Dénia vuelve a convertirse en el epicentro de la crueldad hacia los animales con los 'bous a la mar'

El pasado 8 y 9 de julio, el equipo de investigación de AnimaNaturalis y CAS International documentó una de las caras más crueles de las fiestas patronales en Dénia: los bous a la mar, un espectáculo que consiste en acosar a toros y vacas jóvenes para forzarlos a caer al mar desde una plaza habilitada en el puerto. Lo que algunos describen como tradición o entretenimiento, para los animales es un infierno de miedo, golpes, calor y agotamiento.

14 julio 2025
Dénia, España.

El pasado 8 y 9 de julio, el equipo de investigación de AnimaNaturalis y CAS International documentó una de las caras más crueles de las fiestas patronales en Dénia: los bous a la mar, un espectáculo que consiste en acosar a toros y vacas jóvenes para forzarlos a caer al mar desde una plaza habilitada en el puerto. Lo que algunos describen como tradición o entretenimiento, para los animales es un infierno de miedo, golpes, calor y agotamiento.

Tras caer al agua, los animales sufren un acoso continuo de nadadores hasta ser rescatados en lancha. Las imágenes que acompañan este artículo muestran escenas estremecedoras: una vaca llamada Nevada, de pelaje casi blanco, vivió diecisiete minutos de auténtico calvario durante esta persecución.

El festejo de los bous a la mar se vende como una atracción turística tradicional, pero para los animales es una tortura. En plena ola de calor (más de 35 °C a la sombra), los toros son soltados en un corral angosto ante los gritos y la música. Al liberarlos, un grupo de personas los persigue por la ciudad lanzándoles camisetas mojadas, banderas y botellas vacías. El único “instinto” que tienen estos toros herbívoros es huir. Sin embargo, al ser rumiantes se fatigan muy rápido.

El sol les quema el lomo y su respiración se vuelve dificultosa, hasta que caen exhaustos en la arena. A pesar de que los oganizadores afirman que no se inflige daño físico directo, diversos estudios científicos confirman lo contrario: los toros perseguidos así presentan niveles elevadísimos de cortisol, la hormona del estrés, y sufren un impacto psicológico extremo y agotamiento físico. El ambiente de ruido y violencia los desorienta: Nevada intentó varias veces escapar por las tablas de la plaza, resbaló al tratar de superarlas y cayó de bruces más de una vez. Todo ello bajo los gritos de «¡Al agua!», empujada hacia un agua que no es su medio natural.

Las estadísticas no sangran 

Nuestro reportaje pone nombre y rostro a estas tragedias, porque nos negamos a contabilizar las vidas con números o estadísticas. Por ejemplo, Nevada no es “una más”: es una vaca de mirada aterrada que sufrió intensamente. Antes salir de su corral, escuchó la algarabía de centenares de personas y no pudo escapar del cajón estrecho donde la encerraron. Al soltarse, trató de huir, pero la turba humana la rodeó, acosó y persiguió en un calvario que parecía no tener salida. Sufría golpes y agobio por el calor, tratando en vano de escapar entre la multitud. Finalmente, y obligada por la masa humana que la presionaba, Nevada se lanzó al mar, sin saber lo que encontraría debajo. 

Lejos de encontrar paz, en el agua siguió siendo acosada por nadadores que la perseguían y atosigaban. Tardaron casi cuatro minutos en rescatarla del agua: cuando la subieron a la lancha, temblaba como una hoja, con la lengua fuera y sin fuerzas para sostenerse. Nevada, como cualquier otro toro, es un ser sintiente capaz de dolor y miedo; su confusión y terror eran palpables. Defender estos animales no es luchar contra estadísticas, sino por cada Nevada que vive su propia pesadilla en nombre de la “tradición”.

Este espectáculo arrastra un historial trágico. En las últimas décadas se han registrado múltiples accidentes, algunos con desenlace fatal tanto para humanos como animales. En 2012, un toro murió ahogado en esta misma bahía. Diez años después, en 2022, tras dos veranos sin festejos debido a la pandemia, los bous a la mar regresaron con un saldo alarmante: solo en la primera sesión se registraron siete heridos, de los cuales cuatro necesitaron hospitalización.

El 11 de julio de 2023, un nuevo toro murió ahogado en Dénia en circunstancias casi idénticas a las de 2012. Este incidente forzó al gobierno local a suspender el resto de las festividades. Esta medida no fue suficiente, la historia volvió a repetirse en 2024: el 31 de agosto, un toro falleció ahogado durante el festejo de bous a la mar en Xàbia, localidad vecina.

Estos hechos ponen de manifiesto el riesgo inherente a estos espectáculos, tanto para los animales como para las personas. En consecuencia, el Ayuntamiento de Dénia decidió en 2024 suprimir las sueltas del mediodía, precisamente por coincidir con las horas de mayor exposición al calor. Raúl García de la Reina, concejal de Fiestas, reconoció públicamente que esta decisión representaba “un paso en el compromiso con el bienestar animal” y añadió que, además, supuso un ahorro de unos 10.000 euros en el presupuesto festivo.

"¿Cómo pueden gobiernos autodenominados progresistas seguir avalando y financiando con dinero público esta tortura arcaica? Los bous a la mar son la antítesis de una sociedad compasiva. Encierran a los toros, los acosan bajo un sol abrasador, y finalmente los empujan a un medio hostil donde pueden morir ahogados o de infarto, como ya ha sucedido. Cada muerte es un fracaso ético de este municipio", explica Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España. "Lo único que perpetuamos es la enseñanza de la crueldad a las nuevas generaciones. Es un mensaje de insensibilidad y dominio basado en la fuerza bruta".

AnimaNaturalis y CAS International se une a los cientos de activistas que han clamado por su abolición. Ayúdanos a difundir estas imágenes e historias y apoyar nuestra campaña FiestasCrueles.org. Únete a nuestros esfuerzos de poner nombre y rostro a cada toro y vaca que sufren, y a no mirar hacia otro lado. Nevada y otros miles de animales como ella merecen una vida digna de ser vivida, sin sangre ni tormento. Cada latido de pánico que registramos es una herida en nuestra propia humanidad, y exige el fin inmediato de estos festejos.