• Examina los motivos que te llevan a ayudar a los animales. Elimina con determinación los pensamientos y creencias que contribuyen al desgaste por compasión, y practica aquellos que te ayudarán a combatirlos.
  • Recuerda que antes que amar a los animales te tienes que amar a ti mismo. Cualquiera que sea el móvil que te lleve a trabajar por ellos, tienes que estar seguro de tu amor propio. Si no te cuidas, habrá menos calidad en lo que hagas por ellos.
  • Date el honor que te mereces como uno de los héroes que se encuentran trabajando arduamente en el área del cuidado y protección para los animales. Reconoce y recuerda que en el complicado mundo en el que viven los animales, tú estás siendo parte de la solución. Mereces y debes sentirte orgulloso de lo que estás haciendo.
  • Identifica y trabaja en aquellos temas que te causan dolor. Muchos de nosotros nos sentimos atraí­dos hacia la idea de ayudar a los animales, no sólo porque los amamos, sino también porque hemos sido ví­ctimas de negligencia, abandono o abuso, y el ayudar a otros que han sufrido como nosotros puede estar llenando un vací­o en nuestra vida. Esto puede ser recomendable siempre y cuando no nos neguemos a afrontar y a solucionar nuestro propio dolor. Algunas veces podemos adquirir una adicción inconsciente de ayudar a otros en lugar de ayudarnos a nosotros mismos. No tengas miedo en buscar ayuda profesional. Participa en un grupo de apoyo o algún otro tipo de terapia, pues es natural que necesitemos ayuda para procesar aquellos sentimientos que nos abruman; o necesitamos entender y curar aquellas cosas de nuestro pasado que nos lastiman; o necesitamos ayuda para afrontar las cosas desagradables que vemos al realizar este trabajo. Buscar la ayuda de un especialista cuando te sientas muy deprimido, es como buscar la ayuda de un médico cuando te enfermas.
  • Aprende a defenderte del dolor emocional de otros. Cada uno de nosotros tenemos la capacidad de sentir y expresar una profunda compasión y empatí­a por los animales sin tener que cargar con su dolor. Estamos menos capacitados para ayudar cuando hacemos propios los problemas de otros, ya que esto nos absorbe demasiada energí­a. Permite que los otros vivan su propio dolor y usa tu energí­a para darles tu ayuda y apoyo.
  • Acepta tus limitaciones. No puedes salvar al mundo. Ninguna persona por si sola puede cambiar el problema de la sobrepoblación de animales y encontrar hogar para cada uno, o rescatar a cada uno de los que se encuentran en desgracia. Juntos podemos hacer la diferencia y hacer un mundo mejor. No lo olvides… un animal a la vez. Cuando te sientas abrumado o incapaz de hacer más, pide a otros que te ayuden, y si tienes fe en alguna doctrina religiosa, reza. Mantén un fuerte y saludable sistema de soporte. Busca a personas que compartan tus valores y te ayuden a fortalecerlos.
  • Disfruta la compañí­a de los animales que viven contigo. Siéntete feliz por el amor y el cuidado que les das.
  • Toma parte de tu tiempo para relajarte y hacer las cosas que te gustan. Realiza actividades externas a tu trabajo que te hagan sentir bien. Toma en cuenta que el trabajo que realizas es pesado a nivel emocional, fí­sico y espiritual. Mereces tomar regularmente un espacio de tu tiempo para descansar.
  • Aprende que las emociones fuertes pueden ser toleradas y no es necesario bloquearlas. A nivel emocional el trabajo que realizas con y para los animales, es probablemente el más complejo y desgastante de todos los trabajos de este tipo. Sentimientos fuertes de cólera y rabia, dolor y angustia profunda, y sentimientos de culpa son padecimientos regulares. Por ello, es muy importante que aprendamos técnicas que nos ayuden a afrontarlos y no a escapar temporalmente de ellos. Aunque esto último a veces sea sano y necesario, tienes que aprender a procesar estos sentimientos y liberarlos. Es posible vivir con estas emociones intensas sin sentirnos abrumados, asustados, o con la intención de evadirlos. El sentirte abrumado te lleva rápidamente a fatigarte en exceso y los sentimientos negados tarde o temprano regresarán a ti. Busca técnicas confortables, apropiadas y seguras que te ayuden a expresar tus emociones. Habla sobre tus emociones con alguien que te escuche y no te juzgue. Si te encuentras envuelto en prácticas de eutanasia, considera unirte a un grupo que te ayude a confrontarlo. Escribe lo que sientes en un diario, cartas que no enví­es, poesí­a, artí­culos o a cartas dirigidas a alguna persona o grupo que te este causando enojo por sus acciones. Dibuja tus emociones en un papel. Cuando realmente te sientas muy enojado, expresa tu coraje a un sustituto temporal, hasta que te calmes y tengas la energí­a para explorar lo que esta pasando. Es normal para cualquiera de nosotros experimentar emociones abrumantes cuando buscamos alivio. Algunos de nosotros nos estiramos frente al televisor, vamos de compras, dormimos, hacemos ejercicio o salimos a caminar. También algunas veces es fácil, para algunas personas que están pasando por este proceso, sumergirse en drogas o alcohol para sentir alivio. Sé muy cuidadoso en tu consumo de sustancias adictivas, incluyendo drogas con prescripción medica. Si crees que estás adquiriendo adicción hacia alguna sustancia, busca ayuda ahora mismo. Tú te mereces una vida plena por lo que estás haciendo con los animales. No te pongas en riesgo por el dolor y las adicciones.
  • Aprende y practica herramientas interpersonales efectivas para ayudar en tu comunicación con las personas que integran tu organización y el público. Aunque es cierto que mucha gente está en este campo porque ama a los animales, nosotros tenemos diferentes personalidades que pueden ser causadas por diversos conflictos. Nuestros valores y filosofí­as acerca de qué tan numerosos son los problemas de los animales y cómo son manejados, pueden ser similares pero no idénticos. Compartir el amor por los animales no necesariamente hace que las personas trabajen en equipo de manera productiva. Si nosotros estamos esperando que los otros escuchen y se preocupen por nuestras ideas y lo que nos concierne, todos tendrí­amos la responsabilidad de construir herramientas para saber escuchar empáticamente, influenciar, negociar y supervisar el manejo de conflictos y servicio a clientes.
  • Trátate a ti mismo con "rejuvenecimiento sensorial". Esto es especialmente para aquellos que dí­a con dí­a practican la eutanasia. Los sentidos del olfato, vista, tacto y sonido pueden ser agredidos. Desarrolla un tratamiento intencional para ti mismo con el que puedas disfrutar cosas agradables como: fragancias, música, la compañí­a de tus mascotas o mirar un amanecer. De esta manera podrás compensar a tu cuerpo y espí­ritu por las experiencias negativas que viven regularmente en los cuartos de eutanasia. Encuentra maneras creativas y significativas para aliviar tus sentidos, haciéndote sentir vivo, relajado y bien.
  • Trata de reí­r lo más que puedas, la pesadez de tu trabajo merece ser balanceada con humor y ligereza. Ve pelí­culas cómicas, rí­e con las payasadas de tus mascotas, disfruta los chistes que hacen tus colegas, disfruta tu sentido del humor.
  • Abraza tu espiritualidad. Dí­a a dí­a tómate un tiempo para hacer contacto con tu espí­ritu. Clarifica qué es lo que te hace sentir en contacto con tu espí­ritu verdadero y haz esto regularmente. Ya sea rezando o meditando, convive con tu propia compañí­a animal admirando la vida salvaje, abraza tu propio significado, huele rosas, camina hacia el océano. Necesitas un paseo espiritual y mereces sentirte centrado y pleno. Encuentra confort, fuerza y significado en tus prácticas y creencias espirituales. Los acercamientos psicológicos para manejar el estrés, tienden a ser aquellos que nos ayudan a confrontar las cosas. Esto es una práctica necesaria al final del dí­a para curar el estrés y estar en paz con nuestra propia alma. Abraza tu espiritualidad y criterios espirituales, cualesquiera que estos sean.

Ver parte III: "Explorando mis motivaciones para ayudar a los animales".


Traducido por Luisa Teresa Ruenes