La pérdida de los bosques andinos, la deforestación por la ganadería y expansión agroindustrial, la cacería y los mitos de brujas, tienen la cóndor de los Andes en el Libro Rojo de las Aves de Colombia, por su peligro crítico de extinción. Se calcula que no hay más de 150 de esta especie en ambientes naturales.
El cóndor de los Andes (Vultur gryphus), habita por toda la cordillera de los Andes, que se extiende desde las tierras del sur de Argentina, hasta las zonas tropicales de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia. Su plumaje es negro y su cuello está rodeado por un peluche blanco, sus alas son enormes, su tamaño oscila entre los 100 cm a 130 cm en su edad adulta. El macho puede llegar a pesar hasta 15 kilos y tiene una cresta protuberante en la frente, mientras que la hembra tiene un color rojo en sus ojos.
Durante varios años, habitaba en nevados, páramos, zonas secas y bosques altoandinos. No es hábil cazando, busca mamíferos muertos y es por eso que se le cataloga como ave de rapiña y en ciertas ocasiones es confundido con el típico chulo. Es un ave que alcanza a vivir más 60 años y solo mantiene una pareja poniendo huevos cada dos o tres años.
Esta especie, es el único animal que hace parte de un símbolo patrio en nuestro país, pues en el escudo nacional, refleja la libertad, por eso le cóndor aparece con sus alas extendidas al máximo en sinónimo a ella. A pesar de contar con este estatus emblemático en nuestro territorio nacional, el cóndor de los Andes está al borde de la desaparición y ya se ha incluido en el Libro Rojo de las Aves de Colombia por su peligro crítico de extinción, resultado del deterioro de sus hábitats, la expansión de la ganadería extensiva, las industrias agrícolas que están arrasando con los bosques andinos y los páramos, esta deforestación, les ha quitado los lugares para reproducirse y anidar; además de las falsas creencias acerca de los supuestos poderes curativos de su sangre y asociación con brujería y rituales. Han sido víctimas de envenenamiento por parte de los ganaderos, quienes los atraen con cebos envenenados causandoles la muerte en pocos días, a causa de la creencia que el cóndor caza las vacas. Muchos de ellos son encontrados muertos por consumir restos de animales con altas dosis de agroquímicos culta de la agroindustria. Los tendidos eléctricos sobre las montañas, también se han convertido en una gran amenaza para esta especie.
No hay más de 150 ejemplares viviendo en libertad en Colombia, según afirma el Libro Rojo de las Aves de Colombia, se encuentran en sitios como la Sierra Nevada de Santa Marta, la Serranía del Perijá, el Páramo de Cáchira, el Macizo de Santurbán, el Páramo del Almorzadero y la Sierra Nevada del Cocuy.
Es nuestro deber apoyar los programas de protección de estos territorios para evitar que una especie representativa y emblemática de la libertad, se convierta solamente en un recuerdo.
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