Las especies de fauna salvaje habituales de la caza mayor, como los rebecos y los ciervos, han crecido de forma espectacular en Catalunya en los últimos años. El caso más paradigmático es el del corzo, que de unos 400 ejemplares contabilizados en 1996 ha pasado 7.000. Con todo, el jabalí es el animal más abundante en los bosques catalanes. Se calcula que hay un mínimo de 40.000 cabezas.
"Nunca se había estado tan bien en Catalunya en especies de caza mayor", asegura Jordi Padrós, director general de Activitats Cinegètiques i Pesca Continental de la Generalitat. "Quizá el único inconveniente --prosigue-- es la excesiva población de jabalís".
Para Padrós hay dos factores que explican ese crecimiento de la fauna salvaje. "Se ha recuperado el respeto de los humanos por esas especies, y eso es fundamental para que puedan vivir. Por otra parte --subraya--, las condiciones de sus hábitats son ahora mucho mejores".
Hábitats buenos quiere decir bosques frondosos, tupidos y lo que vulgarmente se llama sucios (sin aclarar, sin podar). Este escenario, que es un riesgo estival por la amenaza de los incendios, resulta magnífico para la reproducción de la fauna salvaje y demuestra el complejo equilibrio que demanda la naturaleza.
La existencia de reservas naturales de fauna salvaje (hay 13 en Catalunya) no es para Jordi Padrós "un elemento determinante a la hora de explicarse el crecimiento de algunas especies, porque tanto se encuentran en las reservas como fuera de ellas", asegura. Por contra, las ayudas (de hasta un 80% del presupuesto) para la adquisición y colocación de protectores forestales que permiten el crecimiento de los árboles, sí han contribuído a conseguir esos bosques más frondosos.
SIN DEPREDADORES
Otro factor favorece el crecimiento de esta fauna salvaje: la ausencia de depredadores. En algunas zonas, como en los Ports de Beseit (Baix Ebre), la desaparición de los lobos (los últimos ejemplares se remontan a los años 20) ha permitido que las cabras montesas crezcan incluso en exceso y que se estén cazando entre 400 y 500 ejemplares al año.
Otro de los aspectos importantes para evitar cualquier exceso con alguna especie animal es el control de la caza. "Se están cazando 2.500 piezas al año de rebecos, cabras montesas, muflones, ciervos, gamos y corzos, que es la cantidad óptima", explica Padrós. En los bosques catalanes se abaten 24.000 jabalís cada año y aún hay demasiados.
La Generalitat aprobó el pasado mes de junio un plan estratégico de la caza "cuyo objetivo es definir una caza sostenible y compatible con otras actividades territoriales", apunta el director general.
REPARTO TERRITORIAL
En cuanto a la distribución geográfica de esta fauna, las comarcas de Lleida tienen el 75% de la población de rebecos y un 90% de la de corzos (Vall d'Aran y Pallars Sobirà). Las únicas poblaciones salvajes de gamos se encuentran en la zona de caza controlada de Sort-Rialp y Soriguera. La reserva de Boumort está considerada la mejor de Catalunya para el ciervo y últimamente se ha observado una recuperación del muflón en el Alt Urgell y el Pallars. El jabalí abunda en toda Catalunya y en el Pirineo leridano aún se puede encontrar una alta proporción de ejemplares puros.
Según Jordi Padrós ( director general de Activitats Cinegètiques i Pesca Continental de la Generalitat), "Se ha recuperado el respeto de los humanos por esas especies, y eso es fundamental para que puedan vivir.".
Qué contrariedad. Cómo se puede hablar de respeto hacia estos animales, cuando están asesinando miles de estos animales cada año.
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