Ilmo. Sr. Don Emilio Álvarez, alcalde de Tordesillas:
Me dirijo a usted para comunicarle mi más profunda decepción y estupor en conocer que en las fiestas mayores en honor Nuestra Señora la Virgen de la Peña, patrona de la villa y tierra de Tordesillas, se organiza un evento el cual consiste en que jinetes armados con garrochas y mozos con lanzas persigan a un toro hasta matarlo a lanzadas.
Es tremendamente lamentable que una villa que debería ser conocida en todo el Mundo porqué en ella se firmó uno de los tratados más importantes de la Historia Universal, termine siendo conocida por ser una villa donde se conserva un vergonzoso reducto de barbarie, en un país, que en teoría, es de los más civilizados del Mundo.
Todos los países que hoy cualificamos como sociedades ejemplares, han pasado, en tiempos pretéritos, por estados de salvajismo y barbarie. En aquellos tiempos la barbarie más espeluznante era considerada como algo natural e incluso se podía hacer una diversión de ella. Si hoy podemos dar gracias de que tantas y tantas atrocidades que para nuestros ancestros eran normales, pero que para nosotros son barbarie del pasado, es porque los pueblos se han civilizado a medida que han abandonado sus costumbres y tradiciones crueles.
Según el libro El Toro de la Vega de Jesús López, tal evento conmemora la estancia la de Reina Doña Isabel I, la Católica, verso 1494, en la villa de Tordesillas. Esta visita tan selecta dio lugar a la hazaña de Hernando de la Vega, el cual mató un toro ante la reina. Des de entonces ustedes reproducen la hazaña de este caballero. Seguramente, Hernando de la Vega se sentía muy orgulloso de su hazaña, pero él fue un hombre que vivió hace unos cinco siglos. Además, es posible que desconociera que la Reina Doña Isabel I, la Católica, no era ninguna devota de las corridas de toros, aunque en sus tiempos, esta tradición ya se encontraba muy arraigada y no se sentía capaz de mandar su prohibición. Doña Isabel en un carta a su confesor Hernado de Talavera manifestó su repulsa con estas palabras: “de los toros sentí lo que vos decís, aunque no alcancé tanto; más luego allí propuse con toda determinación de nunca verlos en toda mi vida, ni ser en que se corran y no digo prohibirlos porque esto no es para mí a solas.”
Por otro lado, las fiestas de Tordesillas se hacen en honor a Nuestra Señora la Virgen de la Peña, patrona de la villa y tierra de Tordesillas. Permítame que me extrañe de esto, ya que por sentido común, el hecho de que se haga un espectáculo lanceando a un toro, haciéndole morir de manera cruel no es, precisamente, parte de los valores cristianos, ya que esto es contrario a la caridad y a la compasión. Tengan presente, que los primeros cristianos de Occidente fueron los primeros mártires que sufrieron ser utilizados como víctimas en espectáculos crueles.
Es por estas razones que el Toro de la Vega debería formar parte del pasado, como las ejecuciones públicas, las operaciones sin anestesia, los privilegios feudales, los castigos físicos... Por ser fiestas en honor a una virgen, este evento es incompatible con los valores compasivos de la caridad cristiana y como espectáculo conmemorador de la visita de la reina Isabel I, la Católica, sepan que esta reina, no era partidaria de las corridas de toros.
Cordialmente,
Helena Escoda Casas
Coordinadora del área del uso de animales en entretenimiento y tradiciones crueles
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