Vigo, 15 ago. (COLPISA, Antonio Ojea). Con los incendios prácticamente extinguidos, el fuego no ha desaparecido del monte gallego. Bajo la capa de ceniza y restos calcinados se mantiene, en muchos puntos, un fuego latente que descubren continuamente los animales que pretenden regresar a sus pastos o a aquello que un día fue su hábitat. Por el monte deambulan estos días decenas de caballos y vacas que intenta moverse apoyados en sus rodillas, porque sus pezuñas están quemadas. Buscan los pastos y el agua que las llamas les han arrebatado y, en su deambular por las carreteras, exhaustos y desorientados, caen en las trampas que durante estos días les ha preparado el fuego. En muchos de esos animales pueden verse ahora las heridas y quemaduras que les provocaron las llamas. Otros, no se sabe si quizá más ‘afortunados’, aparecen muertos con los cuerpos hinchados por efecto del fuego, o con síntomas de haber sucumbido a heridas provocadas en su desesperada huida por las llamas o los golpes recibidos entre las peñas y el ramaje. Esos caballos y vacas que pastaban libremente por los montes no son completamente salvajes, tienen dueños que ahora tratan de agruparlos, recontarlos y rescatar a las crías que por estas fechas solían reunir en los ‘curros’ para raparles las crines, recontarlos y marcar a los ejemplares jóvenes, de apenas tres o cuatro meses.
Cosechas arruinadas
Pero la desaparición de la vegetación provoca otros problemas, porque los animales salvajes y el ganado mostrenco empiezan a buscar alimento en huertos y explotaciones agrícolas salvadas de las llamas. Jabalíes, corzos, caballos y otras reses destrozan muchas superficies cultivadas y arruinan cosechas, sobre todo maíz y otros cereales. Un sector productivo que estaba cobrando un notable auge, la apicultura, se ha visto también muy afectado y son centenares las colmenas destruidas. También las abejas y otros insectos están ‘desconcertados’ y aparecen en zonas no habituales, a la busca de nuevos medios de subsistencia. Reptiles, aves y anfibios son también víctimas de esta catástrofe, aunque de momento su sufrimiento no sea tan evidente. También se empieza a notar la repercusión de los incendios en el agua de embalses y acuíferos. Así lo hizo notar la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, en su visita a Galicia, durante una reunión con ecologistas y con el responsable de Medio Ambiente de la Xunta. Los corrimientos de tierra calcinada –cuando hagan su aparición las anunciadas lluvias- y el deslizamiento de las cenizas podrían contaminar acuíferos, ríos y embalses, y dar matar especies acuícolas, incluso en las rías. |