La muerte de un caballo en los Tres Tombs reabre el debate sobre el uso de animales en tradiciones

La muerte fulminante de Santo, un caballo de ocho años, durante el bicentenario de los Tres Tombs en Barcelona, ha desatado una ola de indignación y puesto en jaque una tradición centenaria. Mientras la organización insiste en que el animal "no estaba cansado", colectivos animalistas exigen el fin del uso de équidos en espectáculos que los someten a estrés y riesgo. ¿Hasta cuándo primará la cultura sobre el bienestar animal?

03 mayo 2025
Barcelona, España.

El desfile de los Tres Tombs, que este año celebraba su 200 aniversario con un encuentro nacional de 70 carruajes, 200 caballos y 600 traginers (arrieros) de 95 localidades catalanas, quedó marcado por la tragedia. A las 11:11 horas, en el cruce de las calles Parlament y Borrell del barrio de Sant Antoni, Santo —un caballo que arrastraba el carro con la imagen de Sant Antoni Abad, patrón de los animales— se desplomó sin vida. Pese a los intentos de reanimarlo con agua y la intervención inmediata de veterinarios de la Generalitat, que certificaron una muerte “fulminante y sin sufrimiento”, el suceso ha reavivado un debate incómodo: el uso de animales en tradiciones que ponen en riesgo sus vidas.

Santo, criado en Cerdanyola del Vallès, apenas llevaba minutos en el desfile cuando colapsó. Testigos relataron a este medio que el animal mostraba signos de inquietud antes de caer. “Intentaron reanimarlo rociándole agua, pero ya era tarde. Lo cubrieron con una manta roja y tuvieron que desviar la cabalgata por la calle Manso”, explicó un asistente que prefirió mantener el anonimato. La imagen del caballo tendido en el asfalto, rodeado de un público conmocionado, se viralizó en redes sociales, donde usuarios denunciaron “maltrato institucionalizado”.

Aunque la autopsia determinará la causa exacta del deceso, todo apunta a un infarto provocado por el estrés. “No es normal que un équido joven muera así. Estos animales son sometidos a entornos urbanos caóticos, ruidos y multitudes que les generan ansiedad extrema”, señaló Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España. La organización canceló la bendición de mascotas y la rúa de los Gegants de Sant Antoni, pero el gesto llegó tarde para Santo.

Tradición premiada, sufrimiento invisibilizado

El conflicto entre cultura y ética animal no es nuevo. Los Tres Tombs, distinguidos este año con la Creu de Sant Jordi por su “dinamización del patrimonio”, se defienden como un homenaje a la historia arriera catalana. Sin embargo, detrás de los carruajes decorados y los aplausos al paso de los caballos, se esconde una realidad menos idílica: animales obligados a caminar durante horas sobre pavimento duro, arrastrando pesos y expuestos a condiciones que distan de su hábitat natural.

“Hablamos de estrés acumulado. Muchos de estos caballos son trasladados desde zonas rurales hasta la ciudad, encerrados en remolques, desorientados por el ruido… Es una tortura silenciosa”, denunció Gascón. No es un caso aislado: en 2017, otro caballo murió en la misma festividad, y en ediciones anteriores se han reportado episodios de agotamiento y lesiones. Pese a ello, las administraciones siguen sin regular condiciones básicas como límites de peso en los carruajes, descansos obligatorios o revisiones veterinarias rigurosas.

Mientras el Ayuntamiento de Barcelona elogiaba los Tres Tombs como “un reconocimiento al pasado y al esfuerzo de quienes mantienen viva esta tradición”, colectivos animalistas recordaron la hipocresía de bendecir animales en un acto donde se los explota. “Sant Antoni es el patrón de los animales, pero esta fiesta los convierte en objetos. No hay espiritualidad en someterlos a sufrimiento”, criticó Gascón.

La polémica trasciende lo simbólico. En 2023, el Parlamento Europeo instó a los estados miembros a prohibir el uso de animales en espectáculos que impliquen riesgo físico o estrés. Sin embargo, España sigue permitiendo tradiciones como los correbous, los encierros o los Tres Tombs bajo el paraguas de la “excepcionalidad cultural”. “Es inaceptable que en pleno 2025 se sigan usando animales como reclamo turístico. Las tradiciones deben evolucionar o desaparecer”, insistió Gascón.

El momento es ahora

Desde AnimaNaturalis, urgimos a las instituciones a tomar medidas concretas:

  1. Prohibir la participación de animales en eventos con aglomeraciones, ruido excesivo o condiciones lesivas.
  2. Promover alternativas éticas, como carruajes simbólicos vacíos o representaciones teatrales con actores.
  3. Sancionar a los organizadores que incumplan protocolos de bienestar animal.

Para lograrlo, necesitamos una ciudadanía informada y movilizada. Únete a la Red de Voluntariado de AnimaNaturalis y forma parte de la campaña que prepararemos para exigir la prohibición del uso de animales en tradiciones y espectáculos.

La muerte de Santo no es solo un “accidente”. Es el síntoma de un sistema que normaliza el uso de animales como herramientas de entretenimiento. Mientras las administraciones sigan premiando festejos que los ponen en riesgo, estaremos fallando como sociedad. “El progreso no está en negar el pasado, sino en construir un futuro donde cultura y compasión vayan de la mano. Los animales no son patrimonio: son seres sintientes que merecen protección”, afirma Gascón.

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