Siam Park “atracciones” humanas: cárceles de animales

A finales de julio me fui de vacaciones a Tenerife con mi familia, muy entusiasmada por visitar el Siam Park, un parque acuático con muy buena reputación especialmente por sus espectaculares y enormes atracciones acuáticas. Esta fue mi experiencia.

07 septiembre 2022
San Roque, España.

A finales de julio me fui de vacaciones a Tenerife con mi familia, muy entusiasmada por visitar el Siam Park, un parque acuático con muy buena reputación especialmente por sus espectaculares y enormes atracciones acuáticas.

A simple vista, ni en los carteles principales ni en la página web mencionan nada sobre animales salvajes dentro del parque, aunque si bien es cierto que al lado de este se encuentra el Loro Parque, (creo que de los mismos propietarios), el cual su actividad principal es el ingreso de dinero a costa de explotar animales salvajes.

Mi experiencia en el Siam Park

Me encontraba esa mañana sinceramente feliz y despreocupada asumiendo no tener algún tipo de sorpresa o enfrentamiento por los derechos de los animales. Sin embargo, nada más entrar, empecé a ver carteles sobre espectáculos de leones marinos, asunto que me desconcertó muchísimo pero pensé que anunciaban un espectáculo del Loro Park y así atraer más clientes y, aunque andaba refunfuñando y con ese amargor que te regala la impotencia de encontrarte día a día con abusos hacia los derechos de los animales, la presión de mis amigos me hizo seguir adelante e intentar disfrutar de este día de vacaciones.

Una de las atracciones que más ilusión me hacía subirme es la de “Tower of Power”, atracción principal del parque y por la que es mundialmente reconocido el Siam Park. Es por eso que quedé en shock al descubrir que en esta atracción pasas a través de un túnel-tobogán rodeado por un “gigante” acuario que contiene animales como varios tipos de tiburones e incluso mantarrayas. Pero más sorprendida quedé cuando comprobé que había al menos cuarenta y cinco minutos de cola, que ese tiempo de cola suma mucha, muchísima gente de pie esperando y andando pasito a pasito lentamente; que en su mayoría eran chicos y chicas jóvenes, y que ni uno de ellos se echaba atrás al ver el acuario... al ver a los tiburones y a las mantarrayas siguiendo sin rumbo el mismo recorrido infinito una y otra vez,

Y como ya supondréis, esa no es la única atracción que “te hace disfrutar” a costa de los animales salvajes, sino que incluso hay otra atracción apta para los más pequeños que también pasa por el mismo acuario: una atracción familiar donde te montas en grandes donuts y vas paseando tranquilo y en familia por ríos con gran vegetación simulada a los lados: En uno de sus tramos pasas por el acuario lo que significa que los niños pequeños podrán ver a seres vivos, como nosotros, encerrados en cárceles... cárceles que en lugar de rejas tienen paredes de cristal y que en lugar de un frío suelo de metal están decorados con miles de colores, pero cárceles de igual modo. Y Siam Park está haciendo que una cárcel (porque por mucho que lo intento no encuentro otro nombre más acertado para describirlo), se disfrace de paraíso, se disfrace de resort de lujo, haciendo pensar a las futuras generaciones que eso está bien y que los animales son felices allí.

De hecho, no es solo en esas supuestas “atracciones” donde podemos encontrar animales. Al ir caminando por el parque puedes encontrarte grandes lagunas artificiales con miles de peces naranjas e incluso cisnes negros, dando vueltas y vueltas recorriendo esos infiernos llamados “hogares” ya que no tienen otra cosa que hacer en toda su vida.

La gota que colmó el vaso

La gota que colmó el vaso fue cuando, ya casi a la salida, vi a un león marino en un pequeño espacio de agua. Éste estaba entrenado para mostrar los trucos que le habían enseñado, pues daba vueltas alrededor del estanque, boca arriba y echando un chorro de agua por la boca. Es casi imposible describir la tristeza que reflejaba su cara, indiferente sobre lo que estaba haciendo o por qué lo hacía, simplemente esperando a que el parque cerrara para recibir un par de pescados como merecido premio. La profundidad en sus ojos y la desgana con la que se movía demostraban la añoranza que debía atesorar dentro, añoranza de su hogar o, si había nacido en cautividad, la añoranza a aquello que ni siquiera sabe que existe, a su familia, a su libertad. Su mirada decía a gritos que sabía que esto no estaba bien y tenía razón, aunque todos aquellos humanos que lo miraban y aplaudían no se dieran cuenta, o no quisieran darse cuenta. A veces, aunque en el fondo sepamos que algo no esta bien, es más fácil convencernos a nosotros mismo de que sí que está bien, de que no tenemos la culpa, en lugar de intentar cambiar las cosas.

Al volver a casa investigué un poco y descubrí que el Siam Park no está solo habitado por estos animales que pude ver personalmente, sino que también incluye cocodrilos y 30.000 murciélagos. Más animales sufriendo cada día, tanto físicamente -al estar fuera de sus hábitats- como psicológicamente.

Me puse manos a la obra y profundicé en la web del parque, y descubrí que si pulsas en el apartado de “Atracciones” y ahí haces click en “Tower of Power”, podéis comprobar cómo en la descripción detallan lo siguiente: “Si te gusta la adrenalina pura no puedes perdértela! Un tobogán de 28 metros de altura donde podrás alcanzar una velocidad de hasta 80km/h para acabar el recorrido viendo un acuario gigante de tiburones y mantas” Esto, sin lugar a dudas, demuestra que asumen a estos animales, animales vivos, como parte de una atracción.

Siam Park es una cárcel camuflada por un espeso humo de atracciones

Me resulta increíble que un parque tan bonito como lo es el Siam Park, reconocido por haber ganado ocho veces consecutivas el premio al mejor parque acuático del mundo por los Travellers Choice Award, tenga animales salvajes encerrados en él. Que cuando se hable del mejor parque acuático del mundo, éste apoye directamente el maltrato animal... que el Siam Park sea una cárcel camuflada por un espeso humo de atracciones y servicios para los humanos.

Recuerdo que mientras caminaba y veía a los cisnes, al león marino, a los tiburones... y estaba casi en shock sin dar crédito, como si hubiera probado fehacientemente la Teoría de la relatividad de Einstein retrocediendo 100 años en el espacio tiempo, mis amigos me decían que aunque no estaba bien, no podíamos hacer nada y que disfrutara.

¿Cómo se supone que voy a disfrutar de un día de vacaciones, sabiendo que ellos seguirán allí mañana, pasado, el otro... el resto de su vida? ¿Cómo se puede ver a los animales allí sufriendo y, sin embargo, no sentir nada? Es imposible; es inhumano.

Pero lo que debería darnos vergüenza es que lo tomemos como algo normal, que lo naturalicemos, que permitamos que un parque acuático utilice animales para ofrecer una imagen más original y entretenida. Es intolerable pues no son atracciones para humanos, son cárceles para animales.

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