Cada día hay mil cerdos más en las granjas de Aragón

1.000 cerdos más al día sólo en Aragón. Esa es la media con la que la industria del porcino ha ido añadiendo cabezas a su censo en los últimos dos años. Desde 2014, Aragón ha pasado de contar con 6,3 millones de cerdos a crecer un millón más en este 2017, según los datos que proporciona el Ministerio de Agricultura.

22 octubre 2017
Huesca, España.

1.000 cerdos más al día sólo en Aragón. Esa es la media con la que la industria de la carne de cerdo ha ido añadiendo animales a su censo en los últimos dos años. Desde 2014 la industria ganadera de Aragón ha pasado de contar con 6,3 millones de cerdos a crecer un millón más en este 2017, según los datos que proporciona el Ministerio de Agricultura.

El crecimiento del sector va en camino de sumar el 4% del PIB aragonés. El gran requerimiento tanto nacional como internacional de carne de cerdo, un alimento barato que ya es exportada a destinos como China por algunas granjas con permisos especiales. Durante 2016 las exportaciones desde Aragón de este producto crecieron casi un 50%, lideradas precisamente por el país asiático, que pasó de adquirir 20.000 toneladas en 2015 a 50.000 hasta convertirse en el mejor cliente en este sector de la Comunidad por encima de Francia.

Para dar respuesta a esta demanda en Aragón se ha consolidado el modelo de las granjas intensivas, grandes plantas que requieren de entre 3.000 y 4.000 cerdos para crear un puesto de empleo, y que se han concentrado especialmente en comarcas como las Cinco Villas, La Litera, el Bajo Cinca y el Jiloca y el Matarraña en Teruel. Todas estas comarcas aglutinan en torno al 65% de las más de 3.700 explotaciones que se concentran en Aragón, dando lugar en algunas de ellas a problemas debido a la alta concentración ganadera, como la gestión de purines  y el exceso de nitratos en el suelo.

De los macroproyectos al escaso margen de las granjas familiares

Aragón es el segundo productor nacional de carne de cerdo, cada vez más cerca de la autonomía líder, Cataluña, que cuenta con 500.000 cabezas más. Para hacerse una idea, Huesca, la provincia aragonesa con más implantación cuenta con 3,5 millones de cerdos, una cifra que solo superan dos autonomías, la citada Cataluña y Castilla y León. Ninguna otra comunidad, ni Andalucía, Extremadura o Galicia, también con fuerte implantación, tienen más cabezas que la provincia altoaragonesa.

El sector además ha recibido durante este 2017 varios proyectos industriales que acrecientan su magnitud. Al macroproyecto del grupo Guissona en Épila, que sumará 4.000 empleos cuando esté en funcionamiento, se han sumado también la ampliación del matadero de la empresa Vall Companys en Ejea, que añadirá 200 empleos en 2018, la ampliación también de las instalaciones que tiene el Grupo Jorge en Zuera, recién anunciadas y que elevarán su producción a un sacrificio de 800 cabezas a la hora, y también la inversión que realizará el grupo italiano Pini en Binéfar, donde se ubicará un matadero que también aportará 600 nuevos puestos de trabajo.

Unas cifras, tanto en términos de empleo como en producción, que atisban que Aragón pueda convertirse pronto en un referente ya no solo a nivel nacional sino europeo. “Cuando esté todo en marcha se van a crear dos redes muy fuertes en Zaragoza entre Épila y Ejea y hacia Huesca desde Zuera hasta Binéfar y toda La Litera, una zona donde especialmente necesitábamos nuevos mataderos”, señala José Luis Lavilla, presidente de la Asociación Pecuaria de la provincia de Huesca (Asopeco), que cría sus cerdos en La Litera.

Sin embargo, este crecimiento también tiene su hoja de doble filo para algunos productores, especialmente para los más pequeños. “En zonas de alta concentración ganadera las granjas ya no pueden crecer ni pasar de los 2.000 cerdos. Esto, que por una parte está bien, está ocasionando que granjas familiares no puedan crecer a no ser que sea yéndose varios kilómetros, con todo el gasto que implica”, señala Lavilla, a quien le gustaría que se hiciera una diferenciación entre las granjas destinadas al autoempleo y los proyectos de grandes inversiones. La clave de este problema reside principalmente en el modelo de negocio. “La carne de cerdo es cada vez más demandada, pero también tiene cada vez unos precios más bajos, por lo que las granjas deben ser cada vez más grandes y ampliarse más”, señala el ganadero oscense.

Un crecimiento que también trae problemas

El auge del porcino en Aragón también ha llegado de la mano de algunas protestas. En municipios como Loporzano o el Canal de Berdún grupos de vecinos se han organizado en contra de la instalación de nuevas granjas en su término municipal, unos litigios que en el primer caso se han llegado a judicializar.

Consideramos que para nuestro municipio puede ser perjudicial estas instalaciones porque pensamos que puede lastrar la vía económica del turismo. Estamos próximos a la Sierra de Guara, aquí hay mucho movimiento y casas rurales” explicaba Jaime Seuma, portavoz de la Plataforma de Loporzano Sin Ganadería Intensiva.

Y es que los purines y otros residuos siguen siendo un asunto con el que tiene que lidiar el sector. Su exceso y mala gestión puede causar casos de contaminación de aguas, como por ejemplo ya ha sucedido en el río Tastavins, en el Matarraña, donde un informe de la organización Ecodes reveló que sus aguas superaban desde 2012 los niveles máximos permitidos de nitratos. En la actualidad la DGA tiene en exposición pública el que será el nuevo Decreto de gestión de purines, y que se basa en el uso de plantas centralizadas como ya se está haciendo en localidades como Ejea o Tauste.

Estos sistemas tomarán el relevo a otras vías que hasta ahora se habían probado sin demasiado éxito, como la utilización de los residuos para usarlas en plantas de cogeneración. En Aragón se llegaron a construir con capital público cuatro de estas plantas (en Zaidín, Capella, Peñarroya de Tastavins y Valderrobres), que costaron cerca de 24 millones de euros y apenas dos de ellas entraron en pleno funcionamiento hasta que en 2014 el Estado suprimió las primas que recibían.

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