Desde 1995 trabajé con cientos de empleados de albergues, y la razón número uno por la que la gente hace este trabajo es "por el amor a los animales". Sin embargo, aunque esta motivación sea verdaderamente honorable y sincera, puede llegar a tomar un mal rumbo. El amor sincero y la compasión pueden encaminar lazos insanos. La dedicación puede convertirse en codependencia. La empatí­a puede ser contraproducente. El compromiso se puede tornar en sobre compromiso y fatiga.

Una de las cosas más poderosas que podemos hacer es mantener nuestro amor, compasión empatí­a y dedicación sana y viva, tanto para los animales, como para nosotros mismos. Hay que examinar periódicamente nuestros pensamientos y razones para hacer este trabajo.

Dale un vistazo a tus informes y úsalos como una medida para ver cómo tus propios pensamientos y creencias han contribuido tanto al desgaste por compasión, como a la paz interior.

Pensamientos y creencias que contribuyen al desgaste por compasión

Piensa en cada enunciado si se relaciona con el presente, con el pasado o con ambos. Si no es relevante, obvialo.

  • Amo y cuido a los animales más que a mi mismo.
  • Cargo con el sufrimiento de los animales (o me cierro para no sentir nada).
  • Me siento comprometido a salvar a todos, hacer todo bien y resolver los problemas de todos los animales. Siento como si estuviera fallando cuando no lo logro.
  • Nadie más puede hacer lo que hago tan bien como yo o tener el suficiente cuidado de hacerlo como lo hago yo.
  • Por enfocar toda mi energí­a en ayudar a los animales en su dolor y trauma, evito enfrentar, trabajar y curar mis propios problemas.
  • Mi corazón está libre de ser abusivo, negligente o de no querer a los animales, porque yo sé lo que se siente. No quiero herirlos, así­ es que si les doy todo mi amor, posiblemente yo también me sienta bien. Algunas veces siento una fuerte adicción por ayudarlos, resolver sus problemas y sentirme necesitado por ellos.
  • Me cuido y me amo, así­ como lo hago con los animales.
  • Me siento confortable con los animales y les doy mi amor y compasión. Siento gran empatí­a por su dolor, pero no lo tomo como si fuera mí­o.
  • Creo que puedo hacer una diferencia por varios animales con los que tengo contacto. Aunque a veces me sienta triste y decepcionado por mi trabajo, sigo encontrando satisfacción en hacer lo que puedo. Acepto que no puedo ayudar a todos, ya que es un problema más grande que yo. Estoy orgulloso de ser parte de la solución.
  • Me siento útil y bien de ayudar a los animales. Me siento bien por devolverle algo al mundo, ayudándolos. Sé que hay otros que también ayudan. No soy la única persona en esto.
  • Amo y cuido profundamente a los animales y también pongo atención hacia mis propios problemas y sentimientos que necesitan de un proceso y una cura.
  • Estoy al pendiente de las áreas de mi vida que no se nutren, que no reciben amor y cuidado. Todos los seres, incluyéndome a mi, lo necesitamos y lo merecemos.
  • Mientras esto me brinde plenitud para darle este tipo de cosas a los animales, estoy al pendiente de dármelo a mi mismo y ver por mi mismo.

Idealmente la primera parte de enunciados pueden reflejar nuestro pasado y la segunda parte reflejan nuestro presente (y posiblemente también el pasado).

Hace algunos años en una conferencia donde se utilizó este ejercicio una mujer se paró y compartió su opinión. Ella dijo "He estado en este negocio por más de 20 años. Muchos de nosotros comenzamos con los primeros seis enunciados que describen cómo nos sentimos. Después de pasado un tiempo, si tenemos suerte, aprendemos a trabajar con la segunda parte de los enunciados. He visto a mi personal que no puede hacer este cambio y se fatiga en exceso cada vez más. Tenemos que trabajar con la segunda parte de los enunciados o nos volveremos locos." No pude estar más de acuerdo. Y algunos de nosotros necesitamos soporte y ayuda para hacer estos cambios.

Creo que muchas personas vienen al mundo con una habilidad profunda y natural, y con un gran deseo por expresar compasión, empatí­a y amor. Ellos dan a los animales este servicio como un regalo. El hecho de haber estado durante todos estos años cerca de muchas de estas personas, tanto en su vida profesional, como personal, me ha llevado a creer que aquellos que llegan aquí­ para dar su compasión, lo hacen con mayor entusiasmo. Sin embargo, lo que sale a relucir, es que no nos damos ese mismo amor, cuidado y compasión a nosotros mismos. Pareciera como si hubiera una ley para que los voluntarios no aprendan a cuidarse a sí­ mismos, de la misma manera en como lo hacen con los animales.

Ver parte IV: "¿Cuál es la diferencia entre afrontar y curar?".


Traducido por Luisa Teresa Ruenes