Entrevista al Dr. Óscar Horta

Entrevista realizada durante su estancia en México (septiembre 2008)

¿En el ámbito académico percibe usted un gran desinterés por el tema de la consideración moral de los animales no humanos?

Se podría decir que a nivel social existe un gran desinterés por la cuestión. Con todo, yo diría esto de manera algo distinta. Lo que sucede es que el problema permanece invisible, no es tematizado, no es realmente considerado un problema como tal. El ámbito académico reproduce esta actitud. Con todo, en este hay un cuestionamiento algo mayor del tema, y cada vez son más quienes en este campo se ocupan de examinar la cuestión.

¿Qué libros considera básicos para el examen de este tema?


La verdad es que recomendaría un largo listado. Pero bueno, ¡intentaré resumir!
Veamos, en primer lugar creo relevante aclarar lo que considero un error común. Se citan habitualmente como si fuesen los libros de referencia para comprender la cuestión las siguientes dos obras: Peter Singer Liberación animal Trotta, Madrid, 1999 [título original: Animal Liberation: A New Ethic for Our Treatment of Animals, 2ª ed., Random House, New York, 1990] y Tom Regan, The Case for Animal Rights, University of California Press, Los Angeles, 1983.

Esto es claramente equivocado. Ha de abandonarse por completo la idea de que estos libros constituyen las referencias fundamentales. Son libros relevantes, sin duda alguna. Pero junto a ellos habría que apuntar otros igualmente básicos (si no más). En primer lugar, cabe destacar la siguiente obra, publicada también en la década de los ochenta Steve F. Sapontzis: Morals, Reason, and Animals, Temple University Press, Philadelphia, 1987. Ésta constituye un trabajo del máximo interés, del que a menudo no se aprecia su verdadero valor. Y lo mismo sucede con la que es, a día de hoy, la obra más completa dentro de las que han dado cuenta de los argumentos a favor y en contra del especismo antropocéntrico, que es el libro de Evelyn Pluhar Beyond Prejudice: The Moral Significance of Human and Nonhuman Animals, Duke University Press, Durham, 1995.

Por último, me gustaría citar los siguientes libros, que a mi entender son los más importantes en lo que respecta a los posicionamientos prácticos y las estrategias a adoptar en relación a la consideración moral de los animales no humanos en la práctica:
- Gary L. Francione, Rain without Thunder: The Ideology of the Animal Rights Movement, Temple University Press, Philadelphia, 1996; y Animals as Persons, Columbia University Press, New York, 2008.
- Joan Dunayer, Speciesism, Ryce, Derwood, 2004.

Junto a estos hay muchos otros trabajos relevantes, como los de Bernard Rollin, Josephine Donovan y Carol Adams, Andrew Linzey, Mark Rowlands, y otros muchos.

Si alguien pudiese únicamente leer, por ejemplo, tres libros, tal vez recomendaría, para tener una panorámica apropiada de la cuestión, "Liberación Animal" de Singer, "Animals as Persons" de Francione y "Speciesism" de Dunayer.


¿Cuál es su opinión acerca de las distintas estrategias del movimiento antiespecista?


Lo primero que hay que decir es que es básico que se debata sobre las distintas posibles estrategias que pueden ser seguidas para combatir el uso de animales no humanos. Hoy en día no es extraño que se rechace toda discusión al respecto. Esto es, en mi opinión, un grave error, pues así se impide que se reflexione sobre cuáles han de ser las mejores vías de acción a poner en práctica. Hay formas más y menos eficientes de trabajar. Y la idea de que podemos seguir distintas estrategias a la vez no es satisfactoria: si una de ellas es más eficiente que otra, lo razonable no es seguir ambas, sino la que tiene más posibilidades de éxito.

Ya entrando en las estrategias sostenidas hoy en día, considero fundamentalmente lo siguiente. El uso de los animales no humanos, y su consideración legal como objetos, se debe a que son discriminados en un sentido moral. Esto es, a que la gran mayoría de la población es especista, y desea consumir productos de origen animal. Así, la responsabilidad real de los daños que padecen los animales no humanos no es sólo de un cierto grupo de individuos (por ejemplo, los propietarios de ciertos establecimientos donde se explota a estos), sino del conjunto de los consumidores que utilizan productos de origen animal. Por este motivo, ningún cambio significativo en la situación global en la que se encuentran los animales no humanos puede tener lugar en la medida en que continúe tal demanda. Y esta no cesará realmente hasta que el especismo no sea cuestionado. Es por esto que entiendo que la mejor estrategia es la que procede cuestionando el especismo y promoviendo un modo de vida sin usar animales no humanos.

El regulacionismo, la búsqueda de regulaciones en el modo en el que son utilizados los animales no humanos, resulta, a mi entender problemática. Pero el motivo fundamental por el que creo que es así no es (como han sostenido Francione y Dunayer) que sea necesariamente contraproducente por dar la impresión de que lo problemático no es el uso de animales no humanos sino el modo en el que se lleva a cabo. Creo que esta crítica es ciertamente razonable, pero entiendo que el problema fundamental radica en el coste de oportunidad. Conseguir la introducción de regulaciones conlleva un uso de recursos enorme, implica mucho tiempo y esfuerzos. Creo que, tal como está la situación a día de hoy, se consiguen resultados mucho más eficientes dirigiendo tales recursos a la difusión del vegetarianismo y el antiespecismo, que son ampliamente ignorados por mucha gente. Dada la situación actual, lo prioritario es hacer que estas posiciones, y los argumentos que las respaldan, sean conocidos por la opinión pública. Asimismo, creo que no pueden conseguirse grandes cambios en la legislación mientras a la mayoría de la población sigan sin importarle gran cosa los daños que se ocasionan a los animales no humanos.

Por motivos semejantes, considero que otras estrategias, como las que buscan clausurar determinados centros en los que se explota a los animales no humanos no tienen realmente posibilidades de éxito a la hora de frenar el uso de estos. Mientras exista una demanda, la explotación se llevará seguramente a cabo; lo normal será que si un establecimiento es cerrado, otro cubrirá su oferta. Por otra parte, el empleo de acciones no pacíficas pone a una parte de la opinión pública en nuestra contra, por motivos que no tienen realmente que ver con la explotación de los animales no humanos. Esto debería ser evitado. No planteo este argumento por motivos morales, sino básicamente estratégicos.


Latinoamérica presenta rezagos económicos muy fuertes. ¿Cree que esto puede seguir utilizándose como un pretexto para no considerar esta cuestión?

Sería como utilizarlo para no considerar la cuestión del sexismo, el racismo o las agresiones a los niños, lo cual nadie se plantea con rigor. Por otra parte, creo que es de interés considerar que un contexto económico más boyante hace más sencilla la difusión de ciertas ideas sobre todo en la medida en que pueda contribuir a un mayor nivel cultural. Y obsérvese que no hay una relación absolutamente necesaria entre ambos: en ciertos lugares con una situación económica mucho mejor que en Latinoamérica se sigue sosteniendo, de forma absurda, que la evolución no ha tenido lugar en la historia natural. Mi impresión es, en cualquier caso, que el tema está recibiendo una atención creciente en Lationamérica, y que esta irá en aumento.