La capacidad de los peces para experimentar dolor, estrés y hasta placer, ha sido irrefutablemente demostrada por la comunidad científica. Sin embargo, sus vidas son sistemáticamente devaluadas y sus necesidades ignoradas. Anualmente, se estima que cada año se sacrifican entre 78 y 171 mil millones de peces en piscifactorías –con una media de 124 mil millones solo en 2019 –. Esta cifra no solo supera con creces el ya de por sí astronómico número de 80 mil millones de aves y mamíferos terrestres criados con el mismo fin, sino que representa una multiplicación por nueve de este horror. Esta masacre industrializada, que se desarrolla en gran medida en un vacío legal y ético, somete a estos animales a condiciones de vida y muerte que serían consideradas un escándalo público y una flagrante violación de cualquier estándar de decencia si se aplicaran a otras especies con las que estamos más familiarizados.
No obstante, una poderosa corriente de cambio está comenzando a agitar las aguas estancadas de la indiferencia. Una reveladora encuesta, llevada a cabo por Sapience para Eurogroup for Animals y Compassion in World Farming entre marzo y abril de 2024, y que involucró a 9,197 ciudadanos en nueve países de la Unión Europea (como parte de un sondeo más amplio a 12,301 personas en 12 países), ha arrojado resultados de una contundencia abrumadora. El 91% de los europeos encuestados cree firmemente que el bienestar de los peces de piscifactoría debería ser protegido al mismo nivel (81%) o incluso a un nivel superior (10%) que el de otros animales de granja. Este clamor popular, casi unánime, choca frontalmente con la cruda y despiadada realidad de las piscifactorías, donde el hacinamiento extremo, la proliferación de enfermedades debilitantes, la inanición como práctica de manejo y los métodos de sacrificio bárbaros y prolongados son, lamentablemente, la norma aceptada y legal. Es un llamado de atención que resuena con una urgencia ineludible, exigiendo no solo una revisión profunda de nuestra legislación, sino, de manera más fundamental, una reevaluación crítica de nuestra relación con estos seres acuáticos sintientes.
"Lo que estos datos revelan es una masacre silenciosa, metódicamente oculta a los ojos de un público que, en su inmensa mayoría, aborrecería estas prácticas si las conociera en detalle. Miles de millones de peces, cada uno un individuo capaz de sentir, están atrapados en un sistema de crueldad institucionalizada, y la sociedad apenas está comenzando a rascar la superficie de esta terrible realidad", afirma con rotundidad Aïda Gascón, directora de AnimaNaturalis en España. "En AnimaNaturalis, hemos denunciando el absoluto desamparo legal y la crueldad inherente que define a la industria de la acuicultura intensiva. Estas nuevas cifras de opinión pública no hacen más que subrayar la imperiosa y urgente necesidad de una acción legislativa y social transformadora. El desfase entre la sensibilidad ciudadana y la inacción política es insostenible".
Este artículo se sumerge en las profundidades turbias y a menudo ignoradas de las granjas de peces, exponiendo con detalle el sufrimiento sistemático que allí se inflige. Analizaremos la creciente y vehemente demanda ciudadana por un cambio legislativo y ético radical, y trazaremos un camino viable hacia un futuro donde la compasión, el respeto por todas las formas de vida sintiente y la coherencia moral prevalezcan sobre la apatía, la codicia y la explotación desenfrenada. Es hora de escuchar su grito mudo y responder con acciones decididas.
El sufrimiento a escala industrial
Frente a la sombría y a menudo deliberadamente ocultada realidad de la acuicultura intensiva, está emergiendo con fuerza imparable una luz de esperanza, impulsada por una creciente y cada vez más informada sensibilidad ciudadana. Un aplastante 91% de los encuestados cree que el bienestar de los peces de piscifactoría debería estar protegido legalmente en la misma medida (81%), o incluso en mayor medida (10%), que el de otros animales de granja como cerdos, pollos o vacas.
Este dato, por sí solo, debería constituir un torpedo directo a la línea de flotación de la inacción legislativa y la complacencia regulatoria que ha caracterizado el tratamiento de los peces en la Unión Europea. Actualmente, y a pesar de los avances científicos en la comprensión de la sintiencia de los peces, no existe en la UE una legislación específica y exhaustiva que atienda las necesidades biológicas, etológicas y psicológicas únicas de las diversas especies de peces de cultivo. Esta ausencia de un marco legal robusto permite, e incluso ampara, la persistencia de prácticas profundamente crueles, éticamente indefendibles y científicamente cuestionables. Los resultados del sondeo de Sapience no son una simple opinión; son un mandato claro y contundente para que la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y los Estados miembros actúen con decisión, celeridad y valentía en la revisión integral de las leyes de bienestar animal, incluyendo, de una vez por todas, provisiones específicas, detalladas y de obligado cumplimiento para los peces. De hecho, esta demanda se ve reforzada por el hecho de que 4 de cada 5 personas encuestadas (un 80%) en los nueve países apoyan explícitamente la promulgación de una legislación que promueva activamente las mejores prácticas disponibles y se base en la ciencia más reciente y rigurosa para satisfacer las complejas necesidades de bienestar de los animales acuáticos de granja.
"La magnitud del problema es simplemente abrumadora, y la pasividad legislativa ante esta barbarie es inaceptable en pleno siglo XXI", comenta Gascón. "Estamos hablando de miles de millones de vidas sintientes, cada una con su propia perspectiva del mundo, sometidas a un calvario desde su nacimiento artificial hasta una muerte que, en la mayoría de los casos, es brutal y aterradora. La sociedad tiene el derecho y el deber de conocer esta realidad oculta para poder exigir un cambio sistémico y profundo. El desconocimiento generalizado, como lo demuestra la encuesta de Sapience donde casi la mitad de los encuestados europeos (48%) muestra una baja familiaridad con las prácticas de la piscicultura (conociendo como máximo 2 de 7 afirmaciones sobre el tema), es el mejor aliado de esta industria". La invisibilidad de su sufrimiento, magnificada por la despersonalización en las estadísticas de producción y la flagrante ausencia de legislación específica y vinculante, ha permitido que esta crueldad industrial persista, se normalice y se expanda a una escala que desafía cualquier principio ético básico.
Uno de los aspectos más reveladores y, a la vez, preocupantes que destapa la encuesta es el profundo desconocimiento que aún persiste entre muchos ciudadanos de la UE sobre los métodos comunes de cría de peces y sus directas y a menudo terribles consecuencias para los animales. En España, por ejemplo, casi dos tercios de los encuestados (un alarmante 63%, según el comunicado de Eurogroup for Animals citando la encuesta, aunque la página 14 del informe de Sapience indica una puntuación media de concienciación de 2.2 sobre 7 para España, siendo la más baja junto con Rep. Checa [2.5] en comparación con Francia [3.2] o Alemania [3.0]) mostraron una baja conciencia general sobre las prácticas actuales en la piscicultura. Solo un escaso 30% de los españoles, según el comunicado inicial, era consciente de que el porcentaje de peces que mueren durante la cría en las granjas es sustancialmente más alto que el de los animales terrestres de granja (el informe de Sapience p.14 muestra que el 66% de los europeos no conocía este dato, lo que implica que un 34% sí lo conocía a nivel UE). Esta falta de información detallada es un obstáculo crucial, ya que impide que la preocupación y la empatía inherentes que muchas personas sienten por los animales se traduzcan en una presión pública más informada, específica y, por tanto, más efectiva sobre la industria y los legisladores.
Pulso de la población contra el sufrimiento
A pesar de este velo de desconocimiento sobre las prácticas específicas de la industria, la empatía fundamental hacia los peces es notable y esperanzadora. Una mayoría significativa y consistente a lo largo de la UE, el 71% de los encuestados, estuvo de acuerdo (45% "totalmente de acuerdo" y 26% "tiende a estar de acuerdo") con la afirmación de que los peces pueden sentir dolor. Este porcentaje se elevó hasta el 77% en la República Checa, el más alto de todos los países sondeados. Además, el 60% de los europeos cree que los peces sienten emociones negativas como el miedo, y otro 60% los considera seres sintientes. Aunque hay más dudas sobre su inteligencia (51% de acuerdo) o su capacidad para sentir emociones positivas como el placer (45% de acuerdo), la tendencia general es de un reconocimiento creciente de su complejidad interna. Esta comprensión intuitiva y cada vez más informada de la sintiencia animal trasciende las barreras interespecie y sienta las bases para una mayor exigencia ética.
El momento del sacrificio, uno de los puntos más críticos y a menudo más brutales en términos de bienestar animal, también genera una honda preocupación ciudadana una vez que se les expone la cruda realidad. Como se mencionó, menos de la mitad (39%) de todos los encuestados en la UE sabía que la mayoría de los peces de piscifactoría no son aturdidos antes de la matanza. Al ser informados y preguntados sobre si se debería legislar para exigir el aturdimiento, un contundente 70% de los europeos afirmó que el aturdimiento (dejar inconscientes a los animales acuáticos antes del sacrificio) debería ser un requisito legal obligatorio. Este dato representa un rechazo masivo y claro a las prácticas actuales de matanza inhumanas, como la asfixia prolongada en aire o en hielo, o la evisceración y el desangrado de animales plenamente conscientes. La ciudadanía, cuando se le presenta la información, no tolera esta crueldad.
La preocupación por el bienestar también se extiende a otras áreas, como la venta de animales vivos. Una mayoría de ciudadanos (61% para peces y langostas, 60% para cangrejos) opina que la venta de estos animales acuáticos vivos directamente a los consumidores debería prohibirse. El apoyo a esta prohibición es particularmente alto en países como Alemania (70% para peces, 71% para langostas), Italia (70% para peces, 71% para langostas) y Polonia (69% para peces, 66% para langostas).
Además, los ciudadanos europeos tienen claras expectativas sobre el uso de fondos públicos en la acuicultura. Una abrumadora mayoría considera que, si se utiliza dinero público para financiar este sector, debería haber un registro público que explique cómo se gasta ese dinero (88%). De forma aún más crucial para el bienestar animal, el 86% cree que el dinero público solo debería apoyar a aquellas piscifactorías que aseguren un alto nivel de bienestar animal, y el 79% opina que solo debería destinarse a granjas que sean sostenibles. La demanda de que los fondos públicos se dirijan exclusivamente a granjas que garanticen altos estándares de bienestar animal es especialmente pronunciada en Francia, Alemania e Italia.
Las decisiones de compra, aunque influenciadas por múltiples factores, también comienzan a reflejar este creciente deseo de un trato más ético. Una abrumadora mayoría, 9 de cada 10 encuestados (un 93%, sumando el 23% que pagaría "considerablemente más", el 45% que pagaría "un poco más" y el 25% que "le gustaría comprar pero no podría pagar extra"), expresó que le gustaría poder comprar pescado criado en mejores condiciones de bienestar. Solo un 7% afirmó que no pagaría ningún extra por productos de mayor bienestar. Además, más de dos tercios (69%) manifestaron su deseo de que los productos pesqueros incluyan un etiquetado de bienestar claro y comprensible que refleje fielmente cómo fue criado y sacrificado el pez. Esto señala no solo una demanda insatisfecha, sino también una oportunidad para que la industria y los reguladores adopten la transparencia y la responsabilidad como valores fundamentales.
Reineke Hameleers, CEO de Eurogroup for Animals, valoró estos hallazgos con esperanza y urgencia: "A pesar de ser criados por miles de millones, de los extensos estudios que destacan su sintiencia, y de la demanda ciudadana de una mejor protección, los peces continúan siendo pasados por alto. Esperamos que la próxima revisión de la legislación de bienestar animal de la UE incluya medidas específicas para cada especie que protejan sus necesidades y mejoren significativamente las condiciones de bienestar en la acuicultura de la UE". Por su parte, la Dra. Natasha Boyland, Asesora Senior de Investigación y Política (Animales Acuáticos) en Compassion in World Farming, añadió: "Nuestra nueva encuesta muestra que la abrumadora mayoría de los ciudadanos de la UE encuestados se preocupa por el bienestar de los peces de granja. Sin embargo, muchos desconocen la crueldad que se puede infligir durante la cría y el sacrificio, y además, que todo esto ocurre dentro de la ley. Los peces, como todos los animales criados en tierra, son seres sintientes que necesitan protección legal para minimizar su sufrimiento. Ahora instamos a la Comisión Europea a responder a las preocupaciones de los ciudadanos e introducir leyes específicas para los peces en consecuencia".
Clamor por un cambio de normativa
La actual y flagrante ausencia de legislación específica de la UE que proteja integralmente el bienestar de las más de 70 especies de peces actualmente criadas comercialmente es una laguna legal intolerable y una vergüenza ética para un bloque que presume de altos estándares. Como señala un reciente estudio de la Universidad de Cambridge, la inmensa mayoría de los peces de piscifactoría a nivel global carecen de cualquier tipo de protección legal específica en el momento crítico del sacrificio, y las certificaciones de "bienestar" o "sostenibilidad" existentes apenas cubren un porcentaje anecdótico e irrisorio de la producción total. Esta situación de desamparo absoluto debe revertirse de manera inmediata mediante la adopción y, fundamentalmente, la rigurosa aplicación de normativas robustas, detalladas y específicas para cada especie. Esto incluye, como mínimo indispensable:
- Establecimiento de densidades máximas de población científicamente fundamentadas: Reducir drásticamente el hacinamiento actual para permitir comportamientos naturales esenciales, disminuir los niveles de estrés crónico, reducir la agresión y frenar la rápida propagación de enfermedades y parásitos.
- Garantía de una óptima calidad del agua y enriquecimiento ambiental significativo: Asegurar de forma constante parámetros vitales como niveles adecuados de oxígeno disuelto, limpieza (bajos niveles de amoníaco, nitritos, etc.), temperatura estable y apropiada para la especie, y espacio suficiente. Además, es crucial la inclusión de estructuras, sustratos o elementos que permitan a los peces expresar comportamientos naturales como esconderse, explorar o interactuar socialmente de forma no agresiva.
- Prohibición taxativa de prácticas crueles y manejo negligente: Eliminar por completo el ayuno prolongado e innecesario (especialmente si no está justificado por razones veterinarias estrictas y supervisadas), el manejo brusco que causa lesiones y pánico, y cualquier tipo de mutilación (como el corte de aletas) realizada sin anestesia ni analgesia adecuadas.
- Aturdimiento obligatorio, eficaz e inmediato antes del sacrificio, seguido de un método de matanza que asegure la muerte rápida mientras están inconscientes: Implementar y hacer cumplir de forma rigurosa métodos de aturdimiento científicamente validados y específicos para cada especie (como el aturdimiento eléctrico percusivo o el aturdimiento eléctrico en baño de agua en condiciones óptimas) que aseguren la pérdida de conocimiento de forma inmediata y mantenida hasta que la muerte se produzca por un método humanitario posterior. Se deben prohibir explícitamente métodos inhumanos como la asfixia en aire o en hielo, la evisceración en vivo, la decapitación sin aturdimiento previo o el uso de CO2 y baños de sal como métodos primarios de sacrificio debido al sufrimiento extremo que infligen. El 70% de los europeos apoya esta medida legislativa.
- Inversión pública y privada en investigación continua sobre el bienestar de los peces: Fomentar y financiar la investigación científica independiente para comprender mejor las necesidades y las capacidades de las diferentes especies de peces, y para desarrollar y validar métodos de cría, manejo, transporte y sacrificio cada vez más humanitarios y respetuosos.
- Implementación de un sistema de etiquetado de bienestar animal claro, honesto, obligatorio y fácilmente comprensible: Proporcionar a los consumidores información veraz y transparente directamente en el producto sobre cómo han sido criados (por ejemplo, densidad, enriquecimiento, uso de antibióticos) y sacrificados los peces. El 69% de los ciudadanos de la UE desea ver información sobre cómo se crió y mató el pez en la etiqueta de todos los productos pesqueros. Esto permitiría a los consumidores tomar decisiones de compra informadas y alineadas con sus valores éticos, incentivando a la industria a mejorar sus estándares. Actualmente, el conocimiento sobre las etiquetas de certificación existentes es pobre; por ejemplo, respecto al sello ASC (Aquaculture Stewardship Council), un 40% cree que garantiza requisitos estrictos de bienestar, mientras que un significativo 28% simplemente "no sabe" qué implica. Es más, muchos ciudadanos (56%) asocian erróneamente el término "sostenible" en un producto pesquero con que el pez fue mantenido en condiciones que le permitieron exhibir todos sus comportamientos naturales, y un 47% cree que significa que fue sacrificado rápida e indoloramente, asociaciones que no siempre se cumplen en la realidad.
"Hacemos un llamado urgente y apasionado a toda la ciudadanía para que se una a nuestra voz y a la de millones de europeos que ya no toleran esta crueldad silenciosa. Les instamos a firmar nuestra petición en GranjasDePeces.org", enfatiza con vehemencia Gascón. "Con esta campaña de movilización ciudadana, exigimos a la Unión Europea y a los gobiernos nacionales que tomen medidas drásticas y sin precedentes: o bien se inicia un proceso claro y con plazos definidos para el cierre progresivo de las piscifactorías intensivas tal y como las conocemos hoy, transicionando hacia sistemas verdaderamente sostenibles y de bajo impacto, o se implementan de forma inmediata, obligatoria y rigurosamente supervisada normativas que garanticen un nivel de bienestar animal radicalmente superior para todos los peces".
En conclusión, el grito hasta ahora silencioso y ahogado de los miles de millones de peces que sufren y mueren cada año en las granjas acuáticas ha comenzado, por fin, a ser escuchado por una ciudadanía europea cada vez más consciente, informada y empática. La abrumadora demanda popular de una mayor protección, de un trato más digno y de un bienestar real para estos seres sintientes ya no puede ser ignorada ni postergada por más tiempo por nuestros representantes políticos ni por la industria. Es imperativo y urgente que los legisladores de la Unión Europea y sus estados miembros actúen con la valentía, la determinación y la celeridad que la magnitud de esta crisis ética exige, transformando las leyes para que reflejen tanto la sólida evidencia científica sobre la sintiencia y las necesidades de los peces como los valores éticos fundamentales de sus ciudadanos.
Paralelamente, cada uno de nosotros, como individuos y como consumidores, tiene la responsabilidad moral y la maravillosa oportunidad de contribuir activamente a este cambio positivo a través de nuestras decisiones diarias, optando por la compasión y la coherencia en nuestros platos. Solo así podremos empezar a saldar la enorme deuda moral que tenemos con los olvidados, maltratados e invisibilizados habitantes acuáticos de nuestro planeta y avanzar hacia un futuro donde el respeto genuino por todas las formas de vida sintiente sea la norma incuestionable, y no la excepción a regañadientes.
La acción es urgente; el momento de alzar la voz y actuar con determinación es ahora. Firma la petición en GranjasDePeces.org y explora el camino hacia una alimentación más compasiva en Hazteveg.com. El cambio está en nuestras manos.
Referencias:
- Información basada en el resumen del artículo de Cambridge University Press "Estimating global numbers of farmed fishes killed for food annually from 1990 to 2019" por Mood, A. et al. (2023).
- Sapience (Septiembre 2024). Public attitudes towards aquatic animal welfare. Encuesta preparada para Eurogroup for Animals y Compassion in World Farming. Diapositiva 3.
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