El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha puesto un freno al controvertido Torneo del Toro de la Vega en Tordesillas, Valladolid. En una resolución firme, el tribunal ratificó la prohibición de celebrar el festejo bajo su nueva modalidad, que pretendía reemplazar las lanzas tradicionales por divisas —pequeños arpones metálicos—. Según los magistrados, esta adaptación no solo incumple la ley autonómica de 2016, que prohíbe matar reses de lidia en público, sino que constituye un “nuevo espectáculo” basado en la violencia hacia el animal.
El procedimiento judicial, impulsado por la denuncia del partido animalista PACMA en 2022, duró tres años y contó con momentos de enorme tensión social. Los jueces apuntaron en la sentencia ausencia de informes veterinarios que avalaran la supuesta menor agresividad del modelo de divisas; además, señalaron defectos formales en la evaluación de impacto normativo y económico del festejo. Aunque aún cabe recurso ante el Tribunal Supremo en un plazo de 30 días desde la notificación, la resolución supone, por ahora, una barrera infranqueable para quienes pretendían resucitar la esencia violenta del tradicional torneo.
Desde el Ayuntamiento de Tordesillas, el alcalde y su equipo sostienen que el delito no reside en la tradición, sino en ciertas prácticas extremas que se habían erradicado desde la reforma de 2016. "Nuestro objetivo siempre ha sido adaptar el torneo al marco legal sin renunciar a la identidad de Tordesillas", afirmó un portavoz del consistorio, subrayando que las divisas concebidas en 2022 eran parte de un esfuerzo por preservar la experiencia sin que el toro muriera en público.
No obstante, esta versión no convenció al TSJCyL, según el cual las modificaciones implicaban un «nuevo espectáculo» y no eran compatibles con el Decreto-Ley 2/2016. Con esta definición, los jueces dejaron claro que cualquier acción cuyo fin sea herir, pinchar o golpear al animal está prohibida, y que la mera etiqueta de «tradición centenaria» no la exime de cumplir la ley.
Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España, celebra este fallo como un avance histórico: “Esta sentencia no es solo una victoria legal; es un reconocimiento de que la tortura disfrazada de tradición ya no tiene cabida en nuestra sociedad. Sin embargo, no podemos bajar la guardia: mientras existan resquicios legales, seguirán intentando burlar la ley”.
El Toro de la Vega, celebrado cada septiembre en Tordesillas, ha sido por siglos un símbolo de la España más controvertida. Originalmente, consistía en perseguir a un toro por el campo hasta alancearlo hasta la muerte frente a una multitud. Tras su prohibición en 2016, el festejo mutó a un encierro sin muerte pública, pero en 2022 el consistorio intentó reintroducir la violencia mediante las divisas. La estrategia fue considerada un eufemismo por los animalistas. “Quieren hacernos creer que clavar arpones es ‘tradición adaptada’, pero es solo una forma cobarde de prolongar el sufrimiento. El toro sigue siendo torturado, solo que ahora su agonía ocurre tras bambalinas”, explica Gascón.
La resistencia social ha sido clave. En 2015, imágenes de activistas encadenados a las vallas del recorrido dieron la vuelta al mundo, exponiendo la brutalidad del evento. Aunque la pandemia interrumpió su celebración entre 2020-2021, la presión no cesó: PACMA y organizaciones como AnimaNaturalis mantuvieron vigente el debate.
Los defensores del torneo, no obstante, insisten en su valor cultural. Luis Martín Arias, miembro del Patronato del Toro de la Vega, argumenta: “Es parte de nuestra identidad. No queremos volver al lanceamiento, pero el torneo debe preservarse como patrimonio”. Un argumento que Gascón desmonta: “Ninguna tradición justifica la crueldad. ¿Acaso defendemos la esclavitud o la violencia de género por ser ‘culturales’? La ética debe prevalecer sobre la nostalgia”.
Entre recursos legales y movilización ciudadana
Aunque la sentencia del TSJCyL es un revés para Tordesillas, la batalla dista de terminar. El Ayuntamiento, respaldado por la Junta de Castilla y León (PP-Vox), ha anunciado que recurrirá al Tribunal Supremo. Miguel Ángel Oliveira, alcalde de la localidad, insiste en que “se cumplió la ley eliminando el lanceamiento” y acusa a los animalistas de “atacar al mundo rural”. Sin embargo, la resolución judicial desmiente sus afirmaciones: al no presentar pruebas veterinarias y centrar el espectáculo en el clavado de divisas, el torneo sigue siendo incompatible con la protección animal. Además, como señala PACMA, la normativa autonómica no permite crear nuevos festejos que impliquen maltrato, aunque se autodenominen “tradicionales”.
Mientras las instituciones se enredan en pleitos, la sociedad civil tiene un papel crucial. Necesitamos que cada persona firme y comparta nuestra petición en FiestasCrueles.org. Solo con presión social lograremos que el Supremo mantenga la prohibición y se extienda a otros festejos como los correbous, toros ensogados o los toros de embolados con fuego.
El Toro de la Vega no es un caso aislado. En localidades como Medinaceli o Denia, festividades similares siguen utilizando animales como objetos de entretenimiento. La lucha, por tanto, es nacional: abolir toda forma de violencia institucionalizada contra los seres vivos. Únete a AnimaNaturalis y miles de defensores de los animales para exigir el fin definitivo de los festejos crueles. Firma y comparte la petición en FiestasCrueles.org. Juntos, lograremos que el Toro de la Vega y otras prácticas brutales sean solo un recuerdo del pasado.
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