Se llama “Bambi” y apenas tiene un mes de edad. Probablemente se trate del último burro nacido en Catalunya, aunque como cuenta su propietario, su llegada fue “una cuestión de pura suerte”. Y es que a su madre, “Sofía”, la salvaron del matadero sin que nadie se diera cuenta de su preñez. El animal estaba tan delgado que su avanzado estado de gestación pasó totalmente inadvertido. Ahora, la Protectora de Animales de Torredembarra cuenta con un nuevo inquilino que ya se ha convertido en la atracción de la zona.
“Bambi” es el séptimo burro que alberga la protectora de animales, después de que su propietario, José María Crespo, decidiera contribuir a la labor de recuperar estos animales, considerados por los ecologistas en peligro de extinción. “Cuando ya no pueden trabajar en el campo, porque son viejos o porque sencillamente el agricultor que los tiene ha modernizado sus cultivos con tractores, los llevan a los mataderos, donde los venden por peso como carne”, explica Crespo. Por un ejemplar pueden llegar a pagar entre 300 y 360 euros y su carne, generalmente, se destina a la elaboración de comida para animales.
La protectora de Torredembarra comenzó a “rescatar” burros de los mataderos hace unos cinco años. “Comentamos nuestro interés a los mataderos que conocemos de la zona, los cuales nos avisan cuando algún payés les lleva un burro o cuando saben de alguien que quiere deshacerse de uno.” Pero el rescate no se hace sin nada a cambio. La protectora compra estos animales por una cantidad sensiblemente superior a la que les darían por su precio en carne. “Saco el dinero de mi bolsillo, eso que no lo dude nadie, porque una protectora no es un negocio rentable se mire como se mire”, asegura Crespo, para añadir: “Mis motivaciones no son otras que el profundo amor que siento por los animales abandonados”.
Para ayudar en la manutención de los burros, Crespo ha intentado obtener algún tipo de subvención a través de la Generalitat de Catalunya, pero finalmente ha cesado en su empeño. “Aunque se trate de un animal en peligro de extinción, parece que la Administración no prevé nada para ayudar a recuperarlos. Hay una absoluta desidia, una falta de interés total y una gran hipocresía dentro de la Generalitat en todo lo que se refiere a los animales.”
El proyecto de la Protectora de Animales de Torredembarra comenzó su andadura en abril de 1995, con la colocación de la primera piedra, que contó con una invitada de excepción: la viuda de Félix Rodríguez de la Fuente. Desde entonces y hasta ahora se han recogido 324 perros, además de una gran variedad de animales, como conejos, gallinas, peces, ponis o caballos. Los primeros inquilinos de la protectora fueron precisamente dos burros, “Pepa” y “Blanca”, que fallecieron hace ya algún tiempo. En estos ocho años de funcionamiento, la protectora ha logrado contar con la colaboración de 110 socios, que contribuyen mensualmente con seis euros al mantenimiento de las instalaciones.
http://www.geocities.com/protectoratorredembarra/
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