Almansa prohibió los toros tres años antes que el Parlamento catalán

La Ordenanza Municipal de Medio Ambiente que los rechaza expresamente fue aprobada por unanimidad en 2007.

04 agosto 2010
España.

Tres años antes que Cataluña, la ciudad de Almansa prohibió los toros y cualquier espectáculo taurino en su término municipal. Lo hizo sin levantar la polvareda que ha provocado la prohibición catalana. Sin polémicas, sin escándalos, sin expectación mediática alguna, por unanimidad.

La norma almanseña es sencilla: una ordenanza de medio ambiente en la que, junto a los espectáculos taurinos, se prohíbe y sanciona cualquier tipo de maltrato animal.

La ordenanza la aprobó, en su último pleno, la corporación entonces presidida por Antonio Callado; tanto su grupo, el socialista, como los populares y los independientes votaron a favor.

La tramitación de aquella ordenanza fue tranquila, y nadie hizo tampoco objeción alguna a este asunto, aunque sí hubo numerosas alegaciones a otros aspectos de esta norma municipal en el periodo de exposición pública. Por unanimidad se aprobó la propuesta inicial, en el pleno del 9 de febrero de 2007, y por unanimidad se ratificó el 23 de abril; se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia del 25 de junio de 2007, y actualmente sigue en vigor, sin que hasta el momento nadie haya cuestionado su contenido.

La ordenanza es bastante clara en su artículo 315, el que se refiere a los espectáculos públicos con animales.

Su primer punto indica que "No se autoriza la celebración de espectáculos públicos, fiestas u otras actividades en que intervengan animales en los que se atente contra su dignidad o que impliquen tortura, sufrimiento, crueldad o maltrato o se les haga objeto de tratamientos antinaturales". Pero el que no deja lugar a dudas es el segundo punto es este mismo artículo: "Queda expresamente prohibida la celebración de espectáculos en que intervengan toros y demás espectáculos taurinos".

Sin plaza

La normalidad de esta aprobación se corresponde con la escasa tradición y afición taurina de esta ciudad, en la que, de hecho, ni siquiera hay una plaza de toros estable, a pesar de tratarse de una gran población, de más de 25.000 habitantes, y de tener más que acreditado su gran espíritu festero, expresado sobre todo en sus espectaculares Moros y Cristianos. Sí ha habido en los últimos años un activo movimiento ecologista; en algunos aspectos, Almansa está en la vanguardia medioambiental de la provincia.

En los programas de fiestas almanseños hay todo tipo de actividades, pero en los últimos años no aparecen los toros. Ni toros, ni novilladas, ni rejoneadores, ni encierros ni vaquillas. Hay que matizar que un ingrediente muy popular de las fiestas, en los últimos años, son sus encierros... con toros 'de pega', de los que disfrutan niños y mayores.

Y no es que nunca haya habido toros en Almansa; está documentado que los hubo, a lo largo de los siglos, y los carteles recogían su celebración en la Plaza de Toros de Almansa. Una de las incidencias más relevantes de los últimos años taurinos en este municipio fue la grave cogida que allí sufrió, en mayo de 1972, el torero Dámaso González.

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