Documentamos la novillada inaugural de Las Fallas de València

En medio de la fría tarde del 9 de marzo de 2024, la plaza de toros de València se convirtió en un escenario de horror y sufrimiento para los animales que participaron en la novillada inaugural de la temporada taurina de Fallas. Mientras las nubes oscurecían el cielo y una llovizna persistente acompañaba el ambiente, Afanoso, Bravío, Endiablado, Sanluqueño, Corbecero y Artesano fueron sometidos a una tortura pública en nombre del entretenimiento.

27 marzo 2024
Valencia, España.

En medio de la fría tarde del 9 de marzo de 2024, la plaza de toros de València se convirtió en un escenario de horror y sufrimiento para los animales que participaron en la novillada inaugural de la temporada taurina de Fallas. Mientras las nubes oscurecían el cielo y una llovizna creaba un mabiente triste y tenebroso, Afanoso, Bravío, Endiablado, Sanluqueño, Corbecero y Artesano fueron sometidos a una tortura pública en nombre del entretenimiento y la tradición.

Los jóvenes matadores de toros Alejandro Peñaranda, Samuel Navalón y Alberto Donaire, se alzaron como protagonistas de una tragedia que desencadenó gritos de júbilo y aplausos, mientras la sangre de los inocentes manchaba la arena.

El espectáculo comenzó con Afanoso, un toro de color marrón caramelo, cuya fuerza y vitalidad se desvanecieron rápidamente bajo los golpes y la estocada final. Después de clavarle la espada, el toro se desplomó, jadeando y con los ojos abiertos, una imagen que refleja el sufrimiento final antes de su muerte.

Bravío, con su cuerpo blanco y la cabeza y las patas negras, fue el siguiente en la lista de víctimas. Herido por la lanza del picador, luchó desesperadamente mientras la sangre manchaba sus costados. A pesar de su agonía, continuó arremetiendo, solo para ser apuñalado repetidamente hasta su caída final, que llegó solo después de múltiples estocadas en la nuca.

Endiablado, mostrando una herida profunda desde el inicio, se sumergió en una espiral de dolor y desorientación. Golpeándose la cabeza contra el burladero en su búsqueda frenética de escape, solo encontró más sufrimiento bajo la mano del torero, quien lo apuñaló una y otra vez hasta su colapso final.

Sanluqueño, de pelaje negro, experimentó una muerte prolongada y atroz, convulsionando y escupiendo sangre durante más de un minuto antes de finalmente sucumbir entre aplausos y vítores, una tragedia que solo pareció aumentar el fervor del público.

Corbecero, el más imponente en tamaño, se mantuvo erguido incluso después de caer al suelo, luchando contra su destino hasta el último momento, una resistencia que solo aumentó la crueldad del acto final.

Artesano, luego de ensañarse con el caballo y caer al suelo sin recibir el estoque, experimentó un desenlace igualmente trágico. Parpadeando y moviendo los ojos mientras era llevado a la muerte, su agonía no terminó con el último aliento, sino que continuó incluso después de ser atado para su transporte.

Pero la crueldad no terminó en la arena. Fuera de la vista del público, una sala de matanza improvisada esperaba. En ese lugar, los cuerpos de los toros fueron despojados de toda dignidad, reducidos a trozos de carne para el consumo humano. Una imagen macabra que contrastaba con la celebración que ocurría en la plaza.

¿Qué sucede a los animales durante las corridas de toros?

Durante la lidia, que puede durar hasta veinte minutos, el toro es sometido a una agonía comparable a cualquier caso de tortura. Este proceso no solo causa un sufrimiento extremo y prolongado a un ser sensible e indefenso, sino que lo hace sin su consentimiento, convirtiéndolo en una víctima silenciosa de la crueldad humana.

La lidia se divide en tres tercios, cada uno diseñado para infligir daño físico y psicológico al toro de manera sistemática. En el primer tercio, una puya causa una lesión en los músculos responsables del movimiento de la cabeza, limitando su capacidad sensorial y aumentando el estrés y el sufrimiento del animal.

En el segundo tercio, se le clavan seis banderillas en los hombros y/o la joroba, diseñadas para asegurar que la púa permanezca en su lugar y cause un dolor adicional a medida que el toro se mueve. Estas banderillas agravan las heridas y aumentan la hemorragia, añadiendo a la agonía del animal.

Finalmente, en el último tercio, el matador clava una espada curva con el objetivo de llegar al corazón del toro. Sin embargo, más a menudo que no, la espada causa lesiones en los pulmones y bronquios, llevando a la muerte por asfixia o desangramiento, mientras el toro permanece consciente de su entorno y su dolor.

Incluso si el toro no muere inmediatamente, se procede a la puntilla, donde se secciona la médula espinal para provocar la muerte del animal. Sin embargo, esto no siempre es efectivo, y el toro puede permanecer consciente, moviendo la cabeza y los ojos, mientras sufre en silencio.

Los estudios científicos han demostrado que los toros exhiben comportamientos indicativos de angustia, como el balanceo de la cola y la respiración agitada. Además, análisis posteriores a la lidia han revelado desequilibrios en el pH sanguíneo y niveles de lactato, indicativos de fatiga muscular y sufrimiento extremo.

Iniciativa #NoEsMiCultura

En respuesta a esta problemática, se ha gestado la Iniciativa Legislativa Popular #NoEsMiCultura, una acción ciudadana encaminada a derogar la Ley 18/2013 que ampara a la tauromaquia como patrimonio cultural. Esta ley, promulgada en 2013, no solo perpetúa la práctica de corridas de toros, sino que también limita la autonomía de los municipios y comunidades autónomas para regular o prohibir estos espectáculos, poniendo en segundo plano la voluntad popular y los valores éticos que rechazan la crueldad hacia los animales.

El respaldo de más del 50% de la población española a la prohibición o restricción de las corridas de toros (encuesta de SocioMétrica para El Español, 2019), así como el apoyo de numerosas organizaciones de protección animal y del medio ambiente, subraya la urgencia y pertinencia de esta iniciativa. La ILP, presentada el 4 de enero de 2024 y admitida a trámite por la Mesa del Congreso, representa una oportunidad real para que la voz de la ciudadanía sea escuchada en el ámbito legislativo.

Para aquellos que desean sumarse a esta causa y contribuir activamente al cambio, existe la posibilidad de convertirse en fedatarios/as, es decir, personas registradas para recoger firmas. Para ello, basta con contactar directamente con la Comisión Promotora a través de [email protected], indicando el interés en ser fedatario/a. Esta acción no solo representa una oportunidad para promover el respeto hacia los animales, sino también para fortalecer la democracia participativa y la capacidad de la sociedad civil para influir en decisiones políticas significativas.

En conclusión, la Iniciativa Legislativa Popular #NoEsMiCultura representa un paso crucial hacia una sociedad más justa y compasiva, donde las tradiciones no pueden justificar el sufrimiento y la explotación animal. Si queremos construir un futuro más ético y humano, debemos unirnos en este esfuerzo por abolir una práctica que va en contra de nuestros valores fundamentales de respeto y empatía hacia todas las formas de vida. Para más información y para colaborar, visita www.NoEsMiCultura.org.