La Rambla de las estatuas humanas, los shawarmas, los souvenirs y los turistas de chancleta y cerveza también lo es de los emús, el pájaro más grande Australia, similar al avestruz, muy apreciado por la carne roja baja en colesterol y el aceite. La pareja se vende por 150 euros. Las ordenanzas municipales prohíben la exhibición y venta de animales en la vía pública, especialmente si son salvajes y su peso de adulto excede los dos kilos. La ley de protección de los animales incide en los mismos puntos y obliga a las tiendas de animales a no exhibirlos en los escaparates.
Los emús, aunque se crían en granjas, son animales salvajes, que a los dos años alcanzan los 50 kilos de peso y llegan a medir 1,80 metros. Ponen, al menos, una docena de huevos al año y se alimentan con pienso. Lo pasan tan mal en las jaulas de la Rambla que algunos comerciantes sólo los venden por encargo. "Sufren mucho estrés por el ruido y prefiero tenerlos en el corral. Si los encarga hoy, se los traigo mañana", explica la dependienta de uno de los puestos. A su lado, sin embargo, hay otro vendedor que sí los exhíbe. La jaula está medio tapada con un cartón de cigarrillos para proteger al animal del sol y los curiosos.
Carme Méndez, presidenta de la Asociación Defensa Derechos Animal (ADDA), se ha apoyado en las normativas del Ayuntamiento y del Parlament de Catalunya para presentar varias denuncias contra los vendedores de animales en la Rambla. El Ayuntamiento asegura haber cursado varias sanciones, pero las ventas continúan. "Los animales viven en condiciones lamentables. El ruido les causa gran estrés. Muchos pájaros murieron a causa de las celebraciones que se montaron en la Rambla hace un par de semanas, cuando el Barça ganó la Liga. Es normal, asimismo, que mueran de frío en invierno. Las jaulas son tan pequeñas que apenas les permiten moverse, lo que les provoca estrés. La imagen que da Barcelona con este mercadeo es patética".
Los puestos, según reconoce Jordi Portabella, segundo teniente de alcalde, están fuera de normativa. Originalmente dependían del mercado de la Boqueria y es esta vinculación la que les ha permitido estirar las concesiones hasta hoy. La asociación de comerciantes de la Boqueria lleva las negociaciones para conseguir que cese la venta de animales en la Rambla. Portabella considera que podrá alcanzarse un acuerdo "dentro de pocos meses".
Los puestos, según admite Portabella, no encajan en una ciudad que se opone a las corridas de toros y que ha prohibido la utilización de animales salvajes en circos y otros espectáculos. Las negociaciones no buscan el cierre de los puestos, pero sí un cambio radical en la orientación del negocio. Esto es, precisamente, lo que reclama ADDA. "Creemos que los puestos pueden dedicarse a la venta de otros productos que no sean animales".
Además de gallos, perdices, codornices, palomas y pájaros de todo tipo, incluidos loros tropicales, los puestos venden peces de colores, serpientes, iguanas, hurones, conejos, hámsters, lagartos y perritos de las praderas. En un puesto se ofrece un camaleón de Yemen por 60 euros.
Encontrar una fórmula que permita sustituir este comercio por uno que no implique maltrato a los animales es el objetivo del concurso que ADDA ha organizado en internet. La web www. paradetanimalsrambles.net recoge propuestas hasta el 29 de julio y hay un premio de 6.000 euros para la ganadora. En el jurado figuran los arquitectos Oriol Bohigas y Juli Capella.
La iniciativa es privada y el Ayuntamiento no se compromete a aplicar la idea ganadora.
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