La crueldad de rodeo estadounidense

Los rodeos son un tipo de espectáculo muy extendido en todo el mundo que se celebran en diferentes paí­ses y, a pesar de que en cada región se desarrollan de forma particular, existe un elemento común a todos: la crueldad hacia los animales no humanos.

 

El rodeo estadounidense es uno de los más conocidos, principalmente gracias al cine, ya que las pelí­culas de cowboys y las que retratan la América profunda, lo muestran como uno de los espectáculos donde los hombres deben poner a prueba su concepto de virilidad en una sociedad profundamente machista.

 

En el rodeo estadounidense, el cowboy debe intentar montar un caballo, un toro, una vaca o un becerro y atarle una cuerda al cuello. La espectacularidad del rodeo se basa en el patético intento del atemorizado animal de librarse de su montador, a través de movimientos violentos. Para que el cowboy pueda atar por el cuello al animal, primero debe tumbarle y, una vez en el suelo, también puede atarle las patas.

 

El rodeo es una práctica cruel con los animales por varias razones. Los animales que se utilizan son, en realidad, seres muy mansos quienes, a base de ser golpeados y sometidos a descargas eléctricas para que se asusten y se violenten, desarrollan ese comportamiento supuestamente salvaje. Con el fin de hacer que los animales aparenten ser indómitos y braví­os, se utilizan barras de hierro, espuelas, porras eléctricas, correas y látigos. También se les golpea reiteradamente, y se les retuercen los rabos para conseguir que salten de dolor y que su comportamiento parezca salvaje y agresivo.

 

Los animales son sometidos a un tormento que deviene en una especie de combate entre cowboy y cuadrúpedo, durante el cual los animales intentan defenderse y zafarse de quien intenta apresarles. Durante la lucha, los animales reciben golpes que les causan hemorragias internas, desgarros en los ligamentos y fracturas óseas.

 

Para controlar la fuerza de los animales, se les atan correas alrededor del abdomen y de los órganos genitales, cosa que les provoca un intenso dolor; para librarse de él, los animales realizan desesperadamente movimientos bruscos que les pueden dislocar el cuello y provocar otras fracturas.

 

La crueldad de estos rodeos es tan evidente que en algunos puntos de los Estados Unidos se han empezado a adoptar tí­midas medidas para regular el dolor que intencionadamente se provoca a los animales. En el Estado de Ohio y en la ciudad de Pittsburg se ha prohibido el uso de correas en los genitales y abdomen, por ser consideradas inhumanas. Otros Estados han prohibido arrojar al suelo y amarar las patas a los becerros y las cabras, que también son utilizadas en los rodeos para principiantes.

 

El propio organizador del denominado "Rodeo más duro del mundo" (World Toughest Rodeo) ha admitido que los animales son deliberadamente hostigados para garantizar que haya espectáculo.

 

Una vez finalizado el rodeo, la tortura no se acaba, sino que empieza un nuevo infierno para los animales: el transporte hacia el matadero. Heridos y asustados, son hacinados en camiones. Los viajes pueden durar horas y resultan tan estresantes que es probable que los animales con hemorragias internas y otras dolencias mueran antes de llegar al matadero tras horas de larga agoní­a.

 

Si en tu ciudad se llevan a cabo rodeos, habla con tus conocidos para convencerles de que no asistan por curiosidad a estos espectáculos crueles. Divulga esta información para dar a conocer los detalles de la crueldad que implican los rodeos. Puedes solicitar folletos informativos a PETA (People for an Ethical Treatment of Animals) donde se exponen los motivos básicos para no asistir a los rodeos. También puedes hacer una instancia de queja al municipio, o redactar un E-mail dirigido al Ayuntamiento, que puedes reenviar a tus contactos para que puedan adherirse a la protesta.

 

Igual que las corridas de toros de origen español, los rodeos son espectáculos profundamente machistas, en los cuales los hombres demuestran su supuesta virilidad maltratando, sometiendo y matando animales. No es casualidad que las ví­ctimas sean, en la mayorí­a de ocasiones, toros o caballos, ya que ambos animales simbolizan en la mitologí­a clásica el poder masculino. Estas exhibiciones permanecen en las sociedades donde el machismo está muy arraigado y todaví­a muy presente, ya que de este modo los hombres intentan exhibir su fuerza y su dominio, lo que da muestra, una vez más, de la clara conexión existente entre el especismo y el sexismo. En el rodeo, los animales sufren la violencia en sus cuerpos, mientras las mujeres deben ser espectadoras pasivas y abnegadas de esta supuesta agresividad varonil, que no hace sino degradar la figura masculina.

 

Helena Escoda Casas | AnimaNaturalis España

Coordinadora del área de animales usados en entretenimiento & tradiciones crueles