Monos de laboratorio gritan de miedo y dolor en experimentos

Informes de la Universidad de Cambridge aconsejan a científicos castigar hábitos “malos” de primates amarrados. Revelan documento secreto en Gran Bretaña.

 

15 febrero 2005
United Kingdom.

Una organización pro animal consiguió documentos secretos de la Universidad de Cambridge, que revelan que en los experimentos científicos con primates no se respeta la legislación vigente.

La British Union for Abolition of Vivisection (unión británica por la abolición de la vivisección, BUAV) presentó esa información al Tribunal Superior de Justicia de Gran Bretaña solicitando que se revise la legalidad de las prácticas con animales de laboratorio.

En los documentos de la Universidad de Cambridge -uno de los tantos lugares donde se investiga con primates- se aconseja a científicos y técnicos de laboratorio cómo tratar los problemas que emergen durante o después de los experimentos. Y describen ocasiones en que los primates “gritan, tratan de zafarse, se defecan”. El escrito concluye: “Este es un animal iracundo”.

Entonces el documento advierte a los expertos que deben “castigar” los malos hábitos de los monos, informando que entre estas costumbres punibles hay actos tan normales como cuando se cepillan a sí mismos con las manos.

En Gran Bretaña existe desde 1986 la Animal Act, que regula los procedimientos científicos utilizados. Pero según la BUAV no se cumplen. Por ejemplo, el acta dice que los monos a los que se les aplique una vivisección -una disección estando vivos- se les debe brindar atención veterinaria las 24 horas. Lo que no ocurre, según la entidad.

David Thomas, quien presentó la queja ante el Tribunal Superior, dijo: “El equipo de científicos de Cambridge trabaja de 9 a 5 de la tarde, así que los primates a los que se les ha hecho una vivisección en la tarde, pasan la noche sin ninguna atención veterinaria. En la mañana algunos son hallados muertos y otros en muy mal estado. Y existe una obligación por ley de reducir el sufrimiento al mínimo”.

Esta petición llega poco después de que el director gubernamental de la inspección animal desestimara una investigación encubierta de 10 meses realizada por BUAV dentro de Cambridge en 1998.

La organización pro animal descubrió casos de monos a los que se les cortó -vivos- la corteza de la parte de arriba de la cabeza, y que luego fueron dejados ahí 15 horas sin atención veterinaria.

 Esos experimentos de Cambridge se relacionaban con enfermedades degenerativas del cerebro como el Parkinson y el Alzheimer.

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