Los circos usan una gran cantidad de animales: salvajes como tigres, leones, leopardos, elefantes africanos y asiáticos, aves, leones marinos, canguros, focas, monos, chimpancés, etc. y animales domésticos como pollos, gallinas, gansos, perros, gatos, caballos, ovejas, cabras, etc.

Estos animales están en los circos para ejecutar números "artísticos"  o de entretenimiento, en los que aprovechando sus capacidades y habilidades naturales, son obligados a ejecutar todo tipo de bailes, saltos, piruetas, coreografías en solitario o con otros animales, etc. La mayoría de estos comportamientos son totalmente antinaturales y ajenos a la especie de animal de que se trata: osos o aves "bailarines", elefantes parados en dos manos, grandes felinos que saltan aros de fuego, cerdos que se lanzan al vacío para caer en una minúscula piscina...

Los animales en los circos viven una vida de dominación, confinamiento y entrenamiento violento. A pesar de que los circos siempre reclaman lo contrario, los entrenadores usan métodos abusivos para entrenar a los animales y así dominarlos por la fuerza para que ejecuten los números. La rutina es el entrenamiento mediante golpes y amedrentamiento de los animales sirviéndose de cuerdas, collares, bozales, mangos eléctricos, látigos y ganchos metálicos, que son herramientas típicas del entrenamiento y actuación de un circo. Esto debe mostrarnos que los animales están siempre siendo obligados a actuar. Ellos no lo hacen porque quieren: lo hacen porque temen los castigos que les darán si no actúan. Algunos garfios y ganchos metálicos están discretamente diseñados para dar golpes eléctricos (llevan unos dispositivos ocultos en la parte que se manipula el bastón), por lo que el público o quien no sea el manipulador del animal no podrá darse cuenta de que lo están electrocutando. Algunos entrenadores, sino todos, suelen decir que utilizan métodos positivos como el refuerzo y las recompensas, pero muchas veces estos se dan también bajo situaciones abusivas: premiar con comida sólo funciona en animales hambrientos, por mencionar un abuso típico de los entrenamientos circenses.

Mientras los animales realizan su número en la pista obedecen las órdenes verbales de los entrenadores sólo porque éstos llevan en su mano, visiblemente, los garfios o látigos. En los entrenamientos ya han aprendido "quién manda" y si desobedecen una orden saben que recibirán un fuerte y doloroso castigo. Se ha visto a entrenadores que, antes de entrar a la pista y fuera de la vista del público, golpean violentamente a los animales como una señal de advertencia para recordales quién es el jefe y asegurar así que los animales ejecuten las rutinas en el show. Existen diversos videos de cámara oculta que denuncian el maltrato y la violencia con que se trata a los animales en los circos. El último fue presentado hace poco por People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), donde se ve a los elefantes de un circo siendo golpeados hasta sangrar con ganchos metálicos. En otra investigación de PETA, se veía cómo los entrenadores disimulaban las heridas de los elefantes con un polvo llamado "Wonder Dust", que tenía coloración similar a la piel de los elefantes.