¿Restricciones al consumo de agua sin mencionar siquiera a la ganadería?

Las altas temperaturas que azotan España han obligado a restringir el consumo de agua debido a la sequía. Analizamos si estas limitaciones impuestas son razonables o sitúan la responsabilidad en una población que ignora las consecuencias de su alimentación.

08 agosto 2022
Madrid, España.

Los efectos del cambio climático cada vez son más difíciles de ignorar y muchas comunidades autónomas ya se ven forzadas a limitar el consumo de agua de la población. Galicia, Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana y Castilla y León son los territorios más afectados este verano, mientras que los pantanos se encuentran al 40,4% de su capacidad.

Prohibiciones de regar, llenar las piscinas o lavar el coche, son las medidas que se están aplicando en varias autonomías. Desde AnimaNaturalis, cuestionamos que estas decisiones sean la solución al problema mientras que autoridades y medios parecen seguir omitiendo las actividades humanas que consumen más recursos hídricos, como son la ganadería y los hábitos de alimentación.

Diversos estudios, así como las Naciones Unidas, reconocen que el mayor consumo de agua se produce en la agricultura y la ganadería, y que una dieta vegetariana reduciría el gasto de agua en un 36% a nivel global. Un claro ejemplo es que la producción de una hamburguesa de tan sólo 100 gramos requiere más de 2.500 litros de agua, frente a los 1.500 litros que se necesitan para obtener 1 kilo de trigo.

La FAO generó un reporte especializado en el uso de agua potable en la ganadería, llamado "Water use of livestock production systems and supply chains". En él se indica que los animales consumen el 20% de todas las aguas potables -conocidas como “azules”- del planeta. Eso puede sonar exagerado, pero más del 90% de toda el agua dedicada a las explotaciones ganaderas y avícolas se invierte en la producción de piensos. No solo se usa agua para que los animales la beban directamente.

En Galicia, empieza a plantearse la posibilidad de cortar el suministro de agua en horario nocturno, mientras que la Generalitat de Cataluña también ha limitado en 150 municipios el consumo de agua a 200 litros por persona al día. Evitar el consumo de productos de origen animal supondría un ahorro infinitamente superior, ya que se requieren alrededor de 16.000 litros de agua para obtener un kilo de carne, y cerca de 2.500 para medio kilo de queso. 

Este colosal derroche de agua se explica teniendo en cuenta el riego de los alimentos que consumen los animales (que ocupan cerca de un 70% de los cultivos a nivel global), su propio abastecimiento y todo el proceso industrial para obtener el producto final. La directora de AnimaNaturalis en España, Aïda Gascón, comentaba ayer el “escándalo” que supone este despilfarro ofreciendo varios datos en relación al consumo de agua.

España es el país del continente europeo que más sufrirá los efectos del aumento de las temperaturas en los próximos años, por lo que consideramos más urgente que nunca centrar los esfuerzos en realizar una transición hacia una dieta cada vez más vegetal, que limite el uso de recursos y permita una distribución más justa de estos. 

La ganadería no sólo consume una ingente cantidad de agua, también es responsable de su contaminación. El creciente número de explotaciones, especialmente las porcinas, generan ya 15 veces más excrementos que carne y, sólo en Cataluña, más de 152 municipios se enfrentan al desabastecimiento con un 42% de los acuíferos contaminados por nitratos.

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