La profunda barbarie de la España profunda
El espectáculo anual de Coria es quizás, junto con el "Toro de la Vega" de Tordesillas (Valladolid, Castilla León), una de las mayores atrocidades y vergüenzas de la España tradicional y cultural cuando se pone a celebrar fiestas, por la mutilación inmisericorde del animal, por el sufrimiento atroz y gratuito, y porque en ambos casos participa de forma activa buena parte de la ciudadanía, casi diríamos que constituida en horda, y con el pláceme y la ayuda económica de las autoridades, incluidas las culturales.
En Coria se disfruta de esta carnicería. Los niños crecen en este entorno aprendiendo que es bueno, bonito y cultural. Podemos imaginarnos, con mucho esfuerzo, hasta qué punto llega el sufrimiento de este animal acosado por las calles durante horas, recibiendo dardos por todo el cuerpo, intentando huir de unos y de otros. Seguramente el tiro de la escopeta del "matador" de Coria será recibido por él como un auténtico regalo del cielo.
Fragmento extraído del texto de Baltasar Gracián, El Toro de San Juan.
"Los "toros de Coria" (Cáceres) son conocidos también como "toros acericos" (en alusión a los ‘acericos’ o ‘almohadillas’ en los que los sastres clavan sus alfileres). Este nombre les viene de la violenta y cruel costumbre de los participantes en estos espectáculos de lanzar dardos a los toros, mediante el uso de soplillos o cerbatanas. Los dardos punzantes, adornados con una terminación en papel, se quedan clavados en la piel del animal. Como se puede ver en la foto, incluso el morro y los ojos son el blanco de la horda. Como el gentío le lanza cientos de dardos, los toros se asemejan a los ‘acericos’ de los sastres, llenos de alfileres. Al final, después de que la gente se ha divertido hasta la saciedad con el sufrimiento de los animales, éstos son matados a tiros con escopetas y les cortan los testículos". Fuente: Fundación Altarriba.
