Peleas de gallos en plena calle

Los combates ilegales proliferan en varios barrios de Valencia

01 mayo 2006
España.

Casi todos los barrios de Valencia en los que hay una importante población de etnia gitana concentrada han sido alguna vez visitados por la policía por la celebración de peleas de gallos en la calle, en patios o en bajos. La última actuación fue el pasado miércoles, en el conjunto de viviendas de la calle de Ramón de Campoamor. La policía se incautó de cuatro gallos de pelea. Los agentes intervinieron justo cuando al menos una treintena de personas apostaban por las habilidades violentas de los animales. La Policía Local asegura que son pocas las intervenciones que realizan porque no es fácil detectar la celebración de una pelea.

Entre las calles de Yecla y Ramón de Campoamor discurre un conjunto de viviendas humildes ocupadas por un buen número de familias gitanas. Forman una herradura dibujando un gran patio en el centro. El acceso a ese patio es peatonal. Coches desguazados, restos de un robo, motos despiezadas, hogueras a deshoras, basura acumulada con riesgo para la salud colectiva son los avisos más habituales que la policía recibe de la zona sobre ese punto. El pasado miércoles fue la primera vez que actuó por una pelea de gallos, que es ilegal y está tipificado como falta en el Código Penal por suponer un evidente maltrato a los animales, y fue casi por casualidad. Una unidad del distrito de Exposición patrullaba la zona y vio de lejos a un grupo de hombres y niños, visiblemente excitados, formando un corro. La escena hacía pensar precisamente en una pelea de gallos. Y así fue. Los cuatro animales que estaban siendo sometidos al jaleo por dinero fueron incautados y trasladados al servicio de zoonosis del Ayuntamiento. Los que estaban allí congregados negaron la celebración de un combate entre gallos criados y entrenados para picar casi mortalmente a otro congénere. Dos días después de la intervención policial, un niño de diez años sostenía entre las manos en mitad del patio un gallo con heridas de un encontronazo reciente. Pero su explicación fue que su hermano pequeño juega a lo bruto con el animal.

En Natzaret o El Cabanyal, en un suburbio de La Coma e incluso en una zona marginal de Zaidía, en Valencia, se celebran peleas de gallos. Los animales vienen de Canarias o de Jerez, ambos sitios reconocidos por dar buenos ejemplares. De hecho, la Policía Local tuvo una importante actuación en Natzaret el invierno pasado. Eran 24 los gallos que perfectamente dispuestos en sus jaulas tenía un vecino. Explicó que los criaba, que no los sometía a pelea, que los había traído de Jerez. Los animales no estaban en mal estado, estaban en buenas condiciones. Pero los agentes lograron que los entregara. No han tenido más noticia de que él haya vuelto a criar gallos. Pero en esa zona sí conocen, aunque no hayan podido verlo, de la celebración de peleas de gallos. Los animales pesan entre 5 y 10 libras. Las apuestas van de los 20 euros a los 100 euros. El combate puede durar hasta dos horas. Y la red da prueba de que existe comercio con ese tipo de gallos de unas características especiales para la lucha.

En El Cabanyal, en las calles de Progreso o de la Reina, en algunos de los tramos que las cruzan en dirección al mar y que son peatonales, en primavera y en otoño, se celebran peleas de gallos. Los vecinos conocen los espacios, aunque no siempre pueden verlas en directo. Oyen los gritos de los forofos y a los animales. Se celebran de tarde o muy entrada la noche. Y cuando eso ocurre, los más pequeños suelen ser los encargados de vigilar, como los aguadores, y dar la alerta por si la policía ronda o si lo hace algún extraño. Quienes organizan las peleas se juegan, además de prestigio, un mínimo de 300 euros, que pueden llegar a ser hasta 1.200 euros en función de la categoría de los animales.

La Asociación Nacional de Protección y Bienestar de los Animales ha lanzado varias alertas, también en Valencia, sobre esas peleas que acaban con la vida de los animales o los dejan mutilados tras el combate. "Tenemos gallos, y gallinas, ¿por qué no? ¿Qué pasa? ¿A quién le molesta?", dice uno de los vecinos de Ramón de Campoamor. Niega que estuviera la tarde del miércoles cuando actuó la policía ni saber qué hacía tanta gente alrededor de varios gallos. "Aquí no hay nada ilegal", añade cogiendo el gallo que sostenía minutos antes su hijo en el patio de la finca.

Torrent, Paterna, Alzira, Sagunt o Canals son algunos de los municipios en los que, además de Valencia, las policías persiguen de forma especial la celebración de peleas de gallos, que aún siendo muy habitual entre la población gitana, no es exclusiva.

Lydia Garrido, para El País

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