ruedo sin previo anuncio y sin portar el clásico cencerro, que es la señal que advierte de su presencia. En este sentido, el tribunal recuerda que los cabestros son animales solo más corpulentos que los becerros, lo que aumenta la peligrosidad. Esta situación motivó que los jueces hayan condenado al organizador de la fiesta taurina por el accidente.

Para AnimaNaturalis, la defensa de los animales es una causa que involucra justicia, compasión y respeto. Puedes informarte aquí sobre la tauromaquía. 

 

 

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