La primera vacuna contra el COVID-19 no será probada en animales

Actualmente, se está probando en humanos una vacuna experimental contra el virus en un centro de investigación de Seattle, Washington (Estados Unidos).

23 marzo 2020
Seattle, United States.

Estados Unidos ha comenzado el ensayo de una vacuna experimental contra el COVID-19 sin necesidad de testearla primeramente sobre animales.

Los Institutos Nacionales de la Salud (grupo de instituciones del Gobierno de Estados Unidos en materia de investigación médica) han financiado este ensayo. Los investigadores se encuentran probando esta nueva vacuna sobre cuatro pacientes en un centro de investigación en Seatlle, Washington (Estados Unidos).

La pandemia del COVID-19 ha provocado que los investigadores aceleren el estudio de la vacuna. Han procedido a ensayar sobre humanos sin probar si existe una respuesta inmune en animales.

El doctor John Tregoning, un experto en enfermedades infecciosas del Imperial College London (Londres, Inglaterra) afirma que se está empleando tecnología ya preexistente en la vacuna experimental. “Se ha hecho en base a criterios muy altos de calidad, utilizando elementos que sabemos que son seguros para las personas y aquellos voluntarios que participan en la prueba serán monitorizados muy de cerca”, decía el doctor Tregoning. Añadía: “Sí, todo va muy rápido, pero se trata de una lucha contra el virus, no entre otros científicos y se está llevando a cabo en beneficio de la humanidad”.

¿Cuáles son las alternativas al testeo en animales?

La experimentación animal causa un sufrimiento inmenso a miles de ratones, ratas, conejos, perros y primates con los que se ensaya en los laboratorios. Según la organización National Anti- Vivisection Society (organización por el bienestar animal sin fines de lucro), la experimentación animal se utiliza como un “trampolín”; hacia los ensayos clínicos.

Sin embargo, la organización considera que es peligroso por dos motivos: la diferencia entre ambas especies y la posibilidad de contaminación de “enfermedades animales desconocidas”.

Además añade que las vacunas hay que desarrollarlas con “métodos sofisticados, con base humana”.”Hoy en día, muchas vacunas contra virus como la poliomielitis, la rubéola, la rabia, el sarampión y la viruela se pueden producir en cultivos de células humanas”, apunta el sitio web.

Los avances tecnológicos permiten a los investigadores realizar la experimentación de vacunas sin recurrir a los animales. Los simuladores computarizados de pacientes humanos, voluntarios humanos (como sobre los que se está probando la vacuna contra el COVID-19) y los modelos informáticos son alternativas a la experimentación animal.

Los estudios muestran que los modelos informáticos son especialmente prometedores ya que, pueden prever con gran precisión cómo los fármacos nuevos reaccionarán en el cuerpo humano.

 

Fuente: Livekindly.

Traducido por Ana Belén García Nevado. 

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