La Peligrosa carne y los dones de la Tierra

La cocina vegetariana no es desabrida, sino refrescante, digestiva y sobre todo sana.

28 marzo 2005
Internacional.

La cocina vegetariana no es desabrida, sino refrescante, digestiva y sobre todo sana. Las hierbas de nuestras salsas verdes no son calentadas en exceso ni tampoco tienen substancias que impiden la oxidación. ¡Son pura vitamina!. Un frasquito de salsa de pesto o de ajo silvestre puede mantenerse durante meses en el frigorífico. Son hierbas frescas que enriquecen cada comida y tienen un sabor excelente al usarlas como una especie de mantequilla para el pan.
 
 Lo que en el verano crece en abundancia es preparado cuidadosamente, conservado en aceites finos, y alegra así el paladar en el invierno. Perejil, albahaca o ajo silvestre en aceite saben muy bien con patatas, en platos de cereales, arroz, spaghettis, raviolis, también en ensaladas o simplemente como salsas. Las sabrosas hierbas de la naturaleza son junto con las cebollas una base sana para una comida apetitosa.
 
Quien come mucha verdura vive más sanamente, siempre que coma una verdura sana. Esta contiene todas las sustancias alimenticias que muchos suponen se encuentra sólo en la carne: proteínas, hierro, calcio, vitaminas y oligoelementos. Lo importante es que se aproveche la variedad de las verduras que contienen diferentes sustancias alimenticias en diferentes niveles de concentración. Este es el motivo de que tengamos un amplio abanico de verduras, entre las cuales se cuentan también tipos de verduras que a menudo han pasado al olvido, como pastinacas, topinambur, rabanitos... 
 
¿Por qué nuestra verdura es especialmente sana? Porque no es inflada con abonos de nitratos y tampoco con estiércol o abonos líquidos.
 
Las plantas y los frutos pueden tomarse el tiempo que necesitan para desarrollarse de acuerdo con sus fuerzas de crecimiento y según el reloj de la naturaleza –en consonancia con las energías de la tierra, del agua, del aire y del sol. Entonces las plantas tienen el nivel correcto de agua, la estructura celular adecuada y el aroma propio. Así los tomates son jugosos, pero no aguados, y el comer patatas vuelve a ser un verdadero placer. ¡Es fuerza de vida que se puede saborear!
 
Con estos dones de la naturaleza es fácil renunciar a la peligrosa carne. No por casualidad muchas personas famosas vivieron como vegetarianos, como por ejemplo Sócrates y Platón Darwin y Tolstoi, Nietzsche y Gandhi, Albert Schveitzer y Albert Einstein y muchos más.

Vida Universal
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