Los animales que actúan en los circos tienen dos vías de origen: o son animales nacidos en cautividad (hijos de animales que también viven en el circo, o comprados a programas legales de cría en cautividad) o son animales secuestrados de su hábitat original por redes ilegales de tráfico de animales.

¿Cómo se obtienen los animales de circo?

Programas de cría en cautividad o compra a zoológicos
Existen programas de cría en cautividad, llevados a cabo por zoológicos o centros de conservación, que se dedican a criar animales de especies salvajes o exóticas bajo condiciones controladas. Ellos son proveedores de animales para circos y otros zoológicos.

Tráfico de especies protegidas
Ésta es una manera bastante común de conseguir animales para los circos. El tráfico ilegal de animales es un negocio rentable que mueve aproximadamente 6 billones de dólares anualmente, según la Wildlife Conservation Society (WCS).

Cuando los animales provienen del comercio ilegal, son capturados por cazadores furtivos, que secuestran generalmente a las crías tras matar a parte de su grupo familiar. Estos indefensos animales deben soportar condiciones durísimas desde su captura, hasta las condiciones de transporte en que viajan cientos y miles de kilómetros hasta llegar a su destino final, que si no es la muerte en la ruta, es el confinamiento de por vida en el circo.

Existen circos en todo el mundo que, tras revisiones policiales, han visto confiscados sus animales por no cumplir con los documentos oficiales reglamentarios. El tráfico de animales es uno de los enemigos de la biodiversidad, y promueve un negocio sucio que hace presa de los animales silvestres, especialmente en países pobres o en vías de desarrollo.

Legislación contra el tráfico ilegal: CITES

El convenio CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) es un programa internacional que regula el comercio de especies que están en riesgo de extinción. Si bien no se protege totalmente a los animales, este convenio busca regular el comercio y detener la caza furtiva y el expolio de especies animales y vegetales protegiendo especialmente a las especies en riesgo. Este convenio, firmado hasta ahora por 175 países del mundo, regula legalmente la compra-venta de animales vivos, de los que se benefician algunos circos.

Al ser un Convenio vinculante (es decir, que crea obligaciones a los estados firmantes), es la única vía legal para comprar un animal, por lo tanto cada vez que un circo lleva consigo animales de especies protegidas o en especial estado de vulnerabilidad, como elefantes, tigres, leones, focas, osos, delfines, canguros, monos, chimpancés, etc. deben portar un certificado CITES de compra-venta según los estándares legales.

Si no los portan, es bien probable que los animales provengan del comercio ilegal de especies. El hallazgo de este tipo de animales obliga a su confiscación y posterior reinserción en lugares adecuados para estos efectos.

Efectos de la cautividad

Cuando los animales se ven obligados a pasar mucho tiempo atados o enjaulados, estos desarrollan comportamientos anormales que indican que están sufriendo por causa de las malas condiciones de vida.

Los animales de circo suelen vivir en pequeñas jaulas dónde apenas se pueden mover, o permanecen la mayor parte del día atados al suelo. Esto les impide desarrollar sus comportamientos naturales y, en consecuencia, les provoca frustración.

Según los estudios de Animal Defenders International (ADI) sobre las prácticas de los circos a nivel internacional [1] sabemos que:

  • Los caballos y ponis pasan hasta el 96% del tiempo atados a cuerdas de poca longitud.
  • Los tigres y leones pasan entre el 75 y el 99% del tiempo en jaulas situadas en los camiones.
  • Los elefantes pasan desde el 58 al 98% del tiempo encadenados al menos de una pierna.

Zoocosis

El confinamiento extremo lleva a los animales a padecer zoocosis, una patología acuñada en 1992 por el zoólogo, cofundador de “ZooCheck”, Bill Travers. [2][3] Travers creó ese término para referirse al comportamiento anormal de los animales de los zoos, apuntando que podría ser la prueba de que el cautiverio conduce a la neurosis.

Según Travers, un animal zoocótico es aquel que ha sufrido daños mentales debido a la cautividad. Estos animales muestran comportamientos obsesivos, anormales y repetitivos. [4]

Si un animal no tiene control sobre su entorno y no puede ejercitar su cuerpo ni estimular su mente, empieza a desarrollar una serie de comportamientos repetitivos o “estereotipados”. La zoocosis puede presentar los siguientes síntomas:[5]

  • Deambular constantemente: caminar de arriba a abajo, siguiendo el mismo recorrido sin cesar. Pueden presentar este comportamiento los felinos y los cánidos.
  • Dar vueltas en círculos: es una forma de deambular incesantemente.
  • Lamer repetitivamente: las paredes, barrotes o las puertas de la jaula. Las jirafas suelen presentar este comportamiento.
  • Morder repetitivamente
  • Girar el cuello de forma antinatural: suele ser característico de los primates en cautividad.
  • Balancearse: balanceo constante de lado a lado mientras permanecen de pie. Se puede observar en elefantes.
  • Mecerse: balancearse hacia delante y  hacia atrás de forma obsesiva, a veces sentados y abrazados a alguna cosa. Suelen presentar este comportamiento los simios.
  • Apatía: pasividad y falta de reacción a los estímulos. Esto suele ser causa de la marginación y la separación forzosa de sus grupos sociales.
  • Agresividad: hacia objetos, animales o personas
  • Automutilación: los animales que sufren zoocosis pueden auto-infligirse daños como morderse la cola, las extremidades, o golpearse la cabeza contra la pared.
  • Coprofília: modo antinatural de comer y jugar con los excrementos.

Si un animal presenta alguno de estos comportamientos “estereotipados” quiere decir que está en un estado de estrés continuo y que por lo tanto no tiene las condiciones de vida necesarias para su bienestar.

La zoocosis se puede detectar no sólo en animales del zooógico o el circo, sino también en animales de granja, en laboratorios o en otras situaciones de cautividad.[6] Sin embargo, este tipo de comportamientos anormales y obsesivos NO se dan en la vida salvaje. Por ejemplo, los elefantes, en estado natural, recorren hasta 20 km al día, se bañan y comen mucha variedad de alimentos, además de establecer unas relaciones sociales complejas con el resto de su grupo.[7]

En condiciones naturales, los animales están constantemente estimulados por los cambios de su entorno. Algunos animales responden a la falta de estímulos y a la pérdida de control de su entorno con apatía, otros con comportamientos estereotipados, y otros desarrollan agresividad” Broom and Johnson.[8]


La vida en el circo conlleva inherentemente el confinamiento, la falta de estímulos y la pérdida de control sobre el entorno.

Además, el hecho de que distintas especies de animales se vean obligadas a vivir unas junto a las otras hace que ciertos animales muestren comportamientos de huida, incremento en las pulsaciones del corazón y otros signos de estrés que hacen que siempre estén en alerta.

 Los animales forzados a trabajar en circos deben sufrir los desplazamientos constantes de un lugar a otro, en condiciones de hacinamiento e insalubridad, además de estar sometidos a todos los rigores climáticos y de temperatura que comporta el desplazamiento. En muchas ocasiones se ven privados del cobijo contra el sol, la lluvia, el frío o el calor.[9]

 Transporte

El transporte de los animales de circo presenta diversos problemas que impiden su bienestar:

  • Viajes muy largos, estancias cortas en cada lugar
  • Alojamiento portátil
  • Periodos largos de tiempo dentro de los vehículos utilizados para el transporte
  • Peligro público: los animales están muy próximos a las personas
  • Exposición a climas inadecuados
  • Desarrollo de enfermedades


Viajes muy largos, estancias cortas en cada lugar
Los circos ambulantes pasan la mayor parte del año viajando, de ocho a nueve meses.[10] Eso significa que los animales de circo permanecen enjaulados en sus alojamientos portátiles prácticamente toda la vida, a la vez que tienen que sufrir viajes de muchas horas en malas condiciones. En estos viajes se les da muy poco tiempo libre para expresar sus comportamientos naturales.

Alojamiento portátil
Las instalaciones de los circos se montan y desmontan casi cada semana, y de forma muy rápida. Por ello, las jaulas y los vallados tienen que ser desmontables, de tamaño pequeño y poco pesados. Eso hace que las instalaciones de los animales tengan muchas deficiencias, pues para reunir las condiciones necesarias habría que invertir mucho presupuesto y no serían tan fácilmente desmontables.

Periodos largos de tiempo dentro de los vehículos utilizados para el transporte
Los animales siempre son lo último en descargarse de los camiones. Los animales tienen que sufrir viajes de largas horas, y una vez llegados a su destino, tienen que esperar más horas a que los trabajadores descarguen las cajas, las tiendas y todo el equipamiento.

Según estudios de la organización ADI, casos como el de un poni que pasó más de 25 horas en un camión para un viaje que sólo duraba 5 horas, o de un elefante enfermo que tuvo que pasar 18 horas para un viaje de sólo 45 minutos, son normales.

Peligro público: los animales están muy próximos a las personas
Los espectáculos circenses nunca pueden ser del todo seguros debido a la proximidad de animales peligrosos a las zonas urbanas. Alrededor del mundo ha habido accidentes en los que trabajadores o gente del público han resultado muertos o heridos por animales que han conseguido escapar de sus jaulas (tigres, leones, elefantes...). Sin ir más lejos, recientemente escapó un elefante del Circo Americano en L’Escala (Gerona, España)[11], que estuvo corriendo sin control por las calles durante más de 10 minutos.

Además, los trabajadores que manipulan a este tipo de animales suelen ser inexpertos y no siempre conocen bien la forma de tratar a ciertas especies, lo que provoca accidentes y sufrimiento para los animales manipulados inadecuadamente.

Exposición a climas y condiciones ambientales inadecuadas
Los circos utilizan animales de distintas especies que provienen de distintas zonas climáticas del planeta. Cada una de estas especies requiere unas condiciones ambientales y climatológicas específicas para vivir en bienestar. Por ejemplo, los reptiles tienen unas necesidades muy específicas por lo que respecta a la luz, temperatura y humedad.

Sin embargo, los animales de circo tienen que sufrir temperaturas extremas durante el transporte, tanto de calor como de frío.

Todo esto afecta negativamente a su salud, a su comportamiento, a su modo de alimentarse y reproducirse, y en general les impide estar bien.

Desarrollo de enfermedades

  • Miopatía de captura: Muchas especies sufren de un síndrome conocido como “miopatía de captura”, una enfermedad que se da en mamíferos y aves debido al estrés de la captura, manejo y transporte. Esto se traduce en depresión clínica, degeneración de los músculos esqueléticos y cardíacos, pérdida de coordinación, parálisis y muerte.[12]
  • Después de ser capturados, los animales pueden sufrir el síndrome atáxico mioglobinúrico (una de las manifestaciones de la miopatía de captura), en el que a partir de varias horas y hasta unos cuantos días después de la captura, “los animales presentan ataxia, contracturas musculares en el cuello y mioglobinuria. La superviviencia depende de la gravedad de las lesiones, que se localizan a nivel renal y muscular”.[13]
  • Según estudios de la organización internacional ADI, algunos camellos que tuvieron que viajar durante sólo 30 minutos desarrollaron una peligrosa alteración hormonal conocida como el síndrome de Cushing. Una vez finalizado el viaje, tuvieron que pasar varias horas para que su nivel hormonal volviera a la normalidad.
  • Un estudio sobre la captura de rinocerontes demostró la conexión directa entre el transporte y el inmediato desarrollo de una enfermedad de piel.[14]

Notas

[1] ADI U.S.: Animals In Traveling Circuses: The Science on Suffering, 2008
[2] Diario ABC  (enlace)
[3] Diario 20Minutos (enlace)
[4] Animal Welfare, C. R. W. Spedding, 2000, Earthscan Publications Ltd, London p. 76 (enlace)
[5] http://www.infozoos.org/comportamientosaberrantes.php
[6] ADI U.S.: Animals In Traveling Circuses: The Science on Suffering, 2008, p. 8
[7] ADI U.S.: Animals In Traveling Circuses: The Science on Suffering, 2008, p. 20
[8] Broom and Jonson, K.G (1993). Stress and Animal Welfare. Chapman and Hall, London
[9] ADDA Defiende los animales: Circos sí, pero sin animales, n. 24, año XI
[10] ADI U.S.: Animals In Traveling Circuses: The Science on Suffering, 2008, p. 10
[11] Diario El Periódico (enlace)
[12] J. Montanè, I. Marco, J. Lüpez-Olivera, X & Lavin, S (2002). Transport Stress in Roe Deer effect of a short-acting antipsychotic. Animal Welfare. 11: 405-417
[13] http://www.pulso.com/medvet/Protegido/numero2-01/captura/capturart.htm
[14] Munson, L., Koehler, J.W., Wilkinson, J.E. and Miller, R.E. (1998). Vesicular and ulcerative dermatopathy resembling superficial necrolytic dermatitis in captive black rhinoceroses. Veterinary Pathology. 35: 31-42.