No suelo leer la columna semanal que sobre caza escribe Juan Antonio Sarasketa en su periódico. No me gusta la caza; no entiendo que se pueda disfrutar en una sociedad civilizada causando sufrimiento y muerte a otros seres tan sensibles ante el dolor como nosotros mismos.
Sin embargo, el título del artículo del sábado 8 de mayo me llamó la atención: El llanto del astuto corzo, donde después de explicar cómo se debe cazar esta especie, se decía lo siguiente: “Pero lo que más me ha impactado de los corzos son las lágrimas que le brotan de esos preciosos ojos de grandes pestañas cuando están heridos y saben que no pueden escapar de la muerte”……”amigo cazador, procura evadir ese momento. Igual es que me estoy haciendo mayor.”
Sr. Sarasketa la edad nos va haciendo más sabios. Quizá sea la hora de que los cazadores se den cuenta de todo el sufrimiento que generan por diversión (con lágrimas o sin ellas). Quizá sea la hora de sustituir su aportación semanal en este periódico por otra en la que nos hable de la etología de esos animales que tan bien parece conocer y no de cómo acosarlos y matarlos.
Joxe Arizmendiarrieta
ATEA
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