La céntrica plaza del Parchís, en Gijón, se convirtió este domingo en el escenario de una poderosa performance antitaurina que buscó, de forma simbólica y visualmente impactante, mostrar el grado de crueldad que implica la tauromaquia.
Medio centenar de activistas, convocados por la plataforma Asturies Antitaurina y respaldados por AnimaNaturalis y CAS International, participaron en una acción que mezcla arte, denuncia y reivindicación social.
El acto, realizado a mediodía, se enmarca en una serie de actividades previas a la gran manifestación antitaurina convocada para el próximo 17 de agosto, coincidiendo con la última jornada de la Feria de Begoña, que este año incluye cinco días consecutivos de corridas de toros.
Durante la performance, los participantes portaron grandes fotografías de toros y caballos utilizados en las corridas, muchos de ellos captados en los instantes de dolor y agonía en la arena. A su alrededor, carteles con consignas como "Asturies ensin tortura", "Nuestra cultura no mata" y "Basta de violencia animal" reforzaban el mensaje central: la tauromaquia no es cultura, sino un vestigio de violencia que debe abolirse.
En el centro de la escena, un grupo de activistas permaneció inmóvil, con la mirada fija y seria, mientras otros simulaban caídas y heridas, representando de forma dramática el sufrimiento que viven los animales en estos festejos. La intención, explican los organizadores, era “confrontar directamente al público con la realidad que normalmente se esconde detrás de las paredes de la plaza”.
Entre los asistentes destacó la presencia de Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España y miembro de la Comisión Promotora de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) #NoEsMiCultura, que ha reunido más de 715.000 firmas en todo el país —casi 30.000 de ellas en Asturias— para exigir que la tauromaquia sea eliminada del listado de patrimonio cultural inmaterial.
Gascón no dudó en señalar que “las corridas de toros no son parte de nuestra cultura, son un vestigio del pasado que seguimos arrastrando simplemente porque beneficia a un puñado de empresarios, satisface las pasiones más bajas de una minoría de la sociedad y sirve como argumento reaccionario de unas ideologías que alientan la violencia y la poca empatía”.

La performance del día 10 ha sido solo la primera de tres acciones previas a la manifestación del 17 de agosto. La plataforma Asturies Antitaurina ha anunciado que el jueves 14 un camión rotulado con imágenes impactantes de corridas de toros recorrerá las calles de Gijón durante ocho horas, llevando el mensaje antitaurino directamente a barrios y zonas de gran afluencia.
El viernes 15, la actividad se trasladará a las inmediaciones de la plaza de toros de El Bibio, donde se celebrará una
El momento culminante llegará el domingo 17 de agosto, cuando a las 16:30 horas partirá desde la Plazuela de San Miguel una manifestación que recorrerá el paseo marítimo hasta El Bibio, bajo el lema “¡Asturies ensin tortura!”.

Durante el acto del Parchís se leyó un manifiesto que, con un tono claro y contundente, rechazó la tauromaquia como tradición o patrimonio cultural. “Nuestras fiestas celebran la vida, no la muerte. En estas fechas, las calles de Asturies se llenan de música, de baile, de arte… Nos reunimos para brindar, para compartir la mesa, para disfrutar de la compañía de quienes queremos. Eso es tradición. Eso es cultura”, proclamaron.
La presencia de la ILP #NoEsMiCultura en esta protesta no es casual. Se trata de una iniciativa legislativa popular que, en pocos meses, ha logrado una de las mayores movilizaciones ciudadanas recientes en defensa de los animales. Las más de 715.000 firmas presentadas superan con creces el mínimo legal exigido y constituyen una prueba del cambio de mentalidad que se vive en España.
En Asturias, la cifra ronda las 30.000 firmas, lo que refleja que el rechazo a la tauromaquia no es un fenómeno ajeno, sino una demanda local creciente. Para Aïda Gascón, “este apoyo masivo demuestra que el pueblo asturiano y español quiere que sus impuestos se destinen a proteger a los animales y a fomentar una cultura libre de violencia, no a subvencionar espectáculos sangrientos”.

Las organizaciones antitaurinas en Asturias consideran que el momento para el cambio es ahora. El creciente apoyo ciudadano, la disminución del público en las plazas y el respaldo de figuras políticas y culturales a la abolición generan un contexto favorable para avanzar hacia una legislación que ponga fin a la tauromaquia en la región.
“No pedimos que la gente deje de celebrar sus fiestas, pedimos que esas fiestas no se construyan sobre el dolor y la muerte de un animal”, insiste Gascón. “Queremos que Asturias sea recordada por su hospitalidad, su música, su sidra y sus paisajes, no por ser uno de los lugares donde todavía se mata por diversión”.
La protesta de Gijón forma parte de una estrategia más amplia que AnimaNaturalis y CAS International desarrollan en toda España para visibilizar y acelerar el fin de la tauromaquia. Desde investigaciones encubiertas y campañas de concienciación, hasta presión política y acciones legales, el movimiento antitaurino se encuentra en uno de sus momentos de mayor fuerza.
“El futuro de la tauromaquia está escrito, y es su desaparición”, concluye Gascón. “La pregunta es si vamos a esperar décadas para que esto ocurra o si, como sociedad, vamos a dar el paso ya. Por eso seguimos en las calles, alzando la voz por quienes no pueden hacerlo”.

