Quiero que mi hija viva unas fiestas sin sangre

Hoy me he levantado con un cóctel de emociones. Por un lado nervios por ver cómo mi cuerpo resistía el día, ya que estando embarazada de más de 7 meses, nunca se sabe como va a reaccionar.

06 julio 2017
Pamplona, España.

Hoy me he levantado con un cóctel de emociones. Por un lado nervios por ver cómo mi cuerpo resistía el día, ya que estando embarazada de más de 7 meses, nunca se sabe como va a reaccionar. Por otro lado tristeza porque no te puedes quitar de la cabeza el motivo de nuestra protesta. Y por otro lado, ilusión y felicidad porque es abrumador juntar tantos individuos con el mismo fin: acabar con la tauromaquia.

Cuando llegas al lugar de encuentro, da igual que no conozcas a nadie. Todo son sonrisas y gestos de amabilidad. Todos tenemos ganas de colaborar y gracias a la magnifica organización, siempre ocurre todo tal y como se planea.

Después de unas horas preparando la performance, volvemos a poner los pies en la tierra. Y todos nos emocionamos cuando Yasmina nos recuerda porque nos reunimos, y que apenas a 50 metros esperan esos bellos animales para ser torturados y, finalmente, asesinados.

Empezamos la travesía al Ayuntamiento, y coincidimos con una inmensa cola de gente que espera para ver a los toros en su corredor de la muerte. Nos miran extrañados, pero no pueden sentir nuestra tristeza y dolor. Por eso quizás para ellos únicamente seamos unos "locos"...

Por fin llegamos a la plaza y organizadamente y de la manera más respetuosa posible nos colocamos para iniciar la protesta. Se hace duro, por lo menos para mi, hace mucho calor y el sol nos golpea de lleno. Pero debemos resistir. Por ellos. Porque yo tengo voz, y decido usarla para defender al que no la tiene. Y da igual hacerlo en ropa interior, quizás ésa sea nuestra manera de demostrar a la gente que no existe la vergüenza o el pudor, siempre y cuando se haga visible nuestra misión.

Queda mucho para que esto cambie. No sé si llegaré a verlo, pero yo quiero un mundo mejor para mi hija. Y no dudaré en poner, siempre que pueda, mi granito de arena. Nos vemos el año que viene.

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