Desde el 26 de julio, en que hubo el cambio de gestión, hasta el 31 de agosto fueron sacrificados 20 perros y se produjeron 126 adopciones.
El ritmo de adopciones en el Centro de Acogida de Animales de Compañía (CAAC) de Barcelona se ha mantenido este verano sin que la decisión del Ayuntamiento de recuperar la gestión de la perrera municipal haya tenido hasta el momento una influencia negativa en el funcionamiento del centro. Así se desprende de un informe de la Agència de Salut Pública, que el pasado 26 de julio se hizo cargo de la gestión de las instalaciones de Collserola sustituyendo en esa función a la Fundación Altarriba.
Entre el 26 de julio y el 31 de agosto entraron en el CAAC 223 perros y 164 gatos abandonados. No obstante, durante el mismo periodo, 126 perros fueron entregados en adopción. Esta circunstancia hizo posible que, a finales del pasado mes, en el que tradicionalmente se producen más abandonos, la población del CAAC fuera de 115 perros y 43 gatos, uno de los censos más bajos desde enero del 2003, cuando entró en vigor la prohibición de sacrificar animales de compañía salvo en casos de sufrimiento por enfermedad incurable, peligro de contagio o conductas agresivas.
La presidenta de la Agència de Salut Pública, Imma Mayol, considera positivo que no se haya producido una saturación de las viejas instalaciones, que se haya mantenido un nivel elevado de adopciones y que, en cumplimiento del acuerdo municipal, no se haya aplicado una política de eutanasia indiscriminada. Según el gerente de la agencia, Joan Guix, en el periodo señalado, la eutanasia fue practicada a 20 perros. Precisamente, los criterios sobre qué casos hacen aconsejable el sacrificio de los animales fue una de las causas del deterioro de la relación entre la Fundación Altarriba y la Agència de Salut Pública y, sobre todo, entre la entidad proteccionista y la empresa responsable de los servicios veterinarios del centro, que también dejó de prestar esta función el pasado 26 de julio.
Guix destaca que en la relativa mejora de la situación de la perrera tuvo mucho que ver la actitud de la propia Fundación Altarriba, que antes de ceder la gestión del centro, lo vació haciéndose cargo de muchos animales que difícilmente hubieran encontrado la oportunidad de una adopción. Altarriba gestiona otras instalaciones en la que también se da albergue a perros y gatos.
En las últimas semanas se está llevando a cabo un proceso de reorganización de los voluntarios que prestan sus servicios de forma regular y a los que se está ofreciendo un seguro. Además, se están buscando emplazamientos para las nuevas instalaciones que permitirían aligerar las de Collserola y se ha solicitado a TMB la instalación de una parada de bus junto al CAAC –difícilmente accesible por otro medio que no sea el coche– para facilitar los desplazamientos a los voluntarios que acuden allí para pasear a los animales.
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