Construyendo puentes

"Siempre hay un mañana, y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien" Gabriel Garcí­a Márquez.

Cuando uno es joven, tus prioridades de vida, tus sueños, tus metas, tu espacio se mueve dentro de un pequeño cí­rculo que piensas que es y significa todo. De repente descubres que estás siendo arrastrado por una sociedad despiadada e individualista donde impera el egoí­smo y donde los sentimientos humanos hacia cualquier ser vivo son pisoteados,  donde no existe la compasión. No te explicas cómo la maldad puede propagarse tan rápidamente, y más aún cuando descubres que el autor no es otro que el mismo ser humano. Tratas de huir e ignorar lo que pasa a tu alrededor y cuando ya es tarde,  sólo queda una opción por elegir, continuar siendo un cómplice silencioso y pasivo o intentar hacer algo para cambiar las cosas, para cambiar la vida de alguien.

Tení­a 17 años cuando mis prioridades de vida cambiaron, dejé de ser yo para ser el otro. Fue muy duro, porque hubo un momento que necesité alejarme de todo para poder sobreponerme a situaciones en las que no pude hacer nada, bien porque estaban fuera de mi alcance o porque la balanza se inclinaba para el otro lado y me superaba.
Luego comprendí­ que los que estamos en esta lucha por los animales tenemos que aprender a lidiar con el dolor, como lo hiciera un soldado que se mantiene firme pase lo que pase, que no se deja vencer por el miedo o la desesperanza y está dispuesto a enfrentar y responder a los nuevos desafí­os.

Cierta vez, una persona muy conocida mí­a me pidió que no le mandara peticiones de animales para firmar, porque no creí­a que 100 firmas furean a cambiar la situación de los osos de Tailandia o los toros de España.
Escuché argumentos como estos una y otra vez, unos estaban bien fundamentados y hasta resultaban convincentes, pero ninguno me hizo desistir.  Al contrario, pensé que tal vez esas personas carecí­an de un poder, del poder de creer en algo y en alguien. Porque si miramos los hechos, resulta admirable cómo sin conocernos hemos obtenido muchos logros simplemente con añadir una firma en una petición o apoyar una causa mediante una carta. Esto puede ser un acto movido por la fe, solidaridad, amor, amistad, conciencia, reconocimiento, etc, pero lo importante de ésta nuestra "pequeña acción o aporte" es que estamos construyendo puentes en lugar de muros.

Pienso que no solamente hacemos algo por los animales, sino que también estamos tocando y cambiando vidas para hacer del lugar donde vivimos un mundo mejor, por más que la expresión "un mundo mejor" suene trillada, pero bien dicen que del que muere sabemos si fue un hombre bueno, pero del que nace, ¿qué podemos saber?. Entonces, por los que vendrán, continuemos resistiendo sin dejarnos vencer.

Lenny Arancibia Zerain
[email protected]