Público de Cali cancela a Andrés Calamaro por su defensa de la tauromaquia

En medio de su gira “Agenda 1999”, el emblemático músico argentino vivió en Cali un rechazo sin precedentes tras alabar las corridas de toros. Entre abucheos, salidas de escena y un clamor animalista, este episodio se convierte en el epicentro de una campaña para boicotear a todo artista que promueva la tortura animal.

17 mayo 2025
Cali, Colombia.

El 17 de mayo de 2025 quedará marcado en la memoria de los caleños como la noche en que un ícono del rock en español se encontró con el pulso de una sociedad que decidió no callar. Andrés Calamaro, artífice de éxitos inmortales como Flaca y Honestidad Brutal, subió al escenario del Arena Cañaveralejo confiado en el calor de su público. Lo que sucedió minutos después demostró que la simpatía por el toro ya no es moneda de cambio.

Mientras interpretaba Flaca, Calamaro imitó un pase de toreo con su chaqueta y dedicó la canción “a los toreros, ganaderos y aficionados que se quedan sin trabajo”. Fue el momento en que se desató la oleada de abucheos y un público indignado por esa apología a la tortura de animales. Ante el clamor, el cantante reaccionó con un seco “Lo siento, están cancelados. Hasta nunca”, dejando el micrófono y abandonando el escenario.

Los vídeos circulan como pólvora en redes sociales: se ve a Calamaro desanimado, a su banda tocando en solitario y a la audiencia reclamando respeto. Varios asistentes relataron cómo nunca habían vivido un ambiente tan cargado en un concierto de rock. 

“Cuando la defensa de los animales se convierte en un valor social innegociable, cualquier apología de la tortura choca con la conciencia colectiva”, señala Derly Florez, directora de AnimaNaturalis en Colombia. “Este episodio demuestra que el público está dispuesto a ejercer su poder: no adquiriremos entradas, no permitiremos que la sangre del toro manche nuestros eventos”.

El fin de la tauromaquia en Colombia

Detrás del boicot a Calamaro late un proceso legal y cultural que lleva meses gestándose. En mayo de 2024, la Cámara de Representantes de Colombia aprobó el proyecto de ley 219 de 2023, que prohíbe corridas de toros, rejoneos, novilladas y espectáculos afines a partir de 2028. Fue fruto de una moción ciudadana que asumió la defensa de los animales como un imperativo ético.

El impulso vino de organizaciones como AnimaNaturalis, reunidas en una coalición unificada llamada Colombia Sin Toreo, con un trabajo que se extendió durante años, hasta una mayoría parlamentaria convencida de que la tradición no puede ser excusa para la crueldad.

Pero la resistencia no tardó en aflorar. Tras la aprobación, la Cormanizales, administradora de la plaza de toros de Manizales, presentó una demanda ante la Corte Constitucional alegando vulneración del derecho al trabajo de toreros y la falta de planes de reconversión para algunos espacios taurinos. El recurso fue admitido parcialmente, lo que abre un pulso legal que podría dilatar la entrada en vigor de la ley o matizar su alcance.

“La tradición no justifica el dolor de un ser vivo. Nuestro país ya decidió avanzar hacia una cultura de respeto y empatía”, advierte Florez. “No aceptaremos que intereses económicos o nostalgias sangrantes dilaten la prohibición definitiva”.

Mientras tanto, la gira “Agenda 1999” de Calamaro sigue su paso por Medellín, Manizales, Bogotá y Barranquilla, pero con la sombra de un boicot masivo. Varios promotores locales han reportado cancelaciones de última hora y una caída en la venta de entradas, evidenciando que el público prefiere la coherencia ética a cualquier estrella del rock.

De la protesta al boicot

Lejos de quedar en un incidente puntual, el rechazo a Calamaro en Cali se ha convertido en ejemplo de cómo un movimiento social articulado puede traducir la indignación en acción directa. AnimaNaturalis sugiere actuar para que artistas como Calamaro sientan el rechazo de su público:

  1. Boicotear los conciertos de Andrés Calamaro: no comprar entradas, no rentar salas, no amplificar su música en vivo.

  2. Compartir este artículo en redes para sumar visibilidad y presión.
  3. Cancelar a todo artista que promueva, defienda o banalice la tortura de animales, exigiendo coherencia entre sus letras, su imagen pública y sus valores.

“La fuerza de un artista no está en su guitarra, sino en la coherencia de sus acciones”, afirma Florez. “Si alguien elige alinear su nombre con la tortura, el público tiene el derecho y el deber de retirarle el escenario”.

Boicotea los conciertos de Andrés Calamaro, comparte este artículo en todas tus redes y únete al movimiento global para cancelar a todo artista que promueva la tortura de animales. Solo así lograremos que la compasión sea el nuevo himno de la cultura.

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