Un grupo de niños espera en el puerto la suelta de patos de este año. Ansiosos comentan entre ellos las mejores tácticas para cogerlos y convertirse así en el ganador. La barca se acerca y los festeros comienzan a soltar los patos. Pero, otro año más, son patos de goma.
Por tercer año consecutivo las fiestas del Grau no han podido contar con una de los actos más tradicionales, la suelta de patos en el puerto. Hace tres años un grupo ecologista denunció el trato que en este acto se les daba a los animales y desde entonces, la comisión festera tuvo que suspenderlo. En su lugar, y durante los últimos años, se han utilizado patos de plástico.
La actividad consistía en coger alguno de los patos que desde una pequeña embarcación soltaban los encargados.
El que consiguiera uno de ellos, se lo llevaba a casa. Según uno de los miembros de la comisión de fiestas 2006, Emilio Ripoll, “no se trataba de maltrato, simplemente quien cogía un pato, se lo llevaba a casa”.
La suspensión de esta festividad ha suscitado una queja general por parte de los vecinos del Grau, que consideran que se debería respetar un acto “tan tradicional”. Así de decepcionados estaban algunos niños que ayer acudieron al puerto, donde también se organizaron otro tipo de actividades.
Los más atrevidos intentaron llegar hasta el final de un palo sin resbalarse. Otros pudieron recoger chucherías y regalos de las cucañas. Y práticamente todos acabaron pasados por agua. Unos tirándose al mar, otros mojándose con una manguera. Cualquier cosa para sofocar el calor estival.
La sustitución de los patos por otros de juguete es un ejemplo más del conflicto entre tradición y trato a los animales que últimamente se está produciendo en muchos pueblos. Hay que tener en cuenta que en España toros, cabras, caballos... suelen ser los protagonistas de muchas fiestas locales.
Fuente: Las Provincias
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