Los lobos regresan a Catalunya para criar después de un siglo de ausencia

La confirmación de una manada con tres cachorros en el Empordà marca un hito ecológico y obliga a las administraciones a activar planes de protección y coexistencia.

06 noviembre 2025
Cistella, España.

Por primera vez en cien años, el aullido de unos lobeznos resuena en los bosques catalanes. El hallazgo de una familia de lobos—una pareja adulta y tres crías—en una zona entre el Alt Empordà y la Garrotxa confirma de forma oficial e histórica que la especie se ha reproducido en Catalunya. Este evento, calificado como "histórico" por el Departament de Territori, es un punto de inflexión que obliga a la administración autonómica a pasar de la mera detección de ejemplares solitarios a la gestión activa de una especie que ahora pasa de considerarse "extinta como reproductora" a "en peligro de extinción". Este nuevo estatus conlleva la obligación legal de redactar y aprobar un plan de recuperación específico.

El camino hacia este momento comenzó a principios de 2024, cuando los Agentes Rurales confirmaron la presencia de un lobo en la localidad de Cistella. En mayo, los análisis genéticos revelaron una noticia aún más esperanzadora: se trataba de una hembra. Poco después, se identificó fotográficamente a un macho en la misma zona. El meticuloso trabajo de seguimiento permitió observar que, si bien durante meses los dos animales fueron localizados por separado y a gran distancia, en diciembre fueron captados por las cámaras de fototrampeo moviéndose juntos. Ante los indicios de un posible período reproductor, los agentes optaron por un prudente sigilo para no interferir en un proceso tan delicado. La paciencia dio sus frutos este otoño, cuando los cachorros, ya con varios meses de vida, comenzaron a seguir a los adultos, permitiendo confirmar la existencia de tres nuevos individuos.

Para AnimaNaturalis, este regreso natural es un triunfo de la resiliencia de la naturaleza, pero también una llamada a la responsabilidad. "Este es un hecho de una importancia capital. No se trata de una reintroducción forzada, sino de la recolonización natural de un depredador clave que fue injustamente exterminado de nuestros ecosistemas. Su vuelta demuestra que, si se les da la oportunidad, la naturaleza recupera su equilibrio", expresa Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España. "Ahora, la ballesta está en el tejado de la Generalitat de Catalunya. Tiene la obligación legal y moral de proteger a esta familia y garantizar su supervivencia, lejos de presiones interesadas que buscan su eliminación", añade Gascón.

El lobo ibérico fue dado por extinguido en Catalunya en 1929, tras la muerte violenta del último ejemplar autóctono documentado en Horta de Sant Joan, en la Terra Alta. Su lento regreso comenzó en 2004, cuando la Generalitat confirmó la reaparición de la especie a través de ejemplares que, de forma natural, expandían su territorio desde las manadas del norte de Italia y el sur de Francia. En 2024, se estima que la población de lobos en territorio catalán es de al menos entre 10 y 11 ejemplares, distribuidos principalmente por comarcas del norte como la Alta Ribagorça, el Pallars Sobirà o el Ripollès. Sin embargo, hasta ahora, todos ellos eran considerados "lobos solitarios", sin estabilidad territorial ni reproducción. La formación de esta primera manada cambia radicalmente el escenario.

Este hito es también un claro indicador de la transformación del paisaje y la salud de los ecosistemas catalanes. Cuando el lobo desapareció, las poblaciones de ungulados salvajes como ciervos, corzos o gamos eran testimoniales. Hoy, estas especies se han multiplicado, proporcionando una base alimenticia abundante y natural para los grandes depredadores. Según los informes de los Agentes Rurales, esta nueva familia de lobos se ha alimentado hasta ahora de presas silvestres, sin que se hayan registrado ataques a rebaños domésticos en la zona, un dato que desmonta muchos de los prejuicios que persiguen a la especie.

No obstante, la sombra del conflicto con la ganadería extensiva es alargada. La administración es consciente de que la coexistencia requiere de medidas proactivas. El Govern ya ha venido impulsando un programa de prevención de daños que incluye la cesión de redes eléctricas, el fomento de perros de protección y apoyo económico para los ganaderos que realicen labores de autoprotección. Con la confirmación de la cría, estas medidas se intensificarán. "Es fundamental que las autoridades no solo se centre en proteger al lobo, sino también en vigilar a las explotaciones ganaderas que suelen aprovecharse de la presencia de estos animales para exigir ayudas por supuestas pérdidas. Y esas noticias sólo animan a aquellos que se divierten matando animales con pretextos cinegéticos o comerciales", insiste Aïda Gascón.

El reto inmediato para las administraciones es doble: proteger la seguridad de la incipiente manada de curiosos y furtivos, intensificando el seguimiento con el máximo sigilo, y acelerar la tramitación del plan de recuperación que exige la normativa europea. El lobo ha vuelto a Catalunya para quedarse. Su futuro, y el de la salud de nuestros ecosistemas, dependerá de nuestra capacidad para aceptar que los espacios naturales no son un museo, sino un entramado vivo del que, durante demasiado tiempo, habíamos extraído una pieza fundamental.