Panteras y grandes felinos son presa fácil de los cazadores durante la pandemia en Colombia

Los cazadores ilegales no se han hecho esperar, mientras los guardabosques y los protectores de la fauna silvestre se encuentran en cuarentena, ellos aprovechan para cazar a los grandes felinos.

01 julio 2020
Colombia.

Colombia es uno de los países más biodiversos del mundo, pero su legislación es de las más débiles. Durante esta cuarentena, las autoridades ambientales han bajado la guardia lo que ha dado vía libre a los cazadores ilegales, explicó Esteban Payán, de la Fundación Panthera, que estudia la vida de grandes felinos.

“Generalmente en un año recibimos entre 4, 6 y hasta 8 registros de cacería anual de jaguar o de puma. Solo en las primeras semanas de la cuarentena había 5 Jaguares cazados, 1 puma y 3 tigrillos”, indicó el director regional para América del Sur de Panthera.

Así pues, jaguares, pumas, tortugas, osos, aves y otros animales salvajes, llevan más de tres meses en la mira de los criminales. Pero no solo los cazadores son el único problema, el trabajo pedagógico con los campesinos que promueve el cuidado ambiental y de los animales, también se está viendo afectado.

“Mucho del trabajo nuestro, sobre todo con felinos, requiere trabajar con la comunidad. Claro, el reto ahora es: ¿Cómo llegamos remotamente allá, donde no hay computadores, donde la señal de internet casi no existe, donde no hay señal de celulares? Lo que creemos que ha pasado ahora en cuarentena es que ha aumentado la cacería incidental, es decir, que salen a cazar roedores para comer y se encuentran un felino y le disparan por miedo, por malas prácticas”, mencionó Payán.

Pero la ignorancia y el lucrativo negocio del tráfico de fauna silvestre no solo generan desequilibrios en los ecosistemas, también representan un peligro para la salud pública, problemas epidemiológicos, como el que hoy estamos padeciendo, comenta Erwin Palacios, biólogo de la ONG Conservación Internacional.

“Muchas veces pensamos que el problema solamente es la caza ilegal y el comercio de fauna silvestre para consumo, pero no, también lo es el comercio de fauna legal, que es peligroso porque prácticamente ningún país del mundo tiene un control realmente serio de esas especies que pueden ser importadas de uno u otro país, si pueden traer enfermedades”, indicó el director de Estrategias Participativas de Conservación.

La humanidad se comienza adaptar a esta extraña normalidad de vivir con el virus, pero para los animales, es la llegada transitoria de aquella especie por la que han sido sometidos, esa especie enferma que aún no ha entendido que debe replantear su relación con la naturaleza o estará condenada a desaparecer.
 

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