04/05/2008
De lo profundo de las minas a lo alto de un podio. Tal parece ser el camino que está destinado a recorrer el pottoka, el entrañable poni vasco que ayer celebró su feria más importante en Trucíos. Y es que los 25 ganaderos vizcaínos que se preocupan por mantener viva esta especie en peligro de extinción han visto en la doma el futuro de sus animales. "Pueden ser muy útiles en los picaderos para iniciar a los críos en la monta", afirmó Juan Olabarria, presidente de la asociación que protege a estos equinos. Pero sus criadores no son los únicos que creen en las posibilidades del poni vasco. De hecho, desde hace un año, ya hay una decena de pottokas en los establos de varios centros de equitación 'como experiencia piloto': "Nos han pedido para dentro de unos meses una segunda remesa de otros ocho o diez ejemplares", anunció Olabarria, quien no sólo confía en esta raza para aprender lo básico de la monta, a pesar de sus pequeñas patas y su grupa redondeada "Sirven tanto para el raid -pruebas contra reloj-, como para el salto", aseguró.
Al margen de su futuro laboral, los pottokas siguen luchando por la supervivencia. Una batalla que, gracias a los criadores, parece ganada. En los últimos años se ha triplicado en Vizcaya el número de ejemplares, al tiempo que se certifica la pureza de la especie. "Cuando nace un animal se le hacen pruebas de paternidad para asegurarnos de su procedencia", recordó la asociación.
Similares medidas son las que se emplean con la vaca monchina, la otra protagonista de la feria ganadera de ayer, que en cuatro años ha duplicado su número de ejemplares hasta superar los 300, y de la que se toman muestras de pelo para analizar, mediante pruebas de ADN, la autenticidad de su raza. "Si queremos que sigan existiendo estos animales es por su valor genético", aseguró Jagoba Batiz, el presidente de la asociación para el cuidado de estos animales. Un objetivo para el que cuentan con el apoyo de las instituciones. Así lo recordó el director de Agricultura de la Diputación, Martín Azkazibar: "Incentivamos todas las políticas de ayudas para mantener las razas autóctonas, lo cual tiene mucha lógica", apuntó.
El día de ayer fue de fiesta para los vecinos de Trucíos. La localidad encartada se aprovechó del buen tiempo para llenarse de visitantes, que pudieron disfrutar de una treintena de puestos de exposición y venta, juegos para los niños, y degustación de carne asada con label.
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