Productos animales y medio ambiente

A lo largo del siglo XX, el aumento de la población y la creciente industrialización han tenido efectos devastadores en nuestro medio ambiente. El calentamiento global, la polución, deforestación, degradación de la tierra y extinción de especies son sólo algunos de estos efectos negativos. Las verdaderas consecuencias de una larga escalada de degradación medioambiental son aún impredecibles, pero hasta donde sabemos, el impacto de la humanidad sobre el resto de la tierra representa la peor devastación medioambiental. Con cientos de millones de personas que no obtienen el alimento necesario para satisfacer sus necesidades básicas, y miles de millones que no tienen acceso a agua limpia y segura, es necesario encontrar métodos sustentables para producir alimentos sin degradar la salud planetaria.

La agricultura es una de las ramas industriales más intensivas y más perjudiciales a nivel medioambiental. Como individuos, esto significa que debemos examinar nuestros hábitos alimenticios y preguntarnos cómo son producidos y de dónde vienen los alimentos que consumimos. Los consumidores con conciencia medioambiental no sólo se preocupan por los problemas derivados de la producción industrial de carne, el sobre-empaquetado, el uso de pesticidas, o los alimentos genéticamente modificados, sino que también cuestionan la sostenibilidad medioambiental de la agricultura animal moderna. Los granjeros solí­an ser considerados los €œguardianes del campo€, pero la imagen de la agricultura industrial moderna es una imagen de destrucción y contaminación.

La producción mundial de carne se ha cuadruplicado en los últimos 50 años y el número de cabezas de ganando es tres veces mayor que la población humana. En otras palabras, la población de ganado se está expandiendo a un ritmo mayor que la población humana. Esta tendencia contribuye a empeorar los citados problemas medioambientales.

Un estudio llevado a cabo por la FAO (United Nations Food and Agriculture Organisation), la USAID (US Agency for International Development) y el Banco Mundial concluyó que las granjas industriales "actúan directamente sobre la tierra, el agua, el aire y la biodiversidad a través de la emisión de desechos y contaminantes animales, el uso de combustibles fósiles y la sustitución de las fuentes genéticas animales. Además, esto afecta a la distribución global de la tierra, al repercutir sobre la tierra cultivable para satisfacer las necesidades de alimento concentrado para el ganado. Las emisiones de amoní­aco procedentes del almacenamiento de los residuos  localiza la acidificación de la tierra y la contaminación local de aguas y tierras".

De este modo, podemos agrupar los sectores de responsabilidad medioambiental de la industria cárnica y láctea en:

1.    Problemas energéticos
2.    Problemas en la tierra
3.    Problemas en el agua


Problemas energéticos


Una dieta de base vegana usa sustancialmente menos energí­a que una dieta basada en carnes y lácteos. Esta energí­a es virtualmente derivada de los combustibles fósiles, la producción de carne y lácteos, lo que contribuye a la polución del aire, la acidificación, la contaminación por la quema de combustibles fósiles, la destrucción de hábitats naturales y el calentamiento global.


Problemas en la tierra


La ganaderí­a industrial contribuye al cambio climático de diferentes maneras, pues consume combustibles fósiles para producir carne y además, es fuente de grandes emisiones de gas metano. El metano es uno de los tres gases que se consideran responsables del calentamiento global, responsable de ser 21 veces más efectivo que el dióxido de carbono atrapando el calor en la atmósfera. Durante las dos décadas pasadas, la concentración de metano en la atmósfera se ha duplicado.

Además de este impacto directo, la crí­a intensiva de animales también contribuye indirectamente al calentamiento global, con la deforestación para despejar tierras y cultivar alimentos para el ganado. Así­, disminuye la masa global verde: árboles que sinteticen el dióxido de carbono presente en la atmósfera.

Si te preocupa el calentamiento global y puedes velar por restringir el uso del coche,  tomar duchas en vez de baños.