La organización ecologista estadounidense PETA acaba de lanzar una campaña de presión contra el 'gigante' del transporte urgente FedEx, para que suspenda cualquier operación que suponga el envío de animales a laboratorios de investigación.
En un comunicado, PETA señala que recientemente recibió una denuncia referente al transporte por parte de FedEx de 32 gatos desde un centro de investigación de Nueva York, el Liberty Research de Waverly, a Tokio pars su utilización en experimentación.
Presuntamente, los gatos fueron introducidos en dieciocho cajones de 65 centímetros de largo por 35 de ancho y 30 de alto, "aparentemente sin comida ni agua para tan largo viaje": el vuelo salió del aeropuerto JFK de Nueva York e hizo escalas en Newark (también en Nueva York) y Anchorage (Alaska).
"Lo que les vaya a ocurrir o ya les haya ocurrido a los gatos en el laboratorio de Japón, nadie lo sabe", apunta la organización ecologista radical, que se opone a la experimentación con animales y que ha boicoteado ya a empresas como la cadena de comida rápida KFC.
Tras recibir estas noticias, la ONG ha pedido a sus activistas que escriban al presidente de Federal Express Corporation, Frederick Smith --cuya dirección incluye en su web-- para que "termine con la práctica de enviar animales a laboratorios de todo el mundo".
PETA ha lanzado una campaña similar contra la Universidad de California en San Francisco (UCSF), a la que el Departamento estadounidense de Agricultura ha denunciado por sesenta violaciones de la Ley Federal de Bienestar Animal.
Según la ONG, la Universidad --la cuarta receptora de fondos del Instituto Nacional de Salud (NIH) presenta un expediente de "inmenso sufrimiento animal y sádica crueldad por parte de sus investigadores", y así lo han recogido las demandas.
La Universidad ha sido acusada, por ejemplo, de operar a una oveja preñada y a su feto o practicar una craneotomía a un mono sin anestesia, dejar a monos y corderos sin asistencia tras intervenirlos quirúrgicamente, u obligar a las monas a parir crías durante el periodo de lactancia.
"La UCSF tiene la impresión de ser intocable y de que, independientemente de su horroroso expediente con los animales, tiene todo el derecho a seguir recibiendo cientos de millones de dólares de los contribuyentes", apunta PETA, instando a sus activistas a escribir tanto a la Universidad como al Departamento de Agricultura.
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