Aunque la partida aún es legal, su participación se considera como una desafío al Parlamento y una provocación ante la opinión pública. Sin importarle la polémica que su presencia pudiera despertar, el príncipe Guillermo cazó zorros durante tres horas con el club Beaufort Hunt, situado en Gloucestershire (sur de Inglaterra), cerca de Highgrove, la mansión propiedad de su padre. En la cacería participaron unas 80 personas a caballo, seguidos por más de cincuenta coches.
Tanto Guillermo como su padre, Carlos de Inglaterra, son grandes aficionados a cazar zorros con perros y a caballo, algo que ha sido vetado ya por la Cámara de los Comunes por una ley que firmó en noviembre la Reina de Inglaterra. Sin embargo, la prohibición no entrará en vigor en Inglaterra y Gales hasta el próximo 18 de febrero y es posible que el veto se alargue durante meses, o incluso años, a causa de los recursos legales presentados por sus partidarios.
Los defensores de la caza del zorro, agrupados en la Countryside Alliance (Alianza Rural), van a presentar varios recursos legales contra la prohibición, que podrían tardar años en resolverse, informa Efe. Además, parece que el Gobierno británico no se opondrá a esas acciones judiciales de los defensores de la caza del zorro, para dar tiempo a que el veto no entre en vigor antes de las elecciones generales, previstas para mayo próximo.
El Príncipe Guillermo no hecho más que seguir los pasos de su tía Ana de Inglaterra, quien el pasado mes de diciembre se convirtió en el primer miembro de la Familia Real británica en salir a la caza del zorro con perros desde que el Parlamento votó en contra de esa secular práctica por considerarla «especialmente cruel».
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